La solución "holandesa" para acabar con el problema del alquiler: clases en neerlandés en las universidades
Aunque los Países Bajos son el país de la UE con mayor proporción de vivienda social sobre el total -el 30% del total, según Eurostat-, el problema de la vivienda, y en especial del alquiler, que padecen no es menor. Los alquileres en el sector privado -alrededor del 15% del parque total de viviendas del país- se han disparado. Una habitación individual en una casa compartida en Ámsterdam cuesta 950 euros al mes; un piso de una cama, 1.500 euros o más; uno de tres camas, 3.500 euros. Pero recurrir a la vivienda social tampoco es solución para muchos porque la lista de espera para conseguir una de estas viviendas puede llegar a los siete años.
Como España, Países Bajos sufre un problema de falta de oferta y exceso de demanda. En lo que respecta a los que buscan vivienda, hay un aspecto concreto que ha repercutido negativamente en el mercado de la vivienda local en los últimos años: el crecimiento exponencial de estudiantes extranjeros que optan por los Países Bajos para su carrera.
El atractivo de muchas de sus universidades es que imparten las clases en inglés. Y ese es, precisamente, el incentivo que han quitado a los estudiantes para «echarlos» de los Países Bajos al empezar a impartir algunas sus clases en neerlandés.
Al interponer una barrera idiomática, han «expulsado» -y con éxito, como resaltó hace unos días José García-Montalvo, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), durante un acto de Tecnocasa- a parte de la demanda que estaba presionando el mercado del alquiler.
Para atajar el problema de la oferta, el Gobierno neerlandés ha lanzado un plan para construir un millón de viviendas hasta el año 2030, de las que dos tercios serán asequibles. También ha puesto en marcha la denominada Ley de Alquiler Asequible para regular los precios y toparlos a un máximo de 1.157 euros en función de su valor. Una medida que no estaría teniendo los efetos deseados. En octubre, el presidente del Banco Central de los Países Bajos, Klaas Knot, solicitó que se retirase y aseguró que la medida había reducido la oferta un 38% sin evitar que los precios sigan subiendo. «Es difícil emitir un juicio positivo sobre esta ley», dijo Knot, «pero sí, ya se sabe el dicho, es mejor dar marcha atrás a mitad de camino que extraviarse por completo».