Un parque para José María Carrascal
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El nombre de José María Carrascal, uno de esos periodistas de leyenda, está ya presente en el callejero de la capital. El Ayuntamiento de Madrid decidió en diciembre, como reconocimiento a la figura del columnista de ABC , fallecido en 2023, bautizar con su nombre uno de los parques del que fue su barrio, La Paz. Y fue precisamente en este rincón verde entre las calles de Ginzo de Limia y la avenida del Cardenal Herrera Oria, al lado de la colonia Ciudad de los Periodistas, donde ayer se citaron decenas de familiares, compañeros, amigos y vecinos para homenajear a un informador que «hizo de la bondad una forma de conducirse en la vida personal y profesional», recordó el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida. El primer edil, que presidió el acto acompañado de José Antonio Martínez-Páramo, concejal del distrito de Fuencarral-El Pardo , fue el encargado de desvelar junto a la hermana de Carrascal, María Teresa, y su sobrino Javier, la nueva placa del parque José María Carrascal. Vestido con una de las recordadas corbatas de su tío –que después ha regalado como recuerdo a Almeida–, Javier Carrascal empezó su discurso disculpándose por «no tener un verbo fácil», pero agradecido por ver a tantos compañeros y herederos profesionales de su tío entre los asistentes, entre ellos una quincena de periodistas de esta Casa, encabezados por Julián Quirós, director de ABC, Soledad Luca de Tena, consejera de Vocento, su hermana Catalina Luca de Tena y Bieito Rubido, exdirector del diario. Asimismo, acudieron a este homenaje otros muchos profesionales de los informativos de Antena 3 –como Vicente Vallés y Matías Prats–, donde Carrascal creó escuela al introducir en la pequeña pantalla los editoriales y el análisis. Y sus coloridas corbatas, claro. La vocación de su tío, comenzó Javier Carrascal, nació en casa, cuando sus padres, maestros de profesión, le pedían escribir redacciones sobre lo cotidiano. Sin embargo, el primer oficio de Toni , como le llamaba su familia, fue el de marinero. Pero pronto se dio cuenta de que esa férrea disciplina no era para él, que había heredado de su padre «su perfeccionismo, rigurosidad y afán por el trabajo bien hecho» y de su madre «su independencia». Por eso, cuando vio un anuncio que buscaba profesores de español para mudarse a Alemania se fue para allá. En Berlín empezó a escribir sus primeros textos para periódicos –«costumbristas, como uno que contaba que los alemanes usaban edredón y no sábanas», reconoció Javier– y conoció a su gran amor, Ellen. Estuvo a punto de ser corresponsal en Moscú, pero el destino lo llevó a Nueva York, «donde fue el primer periodista español que entrevistó personalmente a un presidente de Estados Unidos, a Ronald Reagan, una de las entrevistas de las que más orgulloso estaba», afirmó su sobrino, que acabó emocionó a una audiencia mucho más acostumbrada a ser escuchada. Pese a su incursión en la pequeña pantalla, el también ganador del premio Nadal por la novela 'Groovy' siempre se sintió escritor . Sobre todo de periódicos. De hecho, por esta labor se le reconoció, entre otros, con los premios Cavia y Luca de Tena. «Si no escribía se moría», subrayó su sobrino. Y siguió haciéndolo hasta sus últimos días. De hecho, su última columna se publicó en las páginas de este diario la misma semana de su fallecimiento. «Su gimnasia mental eran los artículos. De hecho, el policía que fue a su casa cuando murió me dijo que nunca había visto tantos papeles sobre una mesa de trabajo», concluyó Javier, antes de leer las palabras que escribió el propio José María para el funeral de su hermano: «Se nos ha ido, pero las buenas personas viven eternamente». Y es precisamente esa bondad, así como su independencia frente al poder, la que volvió a destacar también Almeida, que comenzó su discurso con «la dificultad» que supone hablar detrás de un Carrascal. «Ahora, cualquiera que pasee por este parque le recordará como el extraordinario periodista y la buena persona que fue», apuntó el regidor, que confesó su admiración y gratitud a este vecino madrileño. «Así además de estar en el cielo, estará presente en nuestras calles».