Ejemplo a seguir
En tiempos de incertidumbre global, donde las políticas migratorias se endurecen y los desafíos económicos se multiplican, México ha dado un paso firme y sin precedentes en la integración laboral de nuestros connacionales repatriados de Estados Unidos. La coordinación entre el sector empresarial y el Gobierno ha permitido la apertura de más de 38 mil plazas laborales, un esfuerzo monumental que no solo busca mitigar los efectos del retorno forzado, sino que también sienta un precedente para América Latina.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en colaboración con la Secretaría de Gobernación, la Secretaría del Trabajo y diversas instancias estatales y municipales, ha logrado articular una respuesta eficaz y organizada para recibir a los mexicanos que regresan al país. En menos de dos semanas, 87 empresas han puesto a disposición del programa más de 38 mil empleos en sectores clave como manufactura, comercio y servicios. Este número representa el 76 por ciento de la meta inicial de 50 mil vacantes, lo que demuestra el compromiso y la capacidad de adaptación de la iniciativa privada en momentos cruciales.
Entre las compañías participantes destacan gigantes como FEMSA, Bimbo, Walmart, Coppel, Lala y Vitromex, que han habilitado programas específicos para la contratación de migrantes. Nuevo León lidera la lista de entidades con mayor número de vacantes, seguido de la Ciudad de México, el Estado de México, Jalisco y Querétaro. Esta distribución estratégica permite que quienes regresan puedan encontrar oportunidades de empleo cercanas a sus lugares de origen o en Estados con alta demanda laboral.
El portal del Servicio Nacional de Empleo (https://www.empleo.gob.mx/PortalDigital) ofrece información detallada sobre las vacantes disponibles, mientras que las empresas pueden registrar nuevas oportunidades a través de Conexión Empresarial (https://www.conexionempresarialpaisano.com/home). La difusión de estos mecanismos es clave para que la información llegue a quienes más lo necesitan y se logre una inserción laboral efectiva.
Más allá de los números, este esfuerzo conjunto es un ejemplo de cómo, en momentos de adversidad externa, la respuesta interna debe ser armónica y coordinada. Mientras algunos países construyen muros, México está construyendo oportunidades. Es una muestra de que el desarrollo y la estabilidad social no dependen solo del Gobierno, sino de la voluntad y el compromiso del sector privado para generar soluciones sostenibles.
Este modelo de integración laboral debería inspirar a otras naciones de América Latina a seguir el mismo camino. La región enfrenta desafíos migratorios similares, y la experiencia mexicana puede ser un referente sobre cómo la cooperación entre Estado y empresarios puede transformar crisis en oportunidades de desarrollo.