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Savater: el radicalismo de Sheinbaum no va con México

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Madrid.- Habla el principal filósofo vivo de lengua hispana:

¿Claudia Sheinbaum? “De izquierda radical”.

¿AMLO? “Un populista”.

¿Populismo? “Es la democracia de los ignorantes”.

¿Trump? “No es liberal”.

¿Democracia? “No va a desaparecer”.

La terraza del departamento de Fernando Savater es tan pequeña que al tomar notas da miedo tirar con el codo alguno de los libros que ocupan casi todo el espacio.

Eso sí, da el Sol y tiene dos sillas para conversar. Empezamos por lo inevitable: Donald Trump.

“Trump no es un liberal en ninguno de los sentidos clásicos de la palabra. El hecho mismo de que amenace con aranceles a todos los países es contrario a los principios del liberalismo. No es liberal. Va a entregar Ucrania. Le gustan los gobiernos fuertes, vociferantes. El hecho de que la persona que más le guste en política sea Putin, ya lo dice todo”, sostiene Savater.

-México está entre esa amenaza externa y el populismo gobernante que desmonta la democracia –le digo.

-Estuve muy cerca de México, iba seguido, ahora me he alejado, casi no salgo. AMLO ha sido un populista, y a la presidenta actual, Claudia Sheinbaum, llegué a conocerla. Cuando era jefa de Gobierno me pidieron ir a una reunión con ella –cuenta Savater, hace una pausa antes de dar su impresión:

“Me pareció igual que AMLO, pero en antipático”, dice.

-¿Cómo?

-Sí, AMLO por lo menos era simpático, ella no. Pero creo que es lo mismo. Su actitud (de Sheinbaum) es de una radical de izquierda. No va bien en un país como México, donde hay muchas cosas que corregir. Una postura de éstas, radicales, creo que no van. La violencia, luchar contra el narcotráfico. Las posturas radicales fomentan el narcotráfico en vez de acabar con él, a pesar de que quieran acabar con él –opina.

Cavila y agrega: “Me pareció un poco señorita Rottenmeier, ¿se acuerda?”.

-No –respondí.

-Esa impresión me dio. Una especie de maestra muy severa, que está convencida de su dominio de todo. Le llevé la contraria, amablemente, y me respondía como diciendo: ‘oiga, cómo me dice usted a mí eso’.

Le pregunto si la corona se debe disculpar con México, como lo pidió AMLO y luego la presidenta Sheinbaum.

“Esas son tonterías. Y llegar al punto de no invitar al rey a la toma de posesión, como si el rey Felipe VI fuera Pizarro, es una cosa completamente absurda. Esas son derivaciones para tapar otros problemas, es evidente”, sostiene.

-Quienes antes lo bañaban en elogios, don Fernando, ahora lo satanizan.

-Primero, uno va reflexionando un poco. Yo de joven fui antifranquista, y pasaba por ser izquierdista. Con el tiempo nos dimos cuenta que había personas antifranquistas que no eran demócratas. Les molestaba que en el poder estaba Franco y no ellos –toma una pausa, continúa como hablando para sí:

“Con el tiempo uno se va dando cuenta de que no se trata de poner el apellido de izquierda o de derecha, sino de encontrar una forma de gobernar, una forma de tolerar a la oposición, y sobre todo una forma de mantener unido al país. Lo que no se puede es que, para mantenerse en el poder, un señor como Pedro Sánchez favorezca a los separatistas catalanes, a los separatistas vascos, favorezca a todos los que conspiran contra la unidad del país. Eso es jugar con dinamita”.

-Usted está excomulgado (por la izquierda).

-Sí, estoy excomulgado. He hecho lo que he podido y así me ha ido. El País, el periódico, no es ni mucho menos lo que era cuando empezó, cuando yo estaba ahí. Pero también es verdad que yo tampoco soy el mismo. Veo que El País se ha vendido completamente al poder, pero también me he dado cuenta que quienes estábamos adentro no nos habíamos dado cuenta hasta qué punto nos íbamos deslizando hacia esto que ahora hay.

-La democracia, ¿está en proceso de extinción?

-No, la democracia es invencible, pero demasiado flexible. Una vez conocida no va a desaparecer. Pero si todos se brincan las reglas ocurre como en un juego de futbol en que todas son faltas, no hay sanciones y siguen, los espectadores pierden interés en el juego.

-¿Venezuela?

-Ahí hay un mal ejemplo para el mundo. Se hacen unas elecciones, se cuentan los votos, gana la oposición y aun así el señor (Maduro) sigue gobernando como si hubiese ganado él, es un mal ejemplo porque en otros lugares dirán: ¿para qué vamos a jugar a la democracia si al señor que queremos quitarnos de encima no se va a ir. Es como los referéndums en tiempos de Franco. Pasara lo que pasara Franco iba a seguir gobernando –concluye.

-¿El futuro de la Unión Europea?

-Curiosamente Trump le podría venir bien a la UE porque al mostrarse como un claro antagonista, se retira la tutela de que Estados Unidos va a resolver nuestras querellas, nuestras fallas. Es una oportunidad para Europa. Vamos a intentar reforzarnos porque este señor (Trump) no va a ser nuestro soporte. Esa va a ser la prueba de fuego –dice.

-¿Cuál será la prueba de fuego? –pregunto.

-Si se abandona a Ucrania o no. Trump va a proponer una solución que consiste en reconocer la invasión de Rusia en una serie de territorios ucranianos. Forzar un alto al fuego que mutila a Europa. Y Europa se había comprometido a no aceptar un alto al fuego que mutile a Ucrania. Si EU se retira, Europa debe decir ‘vamos a aumentar nuestro apoyo a Ucrania’. Pero si decimos: como ya se retira Estados Unidos no hay nada más que hacer, eso hundirá a Europa –dice.

-Usted ha hablado de la falsa política social del actual gobierno español, pero es un mal muy extendido, y se lo digo con la mente puesta en México, don Fernando.

-Cada país tendrá sus aspectos, pero la democracia es ineficaz si no va acompañada de educación. El populismo es la democracia de los ignorantes. En un país en que 60 o 70 por ciento es ignorante, la gente va a votar por lo que le digan. La democracia exige unas garantías de que los ciudadanos saben lo que están haciendo. Por eso muchos aquí hemos luchado porque hubiera una educación cívica, que haya una prensa independiente, que no sea para lamerle las botas al gobierno. Uno hace lo que puede –concluye.