Ciudad Gobierno fue puritico cuento
El tan cacareado proyecto de Ciudad Gobierno que este gobierno quería ejecutar saltándose leyes y controles se volvió puritico cuento. A lo mejor, en Zapote ya nadie se acuerda del tema.
Tal parece que la iniciativa fue de interés para Casa Presidencial mientras le proporcionó combustible para atizar su campaña de desprestigio contra la Contraloría General de la República.
También le sirvió como excusa para impulsar las tres fallidas versiones de un ornitorrinco jurídico que bautizaron como "ley jaguar“, pero que siempre transpiró un tufo a gato encerrado.
La insistencia del gobierno con estos textos obligó a despilfarrar tiempo pagado por los contribuyentes para que la Asamblea Legislativa, la Sala IV y la Contraloría revisaran sus disparates.
Era de esperar que una reforma concebida para facilitar las contrataciones a dedo y restar facultades a los órganos fiscalizadores no soportara el rigor de una evaluación a fondo.
Por ello, vistos los últimos dos años desde el retrovisor, queda la sensación de que todo este asunto de Ciudad Gobierno fue una cortina de humo para desviar la atención.
Esa sería una explicación razonable para el viraje dado por la administración Chaves sobre una propuesta que primero elevó al rango de proyecto estrella y que luego desterró al archivador.
Mucho habló el presidente Rodrigo Chaves sobre los miles de millones de colones en alquileres que se ahorraría el erario público con la construcción de un complejo para los edificios del gobierno.
Sin embargo, nunca justificó técnicamente por qué decidió enterrar la propuesta que el anterior gobierno dejó muy avanzada y tampoco quiso acoger las recomendaciones que le dieron para rectificar el camino.
Es inevitable reparar en las similitudes con otros grandes proyectos que quedaron atrapados en la dimensión desconocida, como el tren eléctrico, el hospital de Cartago o la carretera a Caldera.
Se supone que Ciudad Gobierno se iba a construir en el centro de San José, en una amplia área donde se encuentran la sede del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y otras propiedades.
Los charrales y los rótulos abandonados que hay en algunos de esos terrenos evidencian que el gobierno perdió interés en el proyecto. Claro, también queda la duda sobre si realmente alguna vez lo tuvo.