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Jenni Hermoso se reafirma en el juicio: "No me sentí respetada. Me estaba besando mi jefe y no es algo normal"

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Jenni Hermoso ha reiterado en el juicio a Luis Rubiales por agresión sexual y coacciones que el beso que le dio el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante la entrega de medallas tras la final del Mundial ganado por España el 20 de agosto de 2023 en Sídney (Australia) no fue consentido. La jugadora internacional ha asegurado en la Audiencia Nacional, en la primera sesión de la vista oral, que no le dio permiso para que le diera "un piquito" y que Rubiales le "faltó al respeto".

La actual futbolista de Tigres ha asegurado ante el magistrado José Manuel Fernández-Prieto, juez central de lo Penal del citado tribunal, que en el pasillo de autoridades, tras saludar a la Reina Letizia, Rubiales le felicitó por el triunfo. "La que hemos liado", le dijo ella. Se abrazaron, ha recordado, "y lo siguiente fue sus manos en sus orejas y el beso". Le cogió la cabeza "con fuerza", ha recordado. "Sentí que estaba fuera de contexto totalmente. Sabía que me estaba besando mi jefe y esto estaba fuera de lugar", ha afirmado la futbolista, que ha dicho que se sintió "poco respetada" en su integridad como mujer. "Mancharon uno de los momentos más importantes de mi vida". "Se faltó el respeto a mi persona", ha mantenido.

Respecto a la fuerza que imprimió Rubiales para atraerla hacia sí, explicó: "Dado la descompensación de peso, él cuando se sube me tengo que mantener fuerte para sostenernos". La futbolista internacional ha negado que el entonces presidente de la RFEF le pidiese permiso para darle "un piquito". "En ese momento ni escuché ni entendí nada", ha dejado claro antes de precisar que si se lo hubiera pedido se habría negado. "No me sentí respetada. Me estaba besando mi jefe y no es algo normal".

Hermoso ha asegurado nada más tomar la palabra que "desde el primer día" tenía decidido denunciar los hechos penalmente. "Hablé con mis abogados con urgencia", ha detallado, antes de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional le ofreciese ejercer acciones penales contra Rubiales. A preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional Marta Durántez, ha negado que decidiese denunciar condicionada por el Ministerio Público.

A preguntas de la fiscal, ha explicado que solo se da un beso en los labios con personas de confianza "cuando yo decido hacerlo". "Nada más bajar supe que eso no había sido normal". "Ostia tía me ha besado Rubiales en la boca", le confesó a Alexia Putellas tras lo sucedido. "Joder qué fuerte", le comentó sorprendida su compañera. "¿Tuvo usted capacidad de reacción para decir no, para apartarse?", le ha preguntado la representante del Ministerio Público. "No", ha insistido. Normalmente, cuando no conoce a una persona le da "un beso a la mejilla".

"Ya sabes que va a caer"

Según ha afirmado, tras la entrega de medallas le llamó Ana Álvarez, responsable de Marketing y enlace con la Federación, en uno de los pasillos del estadio y le comentó que "se estaba liando" en redes sociales y que había que pararlo de alguna manera. Ella le trasladó: "Ya sabes que va a caer". Pero la dirigente federativa achacó lo sucedido a un momento de "efusividad".

Durante la celebración en el vestuario, ha explicado, "no procedía" que estuviera "llorando" porque sus compañeras "no habían tenido nada que ver y llevábamos mucho tiempo preparándonos para ser campeonas del mundo". "Quería que todo el mundo pudiera celebrarlo", ha recordado. "Era un momento para seguir disfrutando. Seguía comiendo, seguía bebiendo, quería emborracharme, como cualquier futbolista que ha sido campeón mundial". Pero su sensación era agridulce, ha reconocido. "Estaba en una situación que nunca elegí, no imaginé que en el mayor momento de mi carrera estaría pensando por qué me ha pasado esto a mí".

En el autobús camino al aeropuerto, le reclamaron "Jenni baja, Jenni baja" y le mostraron un comunicado con la versión de Rubiales sobre lo sucedido, achacando el beso a su amistad de años y a la efusividad del momento. Ella "no estaba de acuerdo" y se encontraba a esas alturas "muy atosigada". "Haced lo que queráis", terminó diciéndoles. "Me estaban haciendo sentir como partícipe de algo que no había hecho", ha justificado su actuación, aunque matizó que trasladó a sus compañeras que "no le había gustado lo que había pasado".

En un momento, ha afirmado, su compañera Irene Paredes cortó algunos los comentarios jocosos recordando a sus compañeras que lo que había sucedido era grave.

Esas supuestas presiones, ha relatado, siguieron en el viaje de regreso a España. En la escala en Doha, coincide con Rubiales en el baño y él le pide "que por favor le ayude y haga un vídeo con él porque le están llamando acosador. Le dije que no, que si quería lo hiciese él. Me lo pidió por favor por sus dos hijas que venían en el avión llorando. Me comentó que a su novia no le había molestado, porque lo veía normal". Según ha explicado, le hizo un comentario que le molestó mucho: "A ti y a mí nos gusta lo mismo".

Tras su negativa, Rubiales le trasladó que hablaría con su familia. Y varias de sus compañeras le insistieron en que no grabase el vídeo que le pedía el presidente de la RFEF. Ella se derrumba y no puede evitar las lágrimas. De vuelta al avión, ha explicado que el seleccionador Jorge Vilda habló con su hermano, Rafael Hermoso, para intentar que accediera a grabar el vídeo exculpando a Rubiales, por lo que "se me compensaría de alguna manera".

"Recibí amenazas de muerte"

Hermoso ha contado que si restó importancia a lo sucedido en una entrevista radiofónica en la Cope fue porque estaba "en modo campeón del mundo", aunque ha precisado que le dejó claro que "no me había gustado".

Respecto a la reacción de Vilda, la futbolista ha contestado que "nadie" se le acercó "ni a preguntarme cómo estaba, ni Jorge Vilda". "Me sentí totalmente desprotegida. La Federación tenía que ser mi lugar seguro pero nadie vino a decirme si necesitaba algo". "Me sentí absolutamente sola".

En otro momento, ha recordado, la capitana de la selección, Ivana Andrés, le comenta que a ella también le habían pedido que como capitana hiciera un vídeo con él para "apaciguar las aguas", por lo que le pidió que no hiciera nada.

Una vez en Madrid, ha asegurado, sufrió una presión mediática. "Prácticamente tengo televisiones debajo de mi casa 24 horas, gente siguiéndome... Me tengo que ir de Madrid con toda mi familia. Por un momento sentí miedo de ir por la calle por si alguien me estaba siguiéndome. Recibí amenazas de muerte. Nos tuvimos que ir". "Hasta el día de hoy sigo diciendo que mi vida cambió desde ese momento, ha estado en stand-by". Y ha referido que ha tenido que recibir ayuda psicológica. "Estoy luchando todo el tiempo", ha susurrado. "Estar en España y en Madrid era insostenible y en México (donde jugaba entonces) encontré una forma de protegerme más a mí misma".

Librar a Rubiales "del mayor marrón de su vida"

Respecto al viaje a Ibiza, ha afirmado que Rubén Rivera, entonces jefe de Marketing de la RFEF, le dio el teléfono del responsable de Integridad de la Federación, Miguel García Caba, para que hablase con él respecto a la investigación interna sobre los hechos. "Me dijeron que hiciera unas declaraciones para rellenar un protocolo de la Federación", ha recordado. "Decidí dejarlo y no supe nada más de García Caba". Encontrándose en un hotel viendo el atardecer, Rivera volvió a insistir y le dijo que estaba Albert Luque y quería hablar con ella. Le escribió un mensaje para dejarle claro "que no quería hablar de eso con él". Rivera se lo pidió de nuevo "y ahí me harté y le mandé un audio a mi agencia para que dejasen de venir a mí y a mi amiga Ecu". "Para que te den la tabarra a ti, prefiero que me estén contando a mí todo", le dice su amiga Ana Ecube. "Entonces les digo que me dejen en paz porque no aguanto más".

Desde que llegó a la isla, ha recordado, la situación era "demasiado abusiva" debido a la insistencia de los altos cargos de la RFEF. Rivera, ha matizado, era del entorno de confianza de Rubiales, al igual que Albert Luque, quien le pidió mediante un mensaje de texto que "como amigos" le dedicase "dos minutos", pero finalmente ella le dijo que no quería hablar con él. "Me venía a hablar del mismo tema y decidió que no iba a hablar con él por muy amigo que fuese".

Posteriormente, vio los mensajes que Luque había remitido a su amiga Ecube "deseándome lo peor en la vida por no haber querido quitar a Rubiales el mayor marrón de su vida". "Me dijo que después de todo lo que había hecho por mí Rubiales debería haberle ayudado. Todas sus palabras eran bastante desagradables teniendo en cuenta que según él era su amiga". Le dijo, ha explicado que era una persona "que no se merecía nada bueno y que no contara nunca más con él".

Según ha recordado, tras el incidente no fue llamada a la selección nacional en la primera convocatoria tras el Mundial. "Jugaba prácticamente todo y por nivel deportivo no merecía no estar en la selección", ha afirmado. "Había sido campeona del mundo y me seguía preparando".

El beso le dio "asco"

A preguntas de su abogado, Ángel Chavarría, Hermoso insistió en que, tras el beso en la boca de Rubiales, en todo momento fue "consciente de lo que había pasado", pero que para ella, como campeona del mundo, "era superimportante poder celebrarlo". Según la futbolista, Rubiales entró en el vestuario buscando "una situación distendida para intentar hacer ver que no había pasado nada, para contrarrestar lo que estaba pasando fuera". Ella cree así se intentaba "justificar". Según ha afirmado fueron "incontables" las veces que desde la RFEF le insistieron en que grabara el vídeo exculpando a Rubiales. "En ningún momento", ha recalcado, ha cambiado de opinión sobre la falta de consentimiento al beso de Rubiales.

Tenía una "buena relación" con Rubiales y tenía su teléfono, ha explicado a preguntas de la abogada del expresidente de la RFEF, Olga Tubau, pero a preguntas de la letrada ha afirmado no recordar que en algunos mensajes se despidiera de él con "un besote".

"Cuando él me agarra efusivamente de las orejas ya no oigo ni veo nada y lo siguiente ya fue el beso". "¿Hizo usted algún gesto de rechazo intentando apartar al sr. Rubiales?", le preguntó la defensa de Rubiales. "No". A su hermano, ha recordado, le comentó que el beso "le había dado asco", aunque ha explicado que tras el beso le dio unas palmadas en el costado. "Estoy en un acto protocolario y yo seguí el protocolo y seguí mi camino; eso no quiere decir que no sintiera ese arco, ese rechazo, por lo que había sucedido.

La letrada le ha recordado que al preguntarle una de sus compañeras sobre lo sucedido en los vestuarios -"¿Y qué has dicho?"-, ella respondió: "Pues vale". Y se ha referido asimismo al meme que le mostraron del beso de Iker Casillas a Sara Carbonero (en el Mundial de Suráfrica que ganó España en 2010). "Ahí sí que me río porque me hace gracia", ha reconocido aunque precisando que no restaba así importancia a lo sucedido. "No tengo que estar llorando ni sentada en el último asiento", se ha justificado. "Mi actitud no quita lo que yo siento", ha hecho hincapié. Y respecto a la "emoción" de Rubiales durante la celebración -para intentar justificar su comportamiento-, la futbolista ha replicado: "Todo el mundo estaba emocionado".

Hermoso ha afirmado respecto al hecho de que Jorge Vilda presionara supuestamente a su hermano para que ella respaldara a Rubiales que este hecho le dolió "mucho", pues tenía una buena relación con el entonces seleccionador, a quien conocía de hacía muchos años. Sin embargo, el abogado de Vilda, Luis Jordana, ha recordado a la futbolista que durante el interrogatorio del juez de instrucción, cuando se refirió a lo sucedido en el avión de vuelta a España, en cuatro minutos "ni menciona al sr. Vilda".

Orden de alejamiento de cuatro años

La Fiscalía pide dos años y medio de cárcel para Rubiales, por delitos de agresión sexual y coacciones, y año y medio de cárcel para los otros tres acusados: el exseleccionador Jorge Vilda; el director deportivo de la selección masculina de la Federación Albert Luque; y el exresponsable de Marketing de la RFEF Rubén Rivera. A estos tres últimos les imputa únicamente un delito de coacciones por sus supuestas presiones a la actual futbolista de Tigres y a su entorno familiar y personal para que sacase a Rubiales del atolladero mediático y dijese públicamente que el beso había sido consentido.

La teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, reclama también que el expresidente de la Federación indemnice con 50.000 euros a Hermoso y con otros 50.000 conjuntamente con el resto de acusados. Además, solicita a la Audiencia Nacional que sea inhabilitado para el ejercicio de su profesión durante el tiempo de su condena, que no pueda acercarse a menos de 200 metros de la jugadora internacional durante cuatro años y que esté sometido a libertad vigilada durante dos años tras cumplir la pena impuesta.

Según el relato de la Fiscalía, Rubiales "sujetó la cabeza de la jugadora con ambas manos, a la altura de los oídos", y de manera "sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora, le propinó un beso en los labios".

En cuanto a las supuestas coacciones, el Ministerio Público mantiene que estas se produjeron tanto tras la celebración del primer Mundial de la selección femenina como en el vuelo de regreso a Madrid y en el posterior viaje a Ibiza del equipo nacional como premio por el trofeo. La fiscal atribuye a Rubiales "actos constantes y reiterados de presión" sobre Hermoso, su familia y amistades para que "públicamente justificara" el beso, lo que provocó a la jugadora "una situación de hostigamiento que le impidió desarrollar su vida en paz, tranquilidad y libremente".

En esas presiones, sostiene la Fiscalía, Rubiales habría actuado "en connivencia" con los demás acusados, altos cargos cuya "privilegiada situación" en la Federación dependía "de la suerte que corriera" el en esas fechas presidente de la institución.

Fue Rubiales, continúa el escrito de acusación de Durántez, quien le pidió a Hermoso que saliese a hacer una declaración pública en la que mostrase su "aceptación" del beso, una actuación "con la que ella no estaba de acuerdo y que no tenía obligación alguna de hacer". De hecho, añade, de camino al aeropuerto "se le obligó a bajar precipitadamente" del autobús para que respaldase una nota de prensa redactada por orden de Rubiales "cuyo contenido no compartía" y que finalmente, pese a negarse a suscribirla, "fue remitida a los medios de comunicación".

"Situación de ansiedad e intenso estrés"

En el avión de regreso a España, según la fiscal de la Audiencia Nacional, Rubiales insistió a la internacional en que aprovechando a escala en Doha (Qatar) grabasen una manifestación conjunta quitando hierro al asunto, "a lo que la jugadora se negó una vez más, expresando su hartazgo y malestar" por esas supuestas presiones.

Fue entonces cuando, resalta, tras diversas conversaciones con su equipo de confianza, el presidente de la RFEF intentó de nuevo hacerle cambiar de parecer, pero en esta ocasión a través de sus familiares. Con ese objetivo -mantiene la fiscal-, Jorge Vilda advirtió a Rafael Hermoso, hermando de la futbolista, de que de no rectificar su actitud "tendría consecuencias negativas para ella, tanto en lo personal como en su carrera profesional".

A partir de ese momento, añade, las supuestas presiones se trasladaron al viaje a Ibiza de las campeonas del mundo, que se produjo del 22 al 25 de agosto, durante el cual Rubén Rivera, entonces director de Marketing de la RFEF, insistió de forma "persistente" a Jenni Hermoso para que hablase con el responsable de Integridad de la Federación, porque había ya un expediente abierto por el polémico beso con el objetivo de exculpar a Rubiales "de cualquier responsabilidad", para lo que era necesario cambiar algunas declaraciones sobre lo sucedido. El "hostigamiento", afirma la Fiscalía, se trasladó también a Ana Ecube, amiga de la futbolista, que se negó en redondo a respaldar la versión de los hechos de Rubiales y pidió a Rivera que "la dejaran en paz".

El entonces director deportivo de la selección masculina, Albert Luque, habría tomado entonces el testigo para intentar convencer a Jenni Hermoso y como esta se negó a hablar con él, le envió un mensaje a Ecube, a quien le trasladó que "por su edad" a la futbolista internacional "le quedaban dos años de carrera", por lo que "si en este momento le ayudaba seguramente le podría conseguir un puesto en la Federación". Luque tachaba a Hermoso de "mala persona" y le deseó "que se encuentre muy sola en la vida", de lo que "se alegraría".

La Fiscalía sostiene que ese hostigamiento se detuvo cuando Rubiales fue cesado por la FIFA el 26 de agosto de 2023, aunque dejó secuelas en la futbolista, a quien le provocó "una situación de ansiedad e intenso estrés, que se prolongó durante varios meses".