El independentista flamenco Bart de Weber, el protector de Puigdemont, se convierte en primer ministro de Bélgica
El independentista flamenco Bart De Wever se ha convertido en el primer ministro de Bélgica después de que este pasado viernes se alcanzara un acuerdo para la formación de una coalición de gobierno constituida por un total de cinco partidos y que ha sido bautizada como Arizona, ya que los colores de las formaciones políticas coinciden con los de la bandera del estado estadounidense. Este lunes ha jurado su cargo ante el rey de Bélgica y, poco después, se estrenará como primer ministro del país participando en una cumbre con sus homólogos europeos.
La fumata blanca ha tenido lugar tras casi ocho meses de arduas negociaciones, ya que los comicios tuvieron lugar el mismo día que las elecciones al Parlamento Europeo el pasado 9 de junio de 2024. Esta nueva coalición de gobierno estará formada por la derechista Nueva Alianza Flamenca (N-VA) de De Wever (el partido que ha respaldado a Carles Puigdemont durante su estancia en Bélgica), el centroderechista Movimiento Reformista (MR) francófono, el centrista francófono Les Engagés, el centrista Partido Demócrata Cristiano y Flamenco (CD&V) y el partido de centroizquierda flamenco Vooruit.
Bélgica es conocida por sus dificultades para formar gobierno. El Ejecutivo federal ha ido perdiendo competencias en las últimas décadas a favor de las regiones, y no existen partidos de implantación nacional. Además, el gobierno debe estar compuesto del mismo número de ministros flamencos (norte del país, de lengua neerlandesa) que valones (sur del país, francófonos). Por eso, las coaliciones suelen ser de cuatro o cinco partidos, y el primer ministro no suele coincidir con su pertenencia a la fuerza política más votada, aunque en esta ocasión Nueva Alianza Flamenca se impuso en Flandes y consiguió contener el auge del partido de ultraderecha Vlaams Belang. El buen resultado del partido liberal en Valonia (feudo tradicional de los socialistas) ha permitido que Weber, alcalde de Amberes, se haya convertido en primer ministro tras haber moderado su discurso nacionalista. De hecho, ha renunciado a su programa confederal, consistente en seguir arrebatando competencias al Estado central a favor de las regiones.
La recta final de las negociaciones ha estado dominada por la necesidad de controlar las cuentas públicas del país ante la necesidad de reducir el déficit público. Además, el nuevo programa de gobierno se basa en la mano dura contra la inmigración, el aumento del gasto en Defensa (2 % en 2029) y una importante reforma del mercado de trabajo para dinamizar el empleo.
El nuevo gobierno quiere reducir el número de llegadas de inmigrantes irregulares y, para ello, prevé tener acceso a los teléfonos móviles de los demandantes de asilo, con el fin de comprobar si la información facilitada es real o no. Además, esto llevará aparejada la reducción de las capacidades de acogida y supeditará las ayudas a haber contribuido anteriormente a la seguridad social del país. Los trámites para obtener la nacionalidad belga ascenderán a 1.000 euros, cuando actualmente son 150. Asimismo, el Ejecutivo presidido por De Wever quiere aumentar las expulsiones de los inmigrantes irregulares y, para ello, planea doblar el número de centros cerrados. Dentro de su batalla para reducir el déficit en el país, el Ejecutivo reducirá las prestaciones por desempleo, que ahora estarán limitadas a dos años, y establecerá un tope a las ayudas sociales para aquellos que no estén trabajando.