Moncloa se reserva la “foto de Bruselas” hasta cerrar los Presupuestos
“Prudencia toda”, dicen en Moncloa, pero algo ha cambiado en el ánimo de las fuentes gubernamentales consultadas desde que el martes consiguieran volver a sentar a Junts en la mesa de negociación de la que se levantó Carles Puigdemont el 17 de enero en una comparecencia en Bruselas. Pedro Sánchez se ha dejado algunos pelos en la gatera, ha vuelto a comprometer su propia credibilidad para cerrar un acuerdo con los juntaires para aprobar un decreto social recortado, pero el verdadero avance que se registró en ese pacto fue un movimiento de más profundidad: el restablecimiento de las relaciones con un socio imprescindible para dar viabilidad a la legislatura. En el horizonte, la negociación de unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) que permitan agotar el mandato.
El deshielo con Junts ha hecho que la maquinaria empiece a funcionar con toda intensidad, desbloqueando carpetas paralizadas y registrando avances en inmigración, expansión del catalán y financiación. El Gobierno se deshace en gestos y está dispuesto a acelerar las cesiones a sus socios, en respuesta a la exigencia de “llenar la cesta” que le hacen los posconvergentes antes de que llegue el “deadline” de la cuestión de confianza en el Congreso. La negociación sobre el traspaso de las competencias en inmigración está “bastante avanzada, aunque no cerrada”, según reconocen en el Gabinete, porque hay aspectos “que nos llevan más tiempo y en los que no acabamos de encontrar un punto de equilibrio”. A la espera de que la batalla por la oficialidad del catalán en las instituciones europeas se culmine con éxito, será La 2 de Televisión Española la que emita íntegramente en catalán en un par de años en Cataluña y el Consejo de Política Fiscal y Financiera se reunirá en las próximas semanas para abordar la quita de la deuda e iniciar los trabajos previos para el diseño presupuestario.
En el Gobierno reconocen que han renovado la “esperanza” de que pueda haber unas nuevas cuentas públicas, el salvoconducto para agotar el mandato. Sin embargo, no quieren lanzar las campanas al vuelo, porque son conscientes de la extrema volatilidad de las negociaciones con Junts. Ahora que han conseguido encarrilar la relación, quieren acelerar todo lo posible para consolidar los avances. Eso sí, el Gobierno se reserva un as en la manga, el gesto de mayor simbolismo: la “foto de Bruselas”. Pese a que desde Junts se presiona para la celebración de un encuentro “cara a cara” entre Sánchez y Puigdemont que consideran “fundamental”, en Moncloa miden los tiempos al máximo.
Bajo el argumento de que “las escenificaciones no son tan importantes”, quieren preservar esta cita para un momento trascendental, esto es, para solemnizar un gran acuerdo y ese acuerdo son los Presupuestos. Sánchez y Puigdemont no han hablado directamente para desbloquear las negociaciones abiertas, ni en los momentos de mayor enquistamiento. Además de Santos Cerdán, secretario de Organización, que lidera la delegación socialista en Suiza a la que también se ha incorporado en alguna ocasión el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero; por parte del Gobierno son los ministros de Justicia, Félix Bolaños, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quienes ejercen como interlocutores.
Dentro de las exigencias de Junts se encuadra la “amnistía política”, esto es, una vez aprobada por las Cortes y a falta del despliegue de los efectos jurídicos en el Tribunal Supremo, que, a nivel político sí se reconozca a Puigdemont como un interlocutor válido. Esto es, como un presidente amnistiado y no fugado. Sánchez ya se ha mostrado abierto, en varias ocasiones, a reunirse con él como gesto de “normalización” y de “coherencia” con la amnistía impulsada por su gobierno: “Ningún problema”. Pero este gesto de máxima trascendencia no está cerca, como no lo está la culminación de la negociación presupuestaria. Para llenar este vacío y, tal como publicara este diario, en el PSOE sí se abren a que pueda haber una reunión previa con Salvador Illa, el actual líder catalán se ha reunido con todos los presidentes que le precedieron en el cargo a excepción del actual líder de Junts.