Óscar Vidarte: "El garrote estadounidense está siendo usado de la manera más burda"
Con 13 días en el poder, Donald Trump ha tomado una serie de decisiones que impactan directamente en el Perú y América Latina. El internacionalista Óscar Vidarte analiza este breve periodo y vislumbra cómo será nuestra relación con Washington en los próximos años.
¿Cuál será el impacto de las políticas de Donald Trump en Latinoamérica? ¿Será económico, será humanitario o será una mezcla de muchas cosas?
Difícil pregunta. Yo creo que habrá un impacto que va a tener diferentes matices. Si es que la supuesta guerra comercial con China se incrementa, probablemente, los países de Latinoamérica que comercian con China van a verse afectados debido al retroceso del crecimiento chino. De la misma forma, si la imposición de aranceles se intensifica, eso también puede tener consecuencias económicas para nuestros países. Ahora, por otro lado, creo que la revaluación de la ayuda económica de Estados Unidos, siendo Estados Unidos el principal cooperante del mundo y de la región, también puede afectar los proyectos de desarrollo que se implementan en nuestros países. Y el hecho de implementar políticas migratorias más hostiles contra el inmigrante, siendo la población latinoamericana el principal grupo que conforma la migración irregular en Estados Unidos, también puede afectar a nuestros connacionales de múltiples formas.
Usted me dice que Estados Unidos va a querer frenar la relación creciente de Latinoamérica con China. ¿Su principal arma de coacción serán los aranceles?
No solamente los aranceles. Yo creo que también la ayuda al desarrollo va a ser una herramienta. Ya lo dijeron las autoridades estadounidenses, el congelamiento de la ayuda por 90 días va a ser revaluado en función de los intereses de Estados Unidos, de qué tanto sirven a los intereses de Estados Unidos. No de qué tanto impacto tienen para el desarrollo de nuestros países, que debería ser lo más importante.
La amenaza como parte de la política exterior de EE.UU.
Va a ser una política unilateral.
Sí, obviamente. Las políticas que desarrollen creo que van a ser mucho más benevolentes con los países que se alineen completamente. Por ejemplo, estoy seguro de que pueden ser mucho más benevolentes en temas migratorios con los alineados. Y creo que va a utilizar, como ya lo viene haciendo, la amenaza. La amenaza es una herramienta importante en la política exterior del presidente Donald Trump.
En noviembre del 2024, el Perú celebraba la inauguración del puerto de Chancay. Pero esa fiesta puede ser ahora el principal escenario de conflicto con los Estados Unidos.
Yo creo que la agenda de Trump para con América Latina se ha construido, desde su primer gobierno, sobre tres ejes fundamentales. Uno, el eje migratorio. Y allí el Perú no es un país que genera mucha atención. Hay regiones como Centroamérica, o países como México, Colombia, Venezuela, Ecuador, que generan mucha más atención por su número de migrantes. Dos, el tema económico. Allí, el Perú tampoco genera mucha atención, a diferencia de México. El Perú y Estados Unidos tienen una relación comercial bastante favorable. Y tres, el tema del narcotráfico. Y en el tema narcotráfico, el Perú tampoco es tan relevante porque la mayor parte del narcotráfico del Perú se va a Europa o Brasil. Eso nos permitió capear el temporal en el primer gobierno de Trump.
Hasta que llegamos a ahora.
Sí, ahora hay un cuarto elemento que se vuelve más importante en la política exterior norteamericana, al margen de nuestro Gobierno, que es el componente chino. Y partiendo de la estrategia que Trump está usando con China, que es, a diferencia de los demócratas, más frontal, ahí me parece que el Perú puede tener un problema. Y este tiene un nombre: puerto de Chancay. Y en tanto se consolide, que creo que es lo que va a terminar sucediendo, como el principal puerto del Pacífico Sur, porque va a cambiar la dinámica naviera y comercial de todo el Pacífico en dirección al Asia, allí habrá tensión. Si a eso le sumamos que en Estados Unidos además ven a Chancay como posible puerto militar, desde una perspectiva geopolítica, yo creo que con el pasar del tiempo, la relación entre Lima y Washington se puede ver afectada. Por esa razón, cuando se realizó APEC en el Perú y se inauguró el puerto de Chancay, en esos mismos días se inició el proyecto Talara para fines espaciales. De alguna manera, Perú le decía a Estados Unidos: Mira, lo de Chancay es un puerto comercial y yo contigo tengo un acuerdo para desarrollar una estación espacial, que básicamente va a ser aprovechada por ellos, no por nosotros.
El proyecto espacial de Talara
Efectivamente, en noviembre, el presidente Biden confirmó que hay interés de construir este puerto espacial en Talara, y también se firmó un convenio para mejorar el puerto de Paita. ¿Ambos proyectos seguirán vigentes con Trump?
No hay razón para no continuar lo del proyecto espacial. Trump va a seguir dándole importancia al tema militar y lo espacial entra dentro del tema militar. Además, hay mucho interés de Trump por desarrollar proyectos espaciales con actores privados que en este momento constituyen actores muy cercanos de su Gobierno.
Tenemos un TLC con Estados Unidos. ¿Eso nos puede dar alguna ventaja frente a una probable arremetida en el tema arancelario o eso no es ninguna garantía?
No hay ninguna garantía. Lo hemos visto con México. Hay un acuerdo comercial con México, pero igual los ha amenazado con implementar aranceles. Ha dicho que en febrero va a implementar todo eso, habiendo un acuerdo. Y lo hemos visto con Colombia la semana pasada, habiendo un TLC. La simple negativa de recibir un par de aviones con deportados colombianos implicó inmediatamente la implementación de aranceles. No del 5, no del 10, sino del 25% con posibilidad de ser aumentados al 50%. Entonces, Estados Unidos en relación con nosotros cuenta con muchas herramientas para ejercer presión y ahora las está usando de la manera más burda. El garrote estadounidense está siendo utilizado de la manera más burda.
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¿Y qué pasa con el tema de las remesas? Porque si hay deportaciones y si son masivas, probablemente afecte el volumen de lo que llega al país, que es el equivalente al 1,7 del PBI.
No creo que haya muchas consecuencias sobre las remesas. Recordemos que la población peruana en el exterior se calcula en aproximadamente 3,7 millones. En Estados Unidos están 1,1 millones, según cifras de Cancillería. Y los migrantes irregulares peruanos en Estados Unidos son 300.000. Entonces, estaríamos hablando del 10% de los peruanos en el exterior y no es que todos los 300.000 van a ser deportados. Es un porcentaje pequeño de posibles deportados del total de la población peruana en el exterior.
Usted me decía que Estados Unidos va a reconducir la ayuda internacional que entrega pensando en sus propios intereses. Si parte de lo que manda, por USAID, está destinado al combate contra las drogas, ¿eso no debería ser un tema que esté dentro de sus intereses?
Sí. Y lo mismo dicen los mexicanos, y aun así se ha paralizado la cooperación para el Plan Mérida, que está claramente vinculado con el narcotráfico. Lo mismo dicen un montón de países y creo que todos tienen algún tipo de justificación. Pero hay que ser sinceros. Este congelamiento de la ayuda no ha sido solamente al Perú. Yo tengo la impresión de que en los últimos días se ha peruanizado el caso, creyendo que solamente es para nuestro país. Y eso no es así. Esto no tiene nada que ver puntualmente con Perú. Lo que está diciendo indirectamente el gobierno de Estados Unidos es que va a utilizar la ayuda como una herramienta de presión. La idea es: “¿Qué tanto tú eres mi aliado y qué tanta cooperación vas a recibir?”. Eso es lo peligroso.
Los contrapesos al poder de Trump
Algo que se decía antes de la toma de mando de Trump es que probablemente no podría hacer todo lo que ha prometido. Y ya hemos visto que la justicia ha bloqueado la orden que les quitaba la ciudadanía por nacimiento a los hijos de inmigrantes. ¿Cuántos candados más se les pueden poner y por cuánto tiempo?
Yo tengo una preocupación mayor. Durante su primer gobierno, él demostró dos cosas. Una, que no conocía bien cómo funcionaba el Estado y eso le costó tiempo. Y dos, no tenía los cuadros, porque él apareció por los límites del Partido Republicano. Incluso ganó sin el total apoyo del partido. Pero en este segundo gobierno, él tiene el conocimiento de lo público, sabe cómo funciona el Estado y ha venido con cuadros y tiene mucha mayor fortaleza. Por eso, está sucediendo algo que no vimos en el primer gobierno. Estamos viendo cómo en el primer mes de mandato se están dando una avalancha de disposiciones sobre América Latina, sobre China, sobre medio ambiente, sobre temas sociales. Ya entiende cómo articular todas estas reformas. Eso a mí me preocupa. Por eso creo que ahora vemos a un Trump mucho más activo, mucho más impulsivo. Lo bueno de la democracia americana es que su sistema de contrapesos más o menos funciona. Y hay muchos contrapesos. En el caso de Estados Unidos, hay dos contrapesos muy fuertes. Uno es el poder judicial. El poder judicial puede evitar muchas políticas que Trump quisiera desarrollar, como la que tú mencionaste, la vinculada con no darles la nacionalidad a los hijos de inmigrantes irregulares nacidos en Estados Unidos, porque eso va en contra de la misma Constitución. Allí van a surgir problemas a nivel judicial. Y existe un segundo contrapeso, que es la Cámara de Representantes y el Senado. Aunque la presencia republicana es importante, esto no significa que los republicanos voten por todo lo que diga Trump. Ya hemos visto en el pasado que dentro del mismo Partido Republicano hay algunas fisuras. En su primer mandato trató de implementar una política de salud que cuestionaba o modificaba la política de salud desarrollada por Obama y eso no fue aprobado porque los mismos neoconservadores la rechazaron.
Ahora, él con su estridencia característica ha dicho que no necesita de Latinoamérica, pero eso se contradice con su interés por tomar control del canal de Panamá. ¿El caso del canal de Panamá aglutinará a los otros países de Latinoamérica, en una suerte de defensa? ¿O eso solo será un problema para el presidente José Mulino?
Trump ha demostrado que no le interesa la región. En su primer gobierno no viajó a la región. Creo que solamente vino una vez para una cumbre G-20 en Buenos Aires. De ahí canceló dos visitas a Colombia y canceló su visita a las Cumbres Américas en Lima. No tiene mucho interés en la región, pero vamos a ver si Marco Rubio, que es un secretario de Estado de origen latino, puede mostrar un poco más de interés. En el caso de Panamá estamos viendo la violación al principio de soberanía. Él ha señalado que va a recuperar el canal de Panamá y eso es ir en contra del principio de soberanía y en contra de tratados internacionales, los acuerdos Torrijos- Carter que supusieron el regreso del canal de Panamá a soberanía panameña. Es decir, implica cuestionamientos distintos al derecho y al orden internacional, y que desde Latinoamérica no digamos nada al respecto es preocupante. Y yo creo que la respuesta latinoamericana tiene que ser muy inteligente, tanto a nivel bilateral como a nivel multilateral. Es un llamado a articular posiciones comunes.
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Trump ha anunciado que va a utilizar la base de Guantánamo para llevar inmigrantes ilegales. ¿Esto tiene precedentes?
La verdad es que no recuerdo algún precedente, pero, como tú dices, llevar a migrantes irregulares y trasladarlos a una cárcel, porque eso es Guantánamo, una cárcel donde han estado presos terroristas, no es lo mejor. Ahora, el gobierno americano ha señalado que va a trasladar básicamente a los migrantes irregulares que tienen acusaciones criminales. Pero igual estamos hablando de inmigrantes irregulares que todavía no son sentenciados. Y eso no suena bien. Lo que pasa es que, para entender mejor esto, hay que entender primero cómo el gobierno de Trump está construyendo la narrativa respecto a la migración. Y su narrativa es muy peligrosa. Porque se construye sobre la base de la hostilidad, del considerar a los migrantes como delincuentes, como criminales, violadores o asesinos. Es una narrativa que busca deportarlos de cualquier forma, incluso sin considerar sus derechos. Él entiende la migración como un problema de seguridad, cuando la migración, y eso hay que recalcarlo mucho, es principalmente un tema humanitario.