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Entre hitos y promesas

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Ampliamente empleada en ámbitos como la literatura, la cinematografía, el deporte o la geopolítica, la expresión annus mirabilis (año maravilloso o admirable) designa momentos puntuales de la historia en que eclosionaron en un breve lapso de tiempo notables acontecimientos culturales, editoriales y diplomáticos. Desde su introducción en el universo letrado por el poeta inglés John Dryden (1631-1700) —quien exaltó la capacidad de resiliencia del pueblo británico durante el año 1666 ante eventos adversos como epidemias, incendios y derrotas navales—, se han registrado algunos annus mirabilis en la historia de la cultura occidental que, pese a situaciones complejas o desfavorables, han marcado pautas en la evolución de las ciencias y el espíritu humanista.

Por este motivo, 1922 no pasó desapercibido para quienes han profundizado en cómo las expresiones artísticas de vanguardia contribuyeron a reconfigurar la sensibilidad contemporánea; ya que durante ese año vieron la luz algunas de las obras maestras de la literatura de ficción, el cine expresionista y el teatro comprometido: Ulysses de James Joyce, Tierra baldía de Thomas Stearns Eliot, Trilce de César Vallejo, Siddhartha de Hermann Hesse, Enrique IV de Luigi Pirandello, Nosferatu de Friedrich Wilhelm Murnau y Tambores en la noche de Bertold Brecht.

Para la historia ajedrecística, ha existido fechas cardinales que aún constituyen referentes para los investigadores del deporte y la prensa especializada. En ese sentido, 1966 pudiera designarse como el annus mirabilis de los trebejos, ya que durante ese año se sucedieron acontecimientos de gran impacto como el 25to. Campeonato del Mundo, disputado entre Tigran Petrosian y Boris Spassky; la 17ma. Olimpiada Mundial de Ajedrez de La Habana —todavía recordada por su gran calidad competitiva y organizativa—; la 2da. Copa Piatigorsky, que convocó en el balneario californiano de Santa Mónica a los mejores jugadores del planeta; y la publicación en Belgrado, Yugoslavia, del primer número del Informador ajedrecístico, que, gracias a su concepción plurilingüe, la introducción de símbolos evaluadores y la codificación de las aperturas de juego, cambió radicalmente la estrategia de entrenamiento precompetitivo para toda una generación de atletas de la mente.

Apenas transcurrida la doceava parte del año en curso, podemos augurar todos los elementos positivos que se conjugarán —deportivos, financieros y pedagógicos—, para que en 2025 se afiancen algunas de las pautas que regirán el ajedrez futuro. Así, Jaque perpetuo expondrá las potencialidades del actual escenario competitivo, mediático y federativo para que el juego ciencia se expanda en proporciones inéditas a nivel planetario. 

Escaques multicromados del presente

Casi con el arranque del año se inaugura uno de los torneos más singulares y atractivos de la época contemporánea, el Tata Steel 2025 que se organiza en Wijk aan Zee, Países Bajos. Aunque en el apartado Masters compiten los principales exponentes de la élite ajedrecística; no menos atractivo resulta el Tata Steel Challengers que en cada oportunidad convoca una pléyade de talentos emergentes. Para la 87ma. edición del torneo, fueron invitados al balneario neerlandés: los monarcas mundiales junior Kazybek Nogerbek (Kazajistán) y Divya Desmukh (India); la quinceañera campeona china Lu Miaoyi; los prodigios juveniles Aydin Suleymanli (Azerbaiyán), Nodirbek Yakubboev (Uzbekistán) y Ediz Gürel (Türkiye); la finalista del Torneo de Candidatos Toronto 2024 e integrante del equipo indio vencedor en la 45ta. Olimpiada Mundial de Ajedrez, Vaishali Rameshbabu; y el Maestro Internacional más joven de todos los tiempos, Faustino Oro, bautizado por los medios periodísticos como el «Messi del Ajedrez».  

El Tata Steel Masters/Challengers viene siendo una competencia que, entre otras decenas de torneos previstos a convocarse en meses venideros, integra el denominado circuito FIDE 2025. Así como la edición previa, ganada por el estadounidense Fabiano Caruana, el Circuito acapara este año un notable protagonismo en términos publicitarios y financieros. Además, ofrece a sus contendientes apreciables incentivos, como son los premios materiales y la ganancia de puntos para el ranking universal; sin despreciar la obtención de una plaza directa para el Torneo de Candidatos 2026, la fortísima lid que define quién se convertirá en el retador del vigente monarca Dommaraju Gukesh.

A los torneos ya establecidos dentro del calendario ajedrecístico —Djerba Masters en Túnez; Chapelle-la-Grande en Francia; Praga Masters/Challengers en República Checa; Sharjah Masters, en Emiratos Árabes Unidos; Chennai Masters/Challengers en India; Dortmund Festival y Grenke Chess Classic en Alemania; Biel Chess Festival en Suiza; Romania Superbet Classic; Norway Chess; Menorca, Formentera, El Llobregat y Sitges en España; Sinquefield Cup en Saint Louis, Estados Unidos—, se suman las citas competitivas anuales o bienales que concentran a la crème de la crème (lo mejor de lo mejor) del ajedrez planetario: el Grand Swiss FIDE, la Copa del Mundo y el Campeonato Mundial de partidas rápidas y blitz. De manera significativa, estos eventos mayores de la FIDE serán organizados por urbes euroasiáticas, como Samarcanda, Batumi, Doha y Nueva Delhi; lo cual evidencia la gravitación en el panorama competitivo de las actuales potencias emergentes del juego ciencia.

De manera paralela, se desarrollará el Grand Prix FIDE Femenino 2024-2025 que beneficiará a las dos ganadoras del circuito para el venidero ciclo del Campeonato Mundial. A las formidables paradas de Tbilisi (Georgia) y Shymkent (Kazajstán), les seguirán sucesivos torneos para féminas en Mónaco, Chipre, India y Austria.

Para el primer semestre del año también está pactado el Campeonato del Mundo Femenino que disputará la vigente campeona Ju Wenjun ante su compatriota Tan Zhongyi, lo que resultará un remake de la final que ambas disputaron en 2018; justo antes que Ju protagonizara un par de defensas exitosas de su diadema universal ante Alexandra Goryachkina (2020) y Lei Tingjie (2023). Con independencia del resultado, China continuará siendo la gran dominadora de los trebejos femeninos que se han desarrollado a la par de las oportunidades educativas y profesionales alcanzadas por las ciudadanas del Gigante Asiático.  

En muchas ocasiones relegado de los principales patrocinios y medios de difusión, el ajedrez practicado por mujeres está cobrando cada vez más fuerza por su carácter dinámico y combativo. A la par de otras vedettes del deporte femenino —la tenista Aryna Sabalenka, la corredora Sydney McLaughlin, la gimnasta Simon Biles—, las herederas de Vera Menchik y Judith Polgar aspiran a merecer la admiración universal por su resiliencia competitiva, talento estratégico y caballerosidad deportiva.

Impulsando el ajedrez insular

Como de genuino acontecimiento deportivo podría calificarse la 1ra. edición del Campeonato Nacional por Equipos de Parejas Mixtas, celebrado el 18 de enero de 2025 en el Salón Solidaridad del hotel Habana Libre. Aunque existían ciertos antecedentes en el ámbito competitivo internacional —como el disputado en España en 2023, que se celebró en paralelo al prestigioso torneo de Sitges—, el evento sobrepasó todas las expectativas de sus organizadores por su notable calidad logística, organizativa y arbitral.

Si bien la presencia de equipos híbridos se ha vuelto habitual en prácticas deportivas como el tenis, el atletismo y la natación; resultaba un desafío mayúsculo para los organizadores del Torneo de Parejas Mixtas conformar una nómina de 66 equipos, en los que la mujer ajedrecista se situaba a la par de su contraparte masculina. Aun cuando las féminas siguen ocupando un rol minoritario en el ámbito ajedrecístico en términos cuantitativos —entre el conjunto de jugadores federados, maestros con títulos internacionales, árbitros y entrenadores con licencia FIDE—; acciones como la materializada por la Federación Cubana de Ajedrez resultan decisivas a la hora de aspirar a la paridad competitiva.

Con la presencia de medio centenar de jugadores titulados —incluyendo una representación exhaustiva de las preselecciones nacionales juvenil y absoluta en uno y otro sexo—, el Torneo de Parejas Mixtas prestigió el poder de convocatoria de los grandes artífices de los trebejos insulares, como los entrenadores de las selecciones olímpicas Rodney Oscar Pérez y Aramís Álvarez; la presidenta de la Comisión de Arbitraje de FIDE América, Bárbara Chávez-López; la rectora del Centro de Estudios ISLA, Vivian Ramón, y el comisionado nacional, Carlos Rivero.

Debido a que el torneo asumió la cadencia de juego blitz —cada vez más refrendada en eventos internacionales por el carácter espectacular que le insuflan las transmisiones streaming—, se impuso un proceder exacto del equipo de arbitraje, integrado por Jorge Luis Ramírez, Silvio Alberto García, Fidel Bermúdez y Roberto Balboa. Más allá de la tensión competitiva y la objetividad de los sistemas de desempate, nada pudo opacar el éxito superlativo de esta jornada de exaltación para los atletas de la mente, por encima de cualquier edad, sexo, profesión, palmarés o fuerza competitiva.

Esta experiencia alentadora, debería ser el punto de partida de las altas aspiraciones de los trebejos cubanos para los años venideros, que aspiran a la celebración sistemática de eventos internacionales en la Isla —como el Torneo Centroamericano Juvenil que se desarrollará en paralelo al 58vo. Capablanca in Memoriam Varadero 2025—, y al fogueo competitivo en lides foráneas de sus principales exponentes. De la misma manera, el movimiento deportivo cubano no debería renunciar a la recuperación del espacio alcanzado por el juego ciencia en el sistema nacional de enseñanza durante décadas pretéritas que convirtieron la práctica milenaria del ajedrez en formidable herramienta cognoscitiva y una genuina pasión popular.