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Январь
2025

Los cambios en los niveles de colesterol aumentan el riesgo de demencia

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El colesterol tiene muy mala prensa. Y no es justo. Lo que de verdad debería ser mal visto son sus niveles elevados, porque el colesterol es fundamental para la vida. De hecho, forma parte de las células, está en los tejidos corporales de todos los animales y en el plasma sanguíneo de los vertebrados. Pero hay más…

Es un precursor (una sustancia química inactiva que puede transformarse en otros compuestos activos como vitaminas, hormonas o enzimas) de la vitamina D, de las hormonas sexuales y de las corticoesteroides. Su problema es el exceso, no la presencia. Tanto es así que el órgano que más colesterol tiene en nuestro cuerpo, un 25%, es el cerebro. El colesterol interviene en la neurogénesis (el nacimiento de las neuronas) y la sinaptogénesis (el desarrollo de las sinapsis), y las reducciones de los niveles de colesterol relacionadas con la edad pueden provocar pérdida sináptica y deterioro de la plasticidad sináptica, lo que potencialmente contribuye a la neurodegeneración.

De este modo, el mantenimiento de los niveles del colesterol en las neuronas es esencial para el funcionamiento normal del cerebro, y los desequilibrios en la distribución del colesterol están asociados a diversos trastornos neurodegenerativos, como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Huntington. Pero hay nuevos hallazgos.

De acuerdo con un reciente estudio publicado en Neurology, los adultos mayores cuyo colesterol cambia con el tiempo pueden tener más probabilidades de desarrollar demencia que las personas cuyo colesterol es estable, independientemente del nivel real de colesterol. Hay que destacar que las conclusiones no prueban que el cambio de colesterol cause demencia; solo muestran una asociación.

“Estos resultados sugieren que el colesterol fluctuante, medido anualmente, puede ser un nuevo biomarcador para identificar a las personas en riesgo de demencia, proporcionando más información que los niveles reales de colesterol medidos en un solo momento”, afirma e líder del estudio, Zhen Zhou, de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia.

El estudio involucró a 9.846 personas con una edad promedio de 74 años que no tenían demencia ni otros problemas de memoria. Los niveles de colesterol se midieron al comienzo del estudio y en las tres visitas anuales posteriores. Se hizo un seguimiento de los participantes durante un promedio de 5,5 años después de la tercera visita. También se realizaron pruebas de habilidades de memoria anualmente.

Los participantes que tomaban medicamentos para el colesterol, llamados estatinas, pudieron participar en el estudio siempre no dejaran de hacerlo durante todo el proceso.

El equipo de Zhou dividió a los participantes en cuatro grupos iguales según sus mediciones de colesterol y sus cambios en el tiempo. Durante el estudio, 509 personas desarrollaron demencia. Un total de 147 de las 2.408 personas del grupo con la mayor cantidad de cambio en el colesterol total desarrollaron demencia, una tasa de 11,3 por cada 1.000 personas-año, mientras que en el grupo con menos variaciones en los niveles de colesterol, las cifras fueron menores: una tasa de 7,1 por cada 1.000 personas-año.

Después de ajustar otros factores que podrían afectar el riesgo de demencia, como la edad, el tabaquismo y la presión arterial alta, los investigadores descubrieron que aquellos en el grupo de alto cambio tenían un 60% más de probabilidades de desarrollar demencia que aquellos en el grupo de bajo cambio.

El estudio también encontró un vínculo entre los niveles cambiantes de colesterol y el deterioro cognitivo o problemas de memoria que no cumplían los criterios de demencia.

Al observar los distintos tipos de colesterol, los investigadores encontraron un vínculo entre el colesterol LDL fluctuante, o colesterol “malo”, y el riesgo de demencia y deterioro cognitivo. No encontraron esa asociación con el colesterol HDL, o colesterol “bueno”, o los triglicéridos.

“Se debe controlar el colesterol de las personas mayores para detectar cambios a lo largo del tiempo, a fin de ayudar a identificar a las personas que pueden estar en riesgo de deterioro cognitivo o demencia y que podrían beneficiarse de intervenciones. Estas podrían incluir cambios en el estilo de vida o asegurarse de que comiencen o sigan tomando estatinas para prevenir fluctuaciones en su colesterol y potencialmente reducir el riesgo de demencia”, concluye Zhou.

En última instancia, hay que destacar que hay una limitación del estudio. Si bien en él no se incluyó a personas que comenzaron o dejaron de tomar medicamentos para el colesterol para eliminar las fluctuaciones del colesterol inducidas por los medicamentos, los científicos no tenían información sobre ningún cambio en la dosis o personas que no tomaron su medicación según lo prescrito, lo que podría afectar los cambios en el colesterol. Y los resultados finales.