Desastres naturales en 2024: cuáles fueron los peores y las monstruosas pérdidas económicas que dejaron
Los desastres naturales generaron pérdidas económicas por 368 mil millones de dólares en 2024, según el informe 2025 Climate and Catastrophe Insight de la consultora AON. Se trata del noveno año consecutivo en el que las pérdidas globales superaron los 300 mil millones de dólares, lo que marca una tendencia alarmante en la frecuencia e impacto de los eventos climáticos extremos.
El reporte señaló que las aseguradoras cubrieron 145 mil millones de dólares, un 54% por encima del promedio del siglo XXI. Sin embargo, la brecha de protección se mantuvo en el 60%, dejando un saldo crítico para comunidades, empresas y gobiernos. "El aumento de la población, la riqueza y la exposición a peligros naturales en zonas de alto riesgo sigue siendo un componente crucial del incremento de las pérdidas", destacó el informe.
Estados Unidos, el epicentro del impacto financiero
El huracán Helene se posicionó como el evento global más costoso de 2024, con un impacto económico de 75 mil millones de dólares y un saldo fatal de 243 víctimas. Helene tocó tierra en Estados Unidos en septiembre, afectando también a México y Cuba.
Por su parte, el huracán Milton, que golpeó a Estados Unidos y México en octubre, generó 20 mil millones de dólares en pérdidas aseguradas, convirtiéndose en el evento con mayores indemnizaciones a nivel global. Estos fenómenos explican por qué el 78% de las pérdidas aseguradas mundiales se concentraron en territorio estadounidense.
Entre los desastres más costosos del año también figuraron el terremoto de Noto en Japón, las inundaciones en Valencia y el sur de China, el tifón Yagi en el sudeste asiático y la sequía en Estados Unidos.
Un saldo humano que preocupa
Los desastres naturales de 2024 dejaron un saldo de 18.100 muertes, principalmente por olas de calor e inundaciones. Si bien la cifra estuvo por debajo del promedio del siglo XXI de 72.400 fallecidos, los expertos atribuyen esta reducción a mejores sistemas de alerta, pronósticos meteorológicos y estrategias de evacuación. "Esto subraya el valor de datos, conocimientos y análisis climáticos confiables", resaltó el informe.
A pesar de estos avances, el impacto financiero de los desastres sigue en aumento. La creciente brecha de protección y la ubicación de grandes centros urbanos en zonas de riesgo desafían la capacidad de respuesta del sector público y privado. Con eventos cada vez más frecuentes y costosos, la pregunta clave sigue siendo la misma: ¿quién paga la factura?