Pastoreo antiincendios para salvaguardar siglos de historia
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Hemos visto sus consecuencias recientemente muy lejos de aquí, en Los Ángeles , y en los veranos de 2021 y 2022 bastante más cerca, en los fuegos que asolaron Castilla y León. Los llaman de 'sexta generación' y son muy difíciles de controlar por su velocidad y el comportamiento impredecible de sus llamas... Cuando uno piensa en un gran incendio forestal, generalmente le viene a la mente lo que conlleva para el patrimonio natural, pero pocas veces se detiene en las consecuencias que puede tener en los «paisajes culturales», explica Gumersindo Bueno, coordinador del estudio 'Efectos de los incendios sobre el patrimonio cultural', que acaba de publicar la Fundación Santa María la Real. Además de hacer un repaso exhaustivo de las características y efectos de estos fuegos, el informe se detiene como caso de estudio en las afecciones que provocaron en 2021 las llamas en Navalacruz (Ávila), un espacio con hasta 22 elementos patrimoniales, arqueológicos, etnográficos, además de otros monumentos no inventariados: « Afectó a zonas como Ulaca, un castro vetón de gran importancia en España. Afortunadamente, el impacto en él fue mínimo porque la mayor parte es zona de pasto. Es cierto que hubo un oscurecimiento de la piedra, cenizas y escorrentías, pero pasados unos años se ha recuperado ya perfectamente», sostiene Gumersindo Bueno, que ve el pastoreo como una «garantía» para los yacimientos arqueológicos, «aunque algún purista piense que puede generar algún daño». En este sentido, defiende la introducción de rebaños como «una medida tradicional» que puede paliar una realidad: «la escasez de recursos para afrontar los necesarios mantenimientos, limpiezas y desbroces». Sin embargo, el informe va más allá y establece la necesidad de elaborar planes de autoprotección para «al menos, los BIC de alta priorización», así como orientar a los órganos competentes de los mismos en materia de riesgos que presentan y cómo reducirlos». Precisa también la instauración de «protocolos de funcionamiento» en las emergencias que puedan afectar a estos bienes culturales y entre las «medidas preincendios» contempla la detección temprana de estos focos con ayuda de las nuevas tecnologías -drones-. Asimismo, incide en «la gran necesidad» de formar al personal de extinción en cómo actuar: «Existen evidencias de daños en el patrimonio debido al desconocimiento, como por ejemplo el provocado por el paso de un bulldozer sobre parte de una calzada romana». Recoge también que en el momento de la extinción se podrían implementar ciertas medidas, como el uso de sacos de arena en los bienes que precisen más peligro, y una vez extinguido, aboga por elaborar planes de recuperación específicos que incluyan un refuerzo de la vigilancia para evitar expolios. El estudio, disponible en la web de la Fundación, ha sido trasladado a la Administración.