"Aterrador": la operación que combatió desde el aire las llamas en Los Ángeles
A pesar de contar con más de mil horas de vuelo como bombero y militar en varios continentes, Tim Thomas nunca vio nada igual al infierno que ardía en las colinas alrededor de Los Ángeles cuando se subió a su helicóptero "black hawk" el 8 de enero para combatir las llamas.
"Sólo camiones de bomberos, luces, fuego y humo, con toda una ladera de la montaña en llamas", dijo a AFP.
Los helicópteros de los bomberos de California que llegaron al rescate en las primeras horas del voraz incendio de Palisades enfrentaban poderosos vientos, "de los más turbulentos que he visto", describió John Williamson, con unos quince años de carrera.
Varias aeronaves, concentradas en el reducido espacio del salvaje incendio que avanzaba en el lujoso suburbio de Pacific Palisades y la línea costera de Malibú, subían y bajaban para buscar y descargar agua en una coreografía que requería extrema sincronización.
Sacudidos a veces por las ráfagas, los hombres a bordo de estos helicópteros sabían que un error podía ser fatal.
El desafío era aún mayor por la limitación que impone la estrecha y cansadora visión nocturna, y por el desconocimiento del terreno. Para muchos, era la primera vez sobrevolando la zona que, además, estaba habitada por decenas de miles de personas.
"Era aterrador de a ratos", dijo Thomas a AFP, contando su estreno en la extensa operación aérea que enfrentó la furia de vientos de hasta 160 kilómetros por hora para contener uno de los peores incendios forestales de la historia de California.
- "Sin aliento" -
Cuando las llamas comenzaron en la costa oeste de Estados Unidos, decenas de bomberos de California llegaron desde diferentes localidades para reforzar el combate contra el fuego que desplazó a decenas de miles de personas y dejó más de 25 muertos.
Paul Karpus asumió la coordinación del centro de operaciones temporario instalado en una base aérea en Camarillo, próxima a Los Ángeles.
Con 23 temporadas a cuestas, Karpus dijo que Palisades fue "diferente".
El incendio obligó al equipo aéreo de los bomberos de California a trabajar por primera vez sin parar, 24/7, rotándose en guardias diurnas y nocturnas.
Todos los bomberos con los que AFP conversó coinciden en que Palisades fue uno de los "más destructivos" de sus carreras.
"En la escala del uno al diez, este fue diez en materia de estrés", comentó Karpus, quien no durmió en los primeros días al frente de las operaciones.
"Cada temporada de incendios, piensas 'Lo he visto todo' (...) Y comienzas a pensar 'Nada me va a sorprender'. ¡Y algo te sorprende!", agregó Karpus.
"Esta vez, cuando el sol se alzaba y pude ver la cantidad de estructuras perdidas, ver la extensión de la devastación por primera vez ... te deja sin aliento".
"Vemos muchos incendios, pero nada, nada, como lo que vi la noche del miércoles", contó Tim Thomas.
"Era una montaña de fuego".
- "Desafiante" -
La complejidad del espacio aéreo en el que navegaron también los marcó.
"Hubo momentos inquietantes sobre las montañas, cuando el equipo me miraba para ver si estaba cómodo. Yo decía 'Sí, estamos cómodos. Vamos a seguir'", contó Thomas, describiendo cómo la aeronave de más de 10.000 kilos era sacudida en el aire.
"Las primeras dos o tres noches fueron realmente muy angustiantes", coincidió John Williamson, quien asumió como uno de los coordinadores nocturnos.
Los coordinadores, sentados a la izquierda del piloto, tienen un rol crucial garantizando que cada aeronave busque y lance agua en su área de trabajo, patrón que repiten incesantemente.
Toman notas, observan y controlan varias radios simultáneamente. Por horas.
Zach Boyce, coordinador de día en Palisades, subrayó que el terreno era "empinado", y el espacio para operar, con hasta más de 20 aeronaves, se volvió "súper comprimido".
"Teníamos probablemente unos 10 o 15 helicópteros volando al mimos tiempo".
"Y luego introdujimos aviones y aeronaves cisternas y de ataque aéreo".
"Es desafiante", resumió Boyce.
En la noche, pesó además la limitación de la visión nocturna.
"Tienes sólo un espacio pequeño, tubular, para ver, lejos de lo que se puede ver en el modo diurno. Eso juega un papel, en cuanto a la fatiga, a la tensión", explicó Williamson.
"Y luego las emociones mientras la gente está perdiendo sus casas y cuentan con que apaguemos los incendios para que no haya más pérdidas", agregó Karpus, quien describió como la momentánea paralización de las operaciones por los poderosos vientos frustraba a los pilotos.
"Es duro para estos hombres", cuenta Karpus. "Ellos no están aquí sólo para conversar, ellos quieren ir a trabajar, a ayudar, a apagar incendios".
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