Andrés Dockendorff y relación Trump-Musk: “Pueden pasar de una afinidad puntual a relaciones conflictivas en cualquier momento”
Este lunes 20 de enero se llevará a cabo la toma de posesión de Donald Trump, empresario estadounidense que se coronó como el ganador de las más recientes elecciones celebradas en el país norteamericano. Con esto, el político del Partido Republicano arrancará su segundo periodo presidencial a ocho años de su debut en la Casa Blanca.
Un regreso que es definido por el doctor en Ciencia Política y académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Andrés Dockendorff, como “espectacular” en varios sentidos: “Por todo lo ocurrido en la campaña, por el intento de asesinato a Trump y, sobre todo, por cómo termina su presidencia anterior, con él en un rally afuera del Capitolio llamando a no respetar los resultados electorales, con la gente cantando. Hay varias cosas que hacen que esta presidencia sea diferente”.
Entre ellas, el experto menciona, por ejemplo, la ganancia en cuanto a experiencia que varios analistas le confieren al republicano. “Quienes siguen o estudian la presidencia de Estados Unidos coinciden en que el Trump que llega ahora tiene más experiencia, tiene equipos que están más alineados con el programa y con lo que él quiere hacer en economía y relaciones internacionales, por mencionar dos cosas. Y también tiene un mandato electoral mucho más claro que el que tenía el año 2016, donde pierde el voto popular con Hillary Clinton“, explicó Dockendorff.
“En la elección de ahora contra Kamala Harris él gana en el voto popular y en muchos estados que eran considerados como bisagras. Tuvo un resultado electoral y un mandato claro. Desde ese punto de vista hay diferencias importantes. No sabemos lo que va a pasar, pero lo que permite anticipar o especular es que Trump va a tratar de hacer muchas más cosas, sobre todo durante su primer año de gobierno, antes de las elecciones de medio término a través de órdenes ejecutivas”, sumó el académico.
Además, expresó que, en términos prácticos, “van a haber muchas diferencias con el gobierno de Biden. Por ejemplo, Trump va a poner énfasis en el sector energético y probablemente va a emitir órdenes ejecutivas que permitan fomentar la producción de petróleo, revirtiendo algunas medidas adoptadas en el gobierno de Biden. Hay varias cosas que va a haber que mirar en esta presidencia; y sobre todo desde el punto de vista de las relaciones internacionales, qué va a pasar con los conflictos que hoy tenemos en el mundo, cuál va a ser la aproximación de Trump”.
Lo anterior, considerando la postura que el mandatario ya ha expresado en torno al involucramiento de Estados Unidos en guerras ajenas, como sería el caso de la ocupación israelí en Palestina. “Hay personas que le asignan a Trump un rol en esta tregua entre Israel y Hamás a través del enviado especial, que ya empezó a negociar y a conversar con el gobierno israelita, particularmente para obtener esta tregua. Trump ha dicho varias veces que no quiere estar involucrado y destinando recursos y tiempos a conflictos como este”.
Aliados estratégicos y el impacto en América Latina
A la hora de pensar en las decisiones que podrían tener una afectación directa en nuestra región, el cientista político afirmó que una de las más evidentes podría ser la relación entre el gobierno estadounidense y China: “Si hay una cosa en que demócratas y republicanos coinciden es la postura dura respecto a China. Vamos a ver qué tan duro es Trump respecto a ese consenso bipartidista de que China representa una amenaza”.
“Eso es algo que se va a ir desarrollando y que probablemente sí tendrá un impacto en América Latina que todavía es incipiente y no estamos observando en su plenitud. Pero vamos a tener presiones fundamentalmente respecto a tipos de alineamientos, a la aceptación de algunas tecnologías o inversiones chinas en algunas zonas sensibles de la economía. Lo estamos viendo ahora en Perú con el Puerto de Chancay y las amenazas que se hacen desde la administración Trump de agravar con aranceles muy altos todo lo que pase por ese puerto”, ejemplificó Dockendorff.
Otro punto polémico en torno al retorno del empresario es el apoyo relativamente transversal que ha tenido del mundo empresarial, especialmente de los magnates asociados al mundo de las redes sociales y las tecnologías de la información. “Uno podría decir que Trump le ganó la batalla a las redes sociales. Yo no sé qué importancia o peso específico van a tener todas estas figuras, en el caso Elon Musk, por ejemplo, porque él va a estar a cargo de un departamento que no tiene atribuciones administrativas o políticas fuertes, sino que, más bien, es una especie de señal”, comentó el académico.
“Es muy distinto en eso a lo que está haciendo Milei en Argentina, que a las personas que puso a cargo de cortar o de reducir el tamaño del Estado les dio cargos con mucho poder y toma de decisión. En este tipo de casos, personalidades muy fuertes como Trump o Musk -dueño de X y Tesla- pueden pasar de una afinidad puntual a relaciones conflictivas en cualquier momento, y eso tiene que ver con lo que va a pasar hacia el futuro. Porque Trump no se puede reelegir y van a empezar de a poco los debates y las discusiones, los trascendidos en la prensa sobre quienes se posicionan para sucederlo”, sumó el especialista.
En torno a esto, concluyó que “ahí, algunas de estas figuras van a jugar un rol bien importante porque quizás van a tratar de posicionarse ellos mismos o a tratar de levantar a otras figuras, pero está todavía el Partido Republicano. No es el mismo partido de George W. Bush o de Reagan; es otro Partido Republicano, alineado con otra agenda, pero que sigue siendo el que tiene la mayoría en las dos cámaras del Congreso, que le dan a Trump una fuerza, pero que también puede representar una restricción si ellos perciben que los van a dañar electoralmente”.