Mejorar cómo nos hablamos unos a otros en casa, el propósito familiar número 1 para 2025
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Cuando se expresa una idea, de forma acalorada, en el momento álgido de una discusión familiar , es más que probable que la pareja o el hijo entiendan algo muy distinto. ¿El resultado probable? Un conflicto servido, no buscado e innecesario que, a todas luces, separa a las personas que conviven bajo el mismo techo. A menudo, la comunicación familiar e interpersonal es un aspecto que deja mucho que desear, pero que se puede trabajar y mejorar la sintonía en casa. De hecho para la psicóloga Mariana Capurro, especializada en infancia y adolescencia, facilitadora de Disciplina Positiva en familias y parejas, además de directora del Centro Integral de Salud y Educación (CISE) , mejorar cómo nos hablamos unos a otros en casa debe ser uno de los principales propósitos para este 2025 que acaba de comenzar. «Fomentar una comunicación asertivo-afectiva en el hogar es una de las claves para mejorar la sintonía familiar en el hogar», asegura esta experta. «Pero dedicar tiempo a hablar abierta y respetuosamente sobre sentimientos y necesidades es clave para una convivencia saludable , y es algo que no siempre ejercemos. Las prisas del día a día, las expectativas y exigencias, muchas veces hacen que olvidemos la parte más amable que podemos ofrecer a las personas que más nos quieren y más tiempo junto a nosotros pasan cada día». La comunicación asertiva-afectiva a la que se refiere Capurro, además de uno de los estilos de comunicación con los que cuenta el ser humano, corrobora Patricia Gutiérrez Albaladejo, psicóloga y profesora universitaria, es un facilitador de las relaciones familiares. "Son tres los posibles estilos de comunidación que desarrollamos dentro de la unidad familiar, pero es este el que mayor tranquilidad y seguridad nos proporciona en la interacción con nuestros hijos e hijas, pareja y otras personas que forman parte de nuestro mundo afectivo". Los otros dos estilos de comunicación, recuerda, " son el pasivo y el agresivo pero estos -acalara Gutiérrez Albaladejo, también fundadora de 'Familiando'-, hacen que nuestras relaciones se configuren de manera asimétrica y con códigos de comunicación menos flexibles y menos ajustados a nuestras necesidades familiares, haciendo que la relación con nuestros niños y adolescentes se vuelva compleja y difícil. De hecho estar fuera de la comunicación asertiva y de la afectividad nos hace generar relaciones de mayor distancia emocional con menos capacidad de empatía, promoviendo conductas mucho menos prosocionales". Así, para lograr una comunicación asertivo-afectiva dentro de la unidad familiar sugiere Gutiérrez Albaladejo, autora también del libro 'Descubre (tus) valores: guía práctica para educar y proteger', la práctica de cinco elementos fundamentales : expresión, liberación de etiquetas, aceptación de las posturas contarias, manteniendo constancia y siendo coherente con lo que se hace y lo que se dice". Una de las recomendaciones de Capurro en este sentido es, por ejemplo, «acordar normas en relación a este punto, y trabajarlo cada día, porque ayudará a que la convivencia sea mucho más respetuosa y amorosa, y va a contribuir a que esto forme parte de nuestra manera de relacionarnos con los demás, extrapolando este tipo de comunicación asertiva a todas las relaciones que podamos llegar a tener con diferentes personas fuera del ámbito familiar. No debemos olvidar que esas nuevas palabras amables y respetuosas que comenzarán a resonar en el hogar, serán las palabras que los niños normalizarán en su día a día, y por lo tanto utilizarán también como parte de su lenguaje interno, (para hablarse a sí mismos), repercutiendo esto de manera directa en su desarrollo emocional». «Es tarea de padres y madres -corrobora Julio García Gómez, experto en comunicación y relación social de la Fundación Casaverde - crear el mejor ambiente de comunicación para que se eliminen barreras con los hijos, de manera que a través de la palabra hablada, en la relación persona-persona, se creen los cauces más adecuados para la formación de los futuros adultos y su desarrollo social de cara a la relación de los hijos con los amigos, compañeros de profesión y con la sociedad en general». A juicio del profesional de Fundación Casaverde, una buena idea para mejorar este aspecto es realizar « un compromiso explícito para la conversación en la familia . Este puede estar basado en limitar las horas de uso de las pantallas en beneficio de la comunicación interpersonal. Podemos, incluso, redactar un 'compromiso de cumplimiento' y que todos firmen y aprueben su puesta en marcha». Entre las claves de conducta interpersonal que podrían mejorar y afianzar los vínculos sociales y familiares, los expertos destacan varias herramientas a tener en cuenta. Según García Gómez, " el manejo de la voz en sus diferentes tonos, timbre y matices, graves, medios y agudos, con el fin de conseguir proyectar los sonidos que salen de la garganta, dar énfasis a las frases , evitar el desgaste de la voz y captar la atención de los interlocutores con registros adecuados para evitar la monotonía del tono que utilizamos para hablar". A esto, prosigue, se le añaden el lenguaje paraverbal y gestual, que apoyan el no verbal. Así los silencios, las pausas, la intensidad de la voz o la risa, apunta el experto de Fundación Casaverde, "configuran el lenguaje paraverbal que apoya lo que decimos con las palabras. A la vez que la mirada, los gestos, el movimiento de las manos y la posición del cuerpo y las piernas, son elementos que potencian el poder de la palabra, y afianzan la persuasión y atracción de los demás hacia su interlocutor". En esta misma línea se expresa Gutiérrez Albaladejo, para quien "compartir con ellos expresiones, demandas, peticiones... con una prosodia ajustada al contexto, hará que la permeabilidad y capacidad de escucha que tengan en la interacción sea mucho mayor. Las familias tenemos la tentación de ser monocordes en nuestras interacciones para mostrar a nuestros hijos e hijas que estamos en calma, pero estos necesitan percibir en nuestro tono de voz, en nuestro lenguaje verbal y en nuestra comunidación no verbal viveza, que les llevará a diferenciar cuando algo es importante, cuando es urgente, cuando hay enfado, cuando hay desagrado o cuándo pueden flexibilizar. Les tenemos que dar información, por eso ajustar nuestro lenguaje verbal con el no verbal es un recurso altamente valioso para ellos" Estamos hablando, resume la fundadora de ' Familiando', de la capacidad para comunicarnos con nuestros hijos y hay una parte fundamental, recuerda, "que tiene que ver con la escucha y con saber atender sus necesidades desde la atención y la disponibilidad . Todo esto va a favorecer la comunicación asertiva afectiva entre los miembros de la unidad familiar, a pesar de que el contenido que os estéis compartiendo no sea el que esperabais. Aún con todo, se debe favorecer la escucha desde la atención y la calma, sin interrumpir, sin juzgar y sin manifestar nuestro criterio antes de que el menor termine su argumento. La nuestra como familia siempre vendrá después". Mejorar la comunicación familiar en 2025 , concluyen todos, es cuestión de proponérselo pero, sobre todo, de practicar..