Melchor llevaba razón
Las palabras de su Majestad me parecieron sencillas, claras y contundentes. El público aplaudía con fervor. No era para menos. Habló de los sentimientos de unión y de solidaridad que anidan en todos aquellos a los que yo denomino gente corriente. Estos ciudadanos cuya misión no consiste en envenenarse y envenenar a los demás cuando sus ideas no coinciden.