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El drama de un agente de Policía Nacional que fue agredido por un acosador: "Tenemos que mudarnos y vender la casa"

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El acoso comenzó por el fino resquicio de una ventana. Estas miradas furtivas se trasladaron al interior del edificio donde vivía la víctima, que tuvo que refugiarse uno de esos días en la casa de su vecino de arriba, un agente de la Policía Nacional. Este funcionario pasó a ser la diana de este delincuente. El policía fue agredido delante de su mujer y sus hijas a las que también insultó. Ahora, el autor de estos hechos cuenta con una orden de alejamiento sobre la familia, que ha decidido cambiar de casa para preservar la seguridad de las menores. "Hemos tenido que vender el piso. Me ha trastocado plenamente la vida", relata el protagonista de esta historia a LA RAZÓN.

Si ya de por sí es complicado patrullar las calles, los agentes de la Policía Nacional se enfrentan cada vez más a peligros insospechados. Este es el caso de un funcionario del Cuerpo en Zaragoza que se ha visto envuelto en una situación angustiosa que le obliga a cambiar, prácticamente, de vida por la integridad y la seguridad de su familia. Su problema tiene nombre y apellidos: un vecino acosador de mujeres que le ha puesto en la diana por el simple hecho de ayudar a una de sus víctimas.

El origen de toda esta historia es la obsesión de este peligroso sujeto con una joven profesora a la que comenzó espiando por la ventana y terminó abordándola en el descansillo del edificio donde vive. La víctima consiguió zafarse del hombre y subió al piso de arriba donde, conocía, que vivía este agente del Cuerpo. "Tenía miedo", describió el efectivo de seguridad en su comparecencia. Cuando salió al exterior estaba este peligroso sujeto que le señaló: "Perdón, agente".

Desde ese tenso encontronazo, que tuvo lugar hace un año, este individuo ha estado rondando y desafiando a la familia de este trabajador público. "Por la ventana nos tenía todo el tiempo controlados. Cuando entramos y salimos de casa", rubricó este policía. El día clave se produjo el pasado 5 de diciembre, en plena temporada festiva, cuando el agente se encontraba regresando a su domicilio acompañado de su mujer y de sus dos hijas, de 8 y 4 años.

Este hombre abordó a la víctima: "Tenemos un juicio pendiente, más vale que no vayas al juicio porque si no igual que le arruiné la vida a Marta (nombre ficticio), te voy a arruinar la vida a ti y a las tres putitas con las que vas". El denunciante le recriminó su comportamiento. Este individuo, cada vez más violento, le propinó varios puñetazos, llegándole a impactar uno en el rostro, causándole una herida sangrante y abierta en el labio.

Una orden de alejamiento contra el acosador

El agente, junto a su mujer que también es compañera, trataron de reducir a este delincuente. Tuvieron que ser auxiliados por testigos que presenciaron toda esta escena. Este varón acabó siendo detenido. Tenía antecedentes por malos tratos en el ámbito doméstico y otra orden de alejamiento, según informan otras fuentes policiales a LA RAZÓN.

La víctima, que ha sido representada por Marco Antonio Navarro Laguna, abogado del sindicato Jupol, ha conseguido una orden de alejamiento de 300 metros sobre este hombre. No podrá acercarse a menos de esa distancia a él, su mujer o sus dos hijas. Estas dos menores vieron la escena violenta que sufrió su padre. Están conmocionadas y con miedo. También fueron el centro de las amenazas y los insultos.

"Vive muy cerca", lamenta este funcionario. Están "aterradas" con pavor de bajar a las zonas comunes del edificio o a la calle. "A la pequeña le da miedo cuando ve a cualquier persona vestida de negro. Tenemos que salir de casa por el garaje", reflexiona este agente que ha visto como, sin quererlo ni beberlo, ha cambiado su vida de forma radical en el último mes.

"Nos tenemos que ir de casa"

"Se nos está haciendo muy duro, sobre todo por nuestras hijas. En el plano personal yo asumo mi trabajo pero no concibo que mi familia pague las consecuencias", manifiesta. Y es que, aunque acabe condenado, el policía y su mujer no se fían de las acciones futuras que pueda llevar a cabo este individuo. "Con todo el dolor de mi corazón nos tenemos que ir de una casa que hemos reformado hace nada, con una gran inversión", añade.

Desde que fue detenido por ser agredido, las amenazas se quedan únicamente en "desafíos visuales". "No nos dice nada más", subraya. La acción de este delincuente ha trastocado de forma fulminante la tranquilidad de esta familia: "Me tengo que ir a un sitio más anónimo". El sindicato Jupol, que ha defendido los intereses de este agente, sigue denunciando que se han incrementado las agresiones a agentes de la Policía Nacional. Precisamente, unos funcionarios que aún siguen luchando por ser considerados una profesión de riesgo.