Rituales, predicciones y detalles para iniciar el Año Nuevo con esperanza y renovación
En una charla fascinante con Margot Pérez Jiménez, experta en pseudociencias y conocedora de los misterios que rodean a la luna, exploramos el impacto de este astro en nuestras vidas y en este año nuevo. Desde su influencia sobre el subconsciente hasta su papel crucial en la estabilidad del planeta, Margot comparte su perspectiva sobre cómo la luna podría moldear nuestra entrada en 2025.
«Muchos no son conscientes de la conexión entre la luna y el subconsciente», explica Pérez a El Nacional. Alega que este satélite natural actúa como un espejo de nuestras emociones más profundas, influyendo en ciclos internos y externos. «Cuando observamos la luna, nos estamos observando a nosotros mismos. Es un reflejo de lo que está en nuestro interior», asegura.
Sin la luna, sostiene la experta, la vida en la Tierra sería radicalmente diferente. «La gravedad de la luna es fundamental; evita que nuestro planeta se tambalee demasiado sobre su eje. Sin ella, el clima sería caótico y la vida, tal como la conocemos, no sería posible».
La luna creciente: un símbolo de crecimiento y energía positiva
Cuando la luna entra en su fase creciente, Pérez aclara que es el momento ideal para emprender nuevos proyectos y tomar decisiones audaces. «Es un periodo cargado de energía positiva. Crecemos en todos los sentidos, desde lo espiritual hasta lo práctico. Este es el momento de atreverse, de salir de nuestra zona de confort y probar cosas nuevas», dice.
También destaca una tradición poderosa vinculada a la luna creciente: encender una vela verde. «Es un ritual sencillo, pero significativo. La vela simboliza claridad y prosperidad, ayudando a enfocar nuestras metas y abrir el camino hacia ellas».
En muchas culturas, la luna creciente está asociada con la abundancia. Margot Pérez comenta que esta fase lunar es ideal para establecer metas y atraer lo que deseamos. «Es un periodo propicio para la prosperidad. Aprovechar esta energía puede marcar la diferencia entre soñar con algo y hacerlo realidad».
Por esa razón, la experta predice que para el 2025 la luna jugará un papel clave en ayudarnos a adaptarnos a los cambios venidero, ayudándonos «a conectar con nuestro interior y a utilizar su energía para superar los retos del próximo año».
El cielo nos habla: la luna creciente recibe el Año Nuevo
El Año Nuevo 2025 no solo estará marcado por las tradicionales celebraciones globales, sino también por un simbolismo profundo vinculado a los ciclos de la naturaleza y las fuerzas numerológicas. Con la luna creciente iluminando el cielo y el inicio de un año cargado de significados vibratorios, este periodo se presenta como un tiempo de transformación, esperanza y oportunidades.
La noche del 31 de diciembre de 2024 estará bañada por el resplandor de una luna creciente. Es un fenómeno que refleja el tránsito hacia la plenitud, inspira acciones positivas y momentos ideales para establecer intenciones y planificar proyectos futuros.
Este momento, además, es propicio para reflexionar sobre lo aprendido en el año que culmina y, con ello, plantar las semillas de un 2025 lleno de posibilidades.
Así, el año que comienza no solo trae la promesa de nuevos comienzos, sino también la influencia de una vibración numerológica especial, según la experta. Sumando los dígitos de 2025, obtenemos el número 9, asociado con la culminación de ciclos, la introspección y el inicio de una nueva etapa. Este número invita a liberar lo que ya no nos sirve, cerrar capítulos pendientes y abrazar con valentía los cambios que están por venir.
Un miércoles para empezar el Año Nuevo
El 1° de enero de 2025 cae miércoles, un día que en diversas tradiciones se asocia con Mercurio, el planeta de la comunicación, el intelecto y el intercambio. Este curioso inicio en mitad de la semana laboral, asegura Pérez, puede ser interpretado como un mensaje para equilibrar la festividad con la responsabilidad.
«Es un llamado a conectarnos con nuestras metas a través del diálogo interno y externo, y a usar este día como un puente entre la celebración y el enfoque», explican la especialista.
Pérez Jiménez sugiere aprovechar la energía de la luna creciente para realizar rituales de manifestación y renovación. Entre sus recomendaciones destacan:
1. Encender una vela verde: este sencillo ritual simboliza claridad y prosperidad. Ayuda a visualizar metas y atraer abundancia.
2. Escribir intenciones: redactar en un papel los deseos y objetivos para el nuevo año bajo la luz de la luna puede intensificar su realización.
3. Cerrar ciclos: hacer una lista de aquello que deseamos dejar atrás y quemarla en un acto de liberación simbólica.
Un llamado a la esperanza
La combinación de un cielo cargado de simbolismo, la numerología del 2025 y la energía renovadora de un nuevo comienzo nos invita a recibir el año nuevo con esperanza. La clave está en encontrar el balance entre lo aprendido y lo que deseamos construir.
«El 2025 promete ser un año de transformación, pero la verdadera magia está en cómo decidamos enfrentarlo», concluye Pérez Jiménez.
Este año nuevo, bajo la luna creciente, es nuestra oportunidad de crecer, avanzar y abrazar el futuro con renovado entusiasmo.
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