El parlanchín extraviado
El parlanchín extraviado. Variaciones sobre un tema de nadie (Artes de México, 2024) es un libro breve, divertido, irónico, de uno de los más reconocidos ensayistas y poetas cubanos en el exilio: Orlando González Esteva (1952), autor de una obra que incluye títulos como ¿Qué edad cumple la luz esta mañana?, Escrito para borrar y Las voces de los muertos.En El parlanchín extraviado, considerado por él mismo con un “divertimento”, González Esteva, apuntan sus editores, “celebra el destino de ser cubano y vivir intensamente, en toda circunstancia y lugar, su identidad”, uno de cuyos rasgos más evidentes es el deseo de hablar incesantemente por cualquier motivo y en cualquier circunstancia, ese el motivo de los siguientes textos, observaciones risueñas sobre un pueblo que ama la verbosidad.“Hablas dormido, aunque nunca recuerdes con quiénes ni tu mujer parezca adivinarlo. Las horas del día no te alcanzan para satisfacer la cuota diaria de palabras que justifica tu vida”.“No saber lo que dice no priva al cubano de decirlo, y el placer que deriva de su audacia es tan obvio que incluso aquellos que advierten que no sabe lo que dice guardan silencio y disfrutan de su facundia.“Hay más provecho en escuchar a un necio que goza diciendo lo que no sabe que un soso ilustrado”.“Las olas que estallan contra el malecón de La Habana repiten lo que el rey Juan Carlos I de España apostrofara a Hugo Chávez Frías en ocasión memorable: ¿por qué no te callas?”“Nada más promiscuo que nuestra conversación. Las voces se superponen como cuerpos y como tales se ayuntan: las más fuertes con las más débiles, las más eufóricas con las más sufridas.“El clímax dura horas; el posterior desfallecimiento y la recuperación, instantes.“La libertad de expresión promueve la parquedad: donde todo puede decirse huelga abundar en todo. La privación de esa libertad tiene el efecto contrario: las ganas de hablar se hipertrofian.“El castigo infligido al cubano durante décadas, haciéndolo callar o decir lo opuesto de lo que diría si su integridad personal no peligrara, atenta contra lo más propio de sí mismo.“Nadie se pregunte por qué no se come las uñas ni agita el zapato que aúpa la pierna izquierda: la impaciencia también se agota”.“Nada sabe del pasado;del futuro, menos; sienteque no es suyo el presente,el parlanchín extraviado”.AQ