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Bruno Da Silva: El empresario que sabe por qué los políticos y famosos van tanto a República Dominicana

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República Dominicana se ha convertido en un país muy concurrido. En las últimas investigaciones judiciales aparece en todos los sumarios como uno de los países donde recalan las "tramas" y suelen ser noticia las idas y venidas de conocidos que tratan de fijar su residencia en este país. Pero, ¿qué tiene República Dominicana?

Bruno Da Silva, promotor inmobiliario y empresario suma la construcción de 8 viviendas en una primera fase en Punta Cana Bávaro y 36 viviendas más en la misma zona, además de 134 apartamentos en Bayahibe que ha realizado con una inversión total de 16 millones de euros con la financiación a través de fondos Monegascos y Suizos y cuenta con la asesoría del despacho de abogados Fúster-Fabra. A él han llegado a acudir desde un príncipe africano hasta el expresidente del Real Madrid, el ya fallecido Lorenzo Sanz, en busca de casa en este país o de inversiones.

Da Silva indica a LA RAZÓN que en República Dominicana “lo que se encuentra cualquier persona allí es la libertad que no te encuentras aquí”, en España. Asegura que “la inversión es fácil, el interés bancario es fácil, no es un paraíso fiscal, pero te diría que como si lo fuera” y se ha podido encontrar desde a Felipe González hasta a Luis Rubiales.En la misma zona en la que he vivido durante seis meses vivía Rubiales”. Dice que lo que está ocurriendo es que “ahora hay un boom inmobiliario y, si quieres ganar dinero rápidamente y sin impuestos, por el hecho de ser europeos no tenemos que pagar esos impuestos hasta dentro de 15 años por lo que consigues recuperar la inversión en tres años. No van a tributar”. “Hasta los políticos en vez de creer y dar el ejemplo para su país invierten en otro. Es triste, pero es la realidad. Pedro Sánchez piensa igual que yo, los cuartos se van a hacer ahí porque aquí es imposible hacerlo. Con todos los impuestos que nos están metiendo, él se va allí”, aunque asegura que no ha llegado a ver al presidente del Gobierno. “He leído que ha habido hasta 39 vuelos del Falcon sin justificar a República Dominicana –en los últimos tres años-. Eso quiere decir algo. Él se lo debe estar llevando a allí todo”.

Ante la posibilidad de que Sánchez se estuviera haciendo allí una casa, asegura: “No creo que se esté haciendo una casa para él, pero estoy seguro de que está invirtiendo en propiedades, aunque sea a nombre de terceros, de sociedades, porque es tan fácil hacerlo y ganar dinero... El beneficio que ganarás ahí no lo ganarás en España en la vida”, confiesa.

Un empresario "hecho a sí mismo"

Da Silva es un empresario que se ha hecho a sí mismo a base de mucho trabajo y sacrificio. De niño soñaba con ser piloto de Fórmula 1 y, “cuando vi que no sería posible me enfadé durante mucho tiempo. Competí, pero ha sido la primera gran decepción de mi vida” y es que, con el fallecimiento de sus padres se tuvo que poner a trabajar desde muy joven. Su madre falleció a los 42 años, tras una larga enfermedad y su padre se suicidó tres meses después. “Me quedé solo, mis hermanos eran más mayores. Soy el único que he trabajado por cuenta propia y no estudié. Me considero un cateto con experiencia, que aprendí de todas las veces que fracasé” pero asegura que “siempre creí en mí”. “Cuantas más horas le dediques a tu actividad, funcionará antes. Pero la gente es muy cómoda...” y recuerda que de los 16 a los 30 años “no disfruté, pasé el tiempo currando mucho, fracasando muchas veces y ahí te das cuenta de que la gente te abandona rápidamente, pero te hace crecer. Hay que levantarse rápidamente y no hay que perder la fe. La única persona que va a creer en ti serás tú mismo”, subraya.

Nació en Francia, pero siente España como su país. Llegó a Mallorca siendo muy joven, con una maleta y “nada más”.

Da Silva ha llegado a la conclusión de que “el mejor Gobierno sería uno que estuviera formado por empresarios”. Destaca a algunos como “Florentino Pérez, Juan Roig, Amancio Ortega, que lo único que hacen es fabricar riqueza. Si estos cinco o seis empresarios gobernaran España, en cinco o seis años estaríamos liderando Europa. Ellos tienen la política de crear riqueza y lo que están haciendo nuestros políticos últimamente es crear pobreza y no solo económica, sino también mental. No miran hacia el futuro. Mis abuelos me enseñaban a tener un proyecto cuando te comprabas una casa. Aquí no, son todos coworking, coliving...”.

¿Y por qué Bruno Da Silva se fue a República Dominicana? “Porque creo que es un país con mucha expansión y mucho futuro y la posibilidad de ganar dinero es infinita. Esto no lo encuentro en España donde trabajo el doble para ganar cada vez menos. Sin embargo, allí trabajo menos para ganar cada vez más. Compro un terreno, construyo una casa, se vende porque el banco abre crédito, los norteamericanos, los canadienses y los europeos van allí a comprar casas de vacaciones... Hay una entrada de dinero de inversionistas tremenda”, confiesa.

Este promotor y empresario dice que nadie le enseñó a serlo. “El cabezón que soy se lo debo a mi madre y es lo único que heredé”. Es de los que ven “oportunidades” cuando otros ven “problemas”. “Es más fácil quejarse que buscar la solución y las necesidades me hicieron pensar. Ahora soy un privilegiado, tengo salud, intento hacer una hora de deporte cada día. Siempre escucho a gente más inteligente que yo, y no es difícil. Soy un tonto que me equivoqué tantas veces que cogí experiencia. Admiro a mi abogado Ignacio Fúster Fabra, a un empresario como Amancio Ortega que no está obligado a hacer las donaciones que hace, porque ya paga sus impuestos, mientras algunos partidos lo critican”. Aunque, subraya que para él “Florentino Pérez es mi ídolo. En el mundo entero es la persona que más me ha marcado y sigo sus noticias. Es un creador de riqueza”, un empresario al que le encantaría poder conocer.

Da Silva asegura que lo más difícil ahora de ser empresario es “el país de donde lo eres”; que “en República Dominicana no es difícil serlo” y, sin embargo, “en España es super difícil” y en Francia, “imposible”.

Cuenta con un restaurante en República dominicana: Bruno Bistro, en plaza Friusa, aunque aún tiene como meta poder construir un hotel en este país. En Mallorca cuenta también con negocios de hostelería y construcción.

Contra el "Gran Hermano" turístico

Carga contra el “Gran Hermano” que se ha impuesto al sector turístico y asegura que “es una manera más de coartar la libertad. Cada día te la coartan más, no te puedes ir a tomar un café sin que sepan dónde te lo estás tomando. Creo que, desde el Gobierno, lo que quieren son personas que no sea muy inteligente para poder seguir todo el rebaño”. Advierte de que a los hoteles con más de 400 habitaciones tendrán que contratar más personal para hacer frente a estas nuevas imposiciones que vienen desde el Ministerio del Interior. Sugiere que se pueda hacer mediante un código QR. “A mí me da igual que me pidan los datos, pero ¿quién va a pagar todo esto? Te imponen cosas, pero siempre las tiene que costear el empresario, y sin darte ninguna explicación”. Y recuerda: “Parece que en el Covid fuimos muy inteligentes, pero ellos lo lanzan y luego que lo arregle el empresario, como siempre”.

Sobre cómo la inseguridad en España podría estar afectando al sector turístico indica que “muchísimo” porque “hay falta de presencia policial” y recuerda el episodio que vivió en Playa Palma donde proliferan las mafias de rumanos que estafan con la patata y tienen amedrentados, incluso, a los policías locales que muchas veces hacen la vista gorda mientras por estacionar en frente de su negocio un minuto acudieron rápidamente a multarle.

Ahora cuenta con 60 empleados entre Mallorca y República Dominicana. Además, la empresa constructora BDS capital Dominicana.

A Bruno Da Silva le vale con ser recordado por los que le conocen. “Con eso me bastará”. Su madre le enseñó que “la palabra es lo que vale en la vida” y asegura que busca hacer el bien, aunque no se lo devuelvan.

Recuerda con cariño a Lorenzo Sanz de quien asegura que es una de las “personas más generosas que he podido conocer. Te sentabas con él y si estabas mal, a la hora y media te convencía de que todo iba a salir bien”. Dice que le dio muchos consejos y no olvidó el día que le contó aquello en lo que consideraba que se había equivocado “para que yo no lo hiciera”.