Las necesarias fibras del corazón
Dejemos que arranque el ímpetu, con su lenguaje místico y con el sigilo de su vocabulario, para que el intercambio de felicitaciones no pierda su profundo valor contemplativo de comunión y que la fiesta de las fiestas no quede absorbida por la necedad mundana del consumo simplista. Hemos de renacer, por tanto, con las cuerdas profundas de la alegría.