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Carmen Bernal o la hípica en familia

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La historia de Carmen Bernal y su madre, Carmela Medina, es un ejemplo de que la equitación es un deporte que fortalece lazos familiares. Con 13 años, Carmen se ha convertido en una gran promesa del Salto en España. Es campeona de Andalucía en Infantiles y fue cuarta en el Campeonato de España de Salto con la dirección de Samuel Oliva. Detrás de los logros, podios y medallas hay una constante: el apoyo incondicional de sus padres, Carmela Medina y Samuel Bernal.

La pasión de Carmen por los caballos comenzó en 2017 cuando junto a sus hermanos, Martina e Ismael, empezó a montar en el picadero de Curro Calderón, un amigo de la familia. Su padre siempre había estado rodeado de caballos y fue él quien decidió llevarlos a las primeras clases. Desde el principio, Carmen tuvo una afinidad natural con los animales. La llegada de Isabel Gómez, amazona de Salto que supo ver el talento de Carmen, fue un punto de inflexión. Ella la introdujo en la disciplina del Salto de Obstáculos.

"Mi madre significa muchísimo para mí en este deporte. Siempre ha estado ahí apoyándome. Es mi mayor fan, mi consejera y la persona que me da fuerza en los momentos difíciles. Sin ella, todo sería más complicado", asegura. "Lo vivo con muchísima emoción y orgullo. Es un deporte que nos ha unido muchísimo y, aunque tiene sus desafíos, ver a Carmen disfrutar, esforzarse y lograr sus metas es algo que me llena de felicidad. Además, me encanta compartir esos momentos en la pista, las victorias y las derrotas; todo es parte del proceso", comenta Carmela. "Mi madre no es sólo mi acompañante, también es mi apoyo emocional. Siento que hacemos un equipo perfecto y eso me da mucha tranquilidad. Compartir la equitación con ella hace que todo sea más bonito y significativo", relata Carmen.

"Hay muchos momentos bonitos, pero uno que siempre recordaré fue la primera vez que ganó una competición. Ver su cara de felicidad, sus lágrimas y cómo abrazaba a su caballo fue algo indescriptible. Sentí que todo el esfuerzo había valido la pena", dice Carmela. "Para mí, uno de los momentos más bonitos fue después de una caída muy fuerte. Mi madre fue la primera en acercarse y darme ánimos. En lugar de recriminarme o preocuparse en exceso, me recordó lo fuerte que soy y lo lejos que podía llegar. Ese día entendí lo afortunada que soy de tenerla a mi lado", asegura Carmen. "Al principio me preocupé, porque es un deporte con riesgos, pero también me emocioné mucho porque vi la pasión en sus ojos. Desde ese momento decidí apoyarla y ayudarla a cumplir su sueño, aunque siempre con responsabilidad y seguridad", cuenta la madre. Ese apoyo ha sido básico para Carmen: "Mi madre es una parte importante en mi carrera como amazona. Sin su apoyo, me faltaría esa motivación extra y esa compañía que hace que cada logro sea aún más especial".

Carmela anima a otros padres a confiar en los sueños de sus pequeños: "Les diría que crean en sus hijos y en sus sueños. La equitación no sólo es un deporte, es una disciplina que enseña valores como la constancia, la responsabilidad y el amor por los animales. Apoyarlos marca una gran diferencia en su confianza y felicidad". Y Carmen se lo agradece: "Sólo puedo dar las gracias por todo. A mi madre por ser mi pilar, por sus sacrificios y nunca dejar de creer en mí. Y a mi padre por apoyarme desde su lugar. No sería quien soy sin ellos".