Procesión de Semana Santa en Navidad con la Virgen del Socorro

El aire era gélido . Pasaban las nueve de la mañana por los alrededores de la Catedral y todo estaba en calma. Los guiris habituales, los escasos bares sirviendo desayunos y el suelo aún mojado tras los baldeos nocturnos. Por Matacanónigos el frío húmedo se colaba desde abajo con los escasos cuatro grados y la corriente de la amanecida por Mateos Gago. Salía una procesión tan insólita que congregó al público justo, pero necesario. Regresaba la Virgen del Socorro de la hermandad del Amor al Salvador tras haber estado un mes en la Catedral como único paso invitado para la exposición 'Fons pietatis' organizada por el Congreso de Hermandades. Al marcar el reloj las y media quedaba enmarcada la dolorosa en la puerta de Palos, que es la del Nacimiento , con el relieve con el Misterio en el portal de Belén, que anunciaba que sería una procesión de Semana Santa en Navidad . Quizá por eso, nada más hacerse el silencio en la plaza Virgen de los Reyes, sonó la excepcional marcha de Marquina, que afortunadamente se está recuperando, justo detrás de 'Sevilla cofradiera' y el compás de las campanas de la Giralda despidiendo a la Virgen del Socorro. La luz de la mañana y este palio eran algo tan extraordinario que hubo hasta quien pensó que no es que la Borriquita tenga que salir en el cortejo del Cristo del Amor, sino que éste tendría que hacerlo formando la cofradía completa en la mañana del Domingo de Ramos. Porque ese palio está hecho para la luz del sol, no la de las farolas de la noche, cuando sale a las diez de la noche cada año. La malla dejaba que se colara un haz que venía de la espadaña del convento de la Encarnación y que era cegador cuando el paso se colocó bajo la torre, junto al Palacio Arzobispal. Era todo tan extraordinario que ni se retiraron los coches de caballos de la parada junto de Cardenal Amigo Vallejo. El aire que congelaba los cuerpos había apagado por completo la candelería desde que salió de la Catedral, y apenas puso encenderla al completo a su paso por Francos. Pero para eso estaba el sol. En ese momento, al pasar por el azulejo del cardenal, en las apreturas de las gradas por tener que sortear a los equinos, sonaba el tambor ronco de Las Cigarreras, tan fúnebre como en Semana Santa, pero dio paso a 'Coronación de la Macarena'. El traslado de regreso del palio del Amor era festivo, dentro de la elegancia y la rigurosidad de la hermandad. Por eso sonó la música triunfal de Braña, eso sí, sin cornetas. Fue un guiño dentro de la solemnidad de un repertorio exquisito. Enfilaba Alemanes hasta la esquina de Argote de Molina, donde se interpretó 'Valle de Sevilla' y se marchaba hacia la Cuesta del Bacalao dejando ver el manto más espectacular de cuanto salen en Sevilla. Un prodigio de Conchita Fernández del Toro, que ha recuperado todo su esplendor recientemente, y al que por fin se le vio a plena luz del día entre el granate del terciopelo y el oro de los bordados. A la Virgen se le podía acompañar por el lado porque el público era no era multitudinario. Y ahí estuvo el gozo de esta procesión navideña. Enfilaba Francos la cruz parroquial que abría un cortejo amplio de hermanos con cirio, con la austeridad característica de la cofradía, pero desprendidos del ruan, con respeto a su esencia pero a la vez con la naturalidad que requería la ocasión. La antigüedad se medía por la cercanía al paso, y también por el peso de la edad en los rostros y en las medallas, algunas desgastadas por el paso del tiempo de una hermandad que vive un momento de enorme crecimiento en los últimos 15 años, desde la incorporación de las mujeres a las filas de nazarenos, que casi han duplicado el cortejo de la Borriquita, que luego acaba engrosando las filas del Cristo del Amor. En la esquina de Francos le llovieron pétalos, sin más estridencias, y sonó 'Virgen del Valle' al enfilar el primer tramo de la calle. Continuaba por Chapineros hasta la estrechez de Álvarez Quintero, donde la estrechez hizo que numeroso público se colocara delante del paso formando una bulla innecesaria , ya que al llegar a Joyería Reyes se podía acompañar a la Virgen por el lado, cuando comenzó a sonar 'Jesús de las Penas'. Entraba en el Salvador pasadas las once de la mañana, con la luz entrándole por la Cuesta del Rosario y bajo un alumbrado navideño que convirtió en aún más histórica esta estampa. Fue aquí donde el público selecto y respetuoso se mezcló con el ambiente comercial tras haber abierto las tiendas. Con 'Soleá dame la mano' llegó hasta la rampa, que subió de espaldas al público entrando en la colegial con todo el día encima. Tras la procesión de Semana Santa navideña de este año inusual todo recuperó el bullicio habitual y la normalidad, que hoy devolverá la Virgen del Rocío del Salvador.