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Qué significa que una persona se lave las manos a cada rato, según la psicología

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Lavarse las manos es muy importante para prevenir infecciones, evitar la propagación de gérmenes y mantener una higiene correcta. Aunque lo solemos hacer con frecuencia, hay personas que lo hacen con mucha mas regularidad de lo normal, tanto que puede ser hasta preocupante.

En muchos de estos casos se puede pasar de una mera preocupación por nuestra higiene a un comportamiento que tiene sus explicaciones lógicas y razonables. Para las personas que lo hacen con frecuencia esta es la explicación que ofrece la psicología.

¿Qué dice la psicología sobre lavarse las manos con frecuencia?

Una de las razones por las que te puede suceder esto es la ansiedad. Las personas que padecen ansiedad suelen recurrir a lavarse las manos con frecuencia para mantener controlado el entorno que perciben como incierto o incluso como una amenaza. Según especialistas, este acto puede resultar como un alivio temporal, lo que reduce la tensión emocional asociada al estrés. Mucha gente se lava las manos cuando está estresada como acto de calma.

Las personas perfeccionistas suelen mostrar una preocupación especial por su higiene personal. La necesidad de sentirse puros o limpios conlleva a una satisfacción que radica en este ser perfecto. Incluso, el lavarse tanto las manos puede derivar en problemas de autoestima, pues la limpieza física puede ayudar a mejorar la percepción de nosotros mismos.

También puede darse por el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Aunque no todas las personas que se lavan las manos en exceso pueden tener este trastorno, el lavado de manos se convierte en un ritual compulsivo destinado a reducir pensamientos obsesivos relacionados con la limpieza, el miedo a la contaminación o el contagio de enfermedades. Según la Universidad de Navarra, cuando se trata de un problema relacionado con la limpieza y que sí pertenece a este trastorno, se le conoce como ablutomanía.

Por último, también puede deberse a experiencias traumáticas como enfermedades graves o problemas con la higiene que puede derivar a un miedo irracional a contaminar o a sentirse sucios.

Según la dermatóloga María Rosa Martí, estos son algunos problemas de lavarnos las manos en exceso:

1. Elimina los aceites naturales de la piel: la piel exuda grasas aceitosas, las mismas que se secretan en el cuero cabelludo y tienen una función protectora y de aislante térmico. Al lavarnos las manos eliminamos esta capa aceitosa que se genera debajo de la epidermis, en la dermis. Esto es algo normal y la capa aceitosa vuelve a regenerarse, el problema está en que cuando nos lavamos las manos con demasiada frecuencia no le damos tiempo a esta capa a regenerarse, por lo que la epidermis queda al descubierto. Siendo susceptible a la proliferación de patógenos.

2. Empobrecimiento de la flora bacteriana cutánea: la flora cutánea es el conjunto de bacterias, hongos y otros parásitos que habitan nuestra piel. En muchas ocasiones son buenas al defendernos de otros agentes patógenos. Si lavamos con frecuencia arrasamos esta flora cutánea y sucede los mismo que con los aceites naturales, que no le damos tiempo a que se regeneren y en este caso perdemos los beneficios de la flora.

3. Afeamiento de la piel: "una consecuencia del jabón es que desprotege las manos del agua que se encuentra en la epidermis de forma matricial" afirma la experta. El sol y el aire seco pueden conllevar a resequedad en la piel haciendo que esta pierda su elasticidad del tejido, por lo que recomienda aplicarse crema siempre después de lavarse.

4. Posibilidad de surgir alergias de contacto: tanto por la pérdida de la capa de grasa, como de la deshidratación pueden surgir la dermatitis irritativa o de contacto. Estos son procesos alérgicos que se manifiestan en forma de sarpullidos por tocar determinados materiales.

Como evitar lavarnos las manos todo el rato

Si hablamos de una simple manía con lavarnos las manos, podemos intentarlo nosotros mismos modificando hábitos gradualmente. Cuando se trata por problemas relacionados con la ansiedad o el Trastorno Obsesivo Compulsivo, se recomienda una combinación de psicoterapia y medicamentos. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es uno de los enfoques más efectivos, siendo la exposición con prevención de respuesta (EPR) la más específica, en la que los pacientes se exponen progresivamente a aquellos objetos o situaciones que temen (como por ejemplo tocar superficies que perciben como sucias) y luego se les enseña a resistir la compulsión de lavarse las manos. Con el tiempo, el objetivo es que la ansiedad disminuya sin necesidad de realizar la compulsión.

Por último, existe un tratamiento que se plantea como efectivo para personas que tienen obsesión de lavarse las manos o otras angustias como comprobar si la puerta está cerrada. Se trata de un tratamiento con pulsos magnéticos que penetra en el cerebro. Una tecnología no invasiva que se utiliza desde hace décadas para el tratamiento de enfermedades que afectan al sistema nervioso, como migrañas, ictus y otras adicciones.