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11 claves que aplicar a tu forma de viajar si tu propósito este año es hacerlo de forma más responsable

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Viajar no solo se trata de explorar nuevos horizontes, sino también de cuidar y respetar los lugares que visitamos. Con estos consejos puedes convertir cada viaje en un acto consciente que alimente tu experiencia viajera sin perjudicar al destino

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El turismo masivo, ese que se caracteriza por llenar calles y monumentos con enormes grupos de gente, buscando la foto de recuerdo sin detenerse en nada más, deja profundas huellas en infinidad de destinos. Muchas ciudades y pueblos han visto cómo su esencia se diluye entre multitudes, mientras que los locales se enfrentan a una pérdida de intimidad y a un entorno sobreexplotado. 

¿Cuántas veces hemos sido testigos de turistas que fotografían sin permiso a personas locales por su apariencia ‘exótica’, que se llevan una piedra de recuerdo en unas ruinas famosas, o que dejan un reguero de residuos tras un día de excursión?

Este tipo de turismo llega a ser destructivo, pero siempre existe una alternativa. Viajar con responsabilidad significa ser consciente del impacto que dejamos en el destino y eso nos permite actuar en consecuencia. Como apunta la Organización Mundial del Turismo (ONU Turismo) en su informe sobre viajeros responsables, ser conscientes y respetuosos con el entorno no solo enriquece el lugar, sino también nuestra experiencia como visitantes.

De manera que, si te has propuesto viajar con mayor conciencia y de forma más responsable, te proponemos una pequeña guía con diversas claves para que tus viajes sean más respetuosos y positivos tanto para ti como para los destinos a los que vayas.

Infórmate antes de viajar

Antes de hacer la maleta, dedica tiempo a conocer el destino. Aprende sobre sus costumbres, tradiciones, idioma y situación social o política. Esta información no solo te ayudará a evitar malentendidos, sino que también te permitirá interactuar de manera respetuosa con los locales. Por ejemplo, la propia vestimenta en determinados entornos sagrados puede ser algo a tener en cuenta. Conocer estos detalles muestra tu respeto por la cultura local.

Investigar también te ayudará a identificar actividades o lugares que podrían ser perjudiciales para la comunidad. Y no está de más informarte sobre mercados sostenibles o alojamientos que apoyen el comercio justo y que pueden marcar una gran diferencia en el impacto de tu viaje.

Evita fotografiar sin permiso

Pedir permiso antes de hacer una foto es una norma básica de respeto. Ya sea un retrato de una persona o una imagen de una propiedad privada, asegúrate de que los involucrados estén cómodos. Como menciona el informe de ONU Turismo, la intimidad de las personas es tan importante como la tuya propia. Además, muchas comunidades ven las fotos como una intrusión, especialmente cuando los visitantes solo buscan lo ‘exótico’ sin pararse a comprender el contexto cultural.

En algunos lugares, hacer fotos sin autorización puede ser incluso considerado ilegal. Informarte sobre las normativas locales evitará situaciones incómodas y fortalecerá tu relación con los residentes.

Reduce tu impacto ambiental

El turismo puede ser una de las principales fuentes de residuos en algunos destinos. Lleva contigo una botella reutilizable, evita los plásticos de un solo uso y planifica tus trayectos para minimizar el consumo de combustibles fósiles. Si visitas áreas protegidas, respeta las rutas marcadas y no recojas flora ni fauna. Como dice ONU Turismo, deja tras de ti una huella mínima y una buena impresión.

También puedes optar por medios de transporte sostenibles, como los trenes, en lugar de vuelos cortos. Además, elegir alojamientos que utilicen energía renovable o tengan políticas claras de sostenibilidad siempre es beneficioso para el entorno.

Compra local

El comercio local es el alma de muchas comunidades. Cuando adquieras recuerdos, artesanías o comida, hazlo en pequeños negocios o mercados. Esto no solo apoya la economía del lugar, sino que también asegura que el dinero llegue directamente a comercios locales. 

Optar por restaurantes familiares en lugar de grandes cadenas también contribuye a mantener viva la gastronomía tradicional del destino. Pregunta a los locales por recomendaciones y descubre los sabores auténticos que no encontrarás en ningún otro lugar.

Viaja sin prisas

El ‘slow travel’ es una forma de redescubrir el placer de viajar. En lugar de intentar verlo todo en pocos días, elige unos cuantos lugares y dedícales el tiempo necesario. Esto no solo reduce el estrés del viaje, sino que también permite conectar más profundamente con el destino. Pasar varios días en un pequeño pueblo, por ejemplo, te dará la oportunidad de conocer a sus habitantes y participar en su vida cotidiana.

Al viajar despacio, también tendrás la oportunidad de descubrir lugares de interés no tan conocidos, como mercados locales o rutas naturales, que no aparecen en las guías turísticas. Es decir, no irás donde va todo el mundo en masa.

Respeta los recursos del destino

En muchos lugares turísticos, los recursos como el agua o la electricidad son limitados. Usa solo lo necesario y asegúrate de no desperdiciar. Este consejo es especialmente importante en destinos donde el acceso a estos recursos es desigual entre los turistas y la población local.

Por ejemplo, en zonas áridas, evita largas duchas o el uso innecesario de toallas. Pequeños gestos como estos tienen un gran impacto en la sostenibilidad del lugar.

Cuidado con las actividades con animales

Hay lugares en los que los animales son un importante reclamo turístico, moviendo grandes cantidades de dinero. Sin embargo, la interacción de los humanos con ellos rara vez es respetuosa. De hecho, ONU Turismo recomienda evitar cualquier actividad que pueda poner en riesgo la vida silvestre o su hábitat natural.

Elefantes, delfines, osos, tigres pájaros exóticos, tiburones, monos, avestruces, tortugas o hasta estrellas de mar son un ejemplo de los animales salvajes más empleados para fomentar el turismo. En todo caso, apoya santuarios éticos y proyectos de conservación que trabajen para proteger a los animales en su entorno natural. 

Respeta el patrimonio cultural y natural

El patrimonio de un destino es un tesoro que debemos proteger. Respeta las normas en museos, monumentos y sitios arqueológicos. No toques piezas frágiles ni intentes llevarte ‘souvenirs’ de lugares históricos metiéndote una piedrecita en el bolsillo. En espacios naturales, sigue siempre las indicaciones y no accedas a áreas restringidas.

Considera también la vestimenta adecuada al visitar sitios sagrados o ceremonias tradicionales. Seguro que tú también lo agradecerías si te pusieras en la piel de las personas locales.

Aprende el idioma local

No necesitas dominar el idioma, pero aprender algunas frases como ‘gracias’, ‘por favor’ o ‘disculpa’ puede marcar una gran diferencia. Esto demuestra interés por la cultura del lugar y facilita la comunicación.

Practicar el idioma también puede abrir puertas a interacciones más auténticas y enriquecedoras con los residentes. Y al final, a veces, esos son los mejores recuerdos de los viajes.

No fomentes la mendicidad infantil

Dar dinero a los niños puede tener consecuencias negativas. Este acto incentiva la explotación infantil y perpetúa ciclos de pobreza. En su lugar, considera apoyar proyectos comunitarios que trabajen para mejorar las condiciones de vida de la comunidad.

Si deseas ayudar, investiga organizaciones locales que trabajen en programas educativos o de desarrollo sostenible. Tu contribución será más efectiva y tendrá un impacto duradero.

Participa en actividades responsables

Busca experiencias que promuevan la sostenibilidad y el respeto por el entorno. Desde talleres de artesanía local hasta caminatas guiadas por expertos, estas actividades no solo apoyan a la comunidad, sino que también enriquecen tu viaje.

Y como también recomienda ONU Turismo, es mejor elegir operadores turísticos que cuenten con políticas medioambientales y proyectos comunitarios. Pero siempre contrastando la información, porque en muchos casos las empresas pueden utilizar los valores como reclamo y, a la hora de la verdad, no cumplir con ellos.