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La fuerza del realismo: un libro homenaje a Carlos Llano

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“Estoy donde estoy, no donde quisiera estar; pero no voy a donde voy, sino a donde quiero ir”.

Carlos Llano Cifuentes

(1932-2010)

Hablar de Carlos Llano es adentrarse en la vida de un hombre excepcional, cuya profundidad intelectual y carisma personal dejaron una huella imborrable en el ámbito académico, filosófico y empresarial. El libro La fuerza del realismo: ensayos sobre la obra filosófica de Carlos Llano es un tributo a su legado y un viaje a través de sus ideas y de su incansable labor de enseñanza y formación.

Víctor Isolino Doval, uno de los editores de este libro, cita en la introducción al gran escritor inglés G. K. Chesterton, quien afirmaba: “Hay dos clases de idealistas, quienes idealizan la realidad y quienes hacen realidad las ideas (estos, son muy pocos)”. Llano pertenecía a este último grupo, por eso fue capaz de concebir y crear instituciones desde muy joven. Entre los ejemplos más relevantes, en orden cronológico, está la revista ISTMO, que se sigue publicando a 65 años de su fundación y que la hacen parte de un grupo élite de tres revistas en México que se publican ininterrumpidamente desde 1959.

También está su involucramiento en proyectos que lideró, como el IPADE, la Universidad Panamericana y el ICAMI, sabiendo formar personas, haciendo equipo, delegando y asumiendo responsabilidades; por eso, cuando el IPADE propuso su ingreso al salón de la fama del empresario en México, los del salón de la fama preguntaron: “¿Qué empresa importante creó y/o dirigió?”. Bueno, aparte de las antes mencionadas, mi colega Arturo Picos (el otro editor del libro) respondió: “El salón de la fama no solo tiene a jugadores, también están los mejores entrenadores”, y Llano fue un entrenador de primera.

Carlos Llano no solo fue un filósofo, sino un maestro en el sentido más pleno de la palabra. Su capacidad para explicar conceptos complejos con claridad y su habilidad para guiar a otros en la búsqueda de la verdad le otorgaron un lugar único en la filosofía contemporánea. Su enseñanza no se limitaba al aula; a través de sus palabras, su ejemplo y su contagioso sentido del humor, lograba inspirar a quienes tuvieron el privilegio de escucharlo.

En este libro, se explora cómo Carlos Llano vivió y defendió el realismo filosófico, un enfoque que lo llevó a profundizar en la naturaleza de la persona, el trabajo y las relaciones humanas. Su fuerza intelectual no radicaba solo en la profundidad de sus argumentos, sino también en su capacidad para conectar lo teórico con lo práctico, lo abstracto con lo cotidiano. Llano fue un filósofo de la vida real, alguien que buscó respuestas a las preguntas más esenciales del ser humano y las plasmó en sus obras con una gran claridad y belleza.

Otro aspecto fundamental de su personalidad fue su capacidad para formar personas. Como educador, Llano no se limitaba a impartir conocimientos; buscaba transformar a sus alumnos y colaboradores. Su enfoque no solo impactó a individuos, sino que marcó a generaciones enteras, ayudándoles a encontrar el sentido de su vida y su vocación en el mundo.

Este libro recoge no solo la profundidad de su pensamiento filosófico, sino también su dimensión humana. Quienes lo conocieron, destacan su humor agudo, su capacidad para reírse incluso de sí mismo y su estilo directo, que le permitía derribar barreras y conectar con las personas desde lo más auténtico.

Yo escribí un capítulo sobre su gusto por la poesía, que tiene que ver con el concepto de pericia en un líder, algo que Llano definía como el dominio maestro de otro campo. Así, Llano aplicaba en sí mismo lo que enseñaba: no vale la pena encerrarse en un nicho, hay que “abrirse”, tener y desarrollar otros intereses. Para Llano, fue la poesía, con sus poetas favoritos (los hermanos Machado, Antonio y Manuel, y el gran Miguel Hernández) a quienes citaba de memoria, aplicando sus poemas como ejemplos de empresa, de filosofía y de comprensión de la realidad. Por eso titulé mi capítulo como “Un hombre que vivió poéticamente”.

A mí, por supuesto, me marcó. Lo conocí hace 47 años, en septiembre de 1977, cuando yo tenía 23 años e ingresaba al Máster del IPADE. Llano dio las sesiones inaugurales sobre “El Método del Caso” y “La Enseñanza de la Dirección”, las recuerdo vívidamente. Posteriormente tuve la enorme oportunidad de trabajar cerca de él, algo que considero uno de los mayores privilegios que he tenido en la vida.

Este libro es para quienes desean conocer más sobre un hombre que dedicó su vida a comprender y enseñar lo que significa ser humano. Es un recordatorio de que, en las palabras y enseñanzas de Carlos Llano, encontramos no solo filosofía, sino también una lección de vida, de fuerza y de humanidad.

Palabras pronunciadas por Carlos Ruiz en la presentación del libro La fuerza del realismo: ensayos sobre la obra filosófica de Carlos Llano en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, diciembre de 2024.

Esta columna reaparecerá el viernes 3 de enero de 2025.