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El día que Franco ganó la batalla patriótica y españolizó al Athletic y al Barça

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El fútbol es tan grande que ni la Historia, ni la política, ni siquiera los reyes han conseguido escapar de él o no han dudado en utilizarlo. Tal día como hoy en 1940, el Régimen ponía fin a una de las esencias históricas de nuestro Fútbol: sus nombres. El fútbol siempre ha sido un escenario ideal para que los diferentes sistemas políticos y un hábil instrumento de propaganda. Así paso con la instauración de la II República en 1931 cuando muchos clubs pierden el calificativo de “Real” en su nombre y desaparece la corona real de sus escudos y eso fue lo que hizo Franco ante la relevancia adquirida por el deporte rey en nuestro país. Esta norma afectaría a clubes tan importantes como el Barça, el Atlético o el Athletic de Bilbao.

Corner, penalty o dribling

Cuando el foot-ball llega a España de mano de los ingleses mantienen palabras propias de su lengua. El empleo de la lengua inglesa como vehículo de comunicación para referirse a jugadas, lances e incluso denominación de muchas sociedades deportivas era algo muy común. Por ello era habitual decir “foot-ball”, “equipier” o “team”. El fútbol era un deporte minoritario en sus primeros años que venía desde el extranjero y fue practicado por extranjeros hasta que los españoles empezaron a interesarse por él como una forma de divertirse y hacer ejercicio pero nadie se preocupó por traducir aquellas palabras, simplemente adaptaron su pronunciación.

El aprendizaje del fútbol fue sencillo y pronto surgieron entre el vocabulario de los que se engancharon a este deporte palabras casi impronunciables como foot-ball, goal, back, club, shoot, dribling, corner, equipier, penalty, refree, goal-keeper o off-side. La implantación de estos términos fue creciendo entre la población y la prensa escrita se sumó a ello llevando las palabras de los terrenos de juego a sus crónicas.

La lengua del imperio

La lenta pero imparable progresión del inglés en nuestra sociedad empezaba a quedar patente y la presencia de este idioma no se detuvo en la denominación de jugadas, acciones o en la posición que adoptaban los jugadores dentro del terreno de juego, sino que fue más amplia y afectó al propio nombre de aquellas sociedades bajo las cuales se reunían un buen número de jugadores. Desde sus inicios surgieron nombres como Sport Club, Sporting Club, Racing Club, Athletic Club, Recreation Club o Foot-ball Club que iban acompañados con el de la localidad que representaban. El régimen de Franco quiso poner fin a esto y adaptar el fútbol a la “lengua del imperio” no «por un mezquino sentimiento de xenofobia, sino por respeto a lo que es entrañablemente nuestro, como el idioma», según reza el decreto firmado por Serrano Suñer.

Tal día como hoy, se emitió la circular federativa 6/1940, que en su apartado quinto expresaba: «En virtud de la disposición dictada por el C.O.E.C.N.D. y de acuerdo con las disposiciones superiores, todos los Clubes sujetos a la disciplina de la Federación procederán a suprimir de su denominación todo vocablo extranjero, y a reformar aquellas cuya construcción no sea gramaticalmente correcta en nuestro idioma. Por ejemplo, no podrán utilizarse la denominación “X Fútbol Club”, sino “X Club de Fútbol” o simplemente “Club X”, ni tampoco los vocablos Racing, Athletic, Sporting, etcétera, que deberán ser sustituidos por los castellanos correspondientes».

Esta circular respondía al Decreto Ley de la Jefatura del Estado, que erradicaba el uso de extranjerismos en todo el territorio español. La Delegación Nacional de Prensa y Propaganda del Ministerio del Interior se lo había trasladado al Comité Olímpico Español-Consejo Nacional de Deportes para que se impusiera en todo el ámbito deportivo antes del 1 de febrero de 1941.

Esto no sólo afecto al fútbol, sino a otros muchos ámbitos de la sociedad española. Por ejemplo, el hotel Palace pasó a denominarse hotel Palacio.

Así, en virtud de esta nueva norma, equipos como el Athletic de Bilbao y Athletic de Madrid pasaron a denominarse Atlético de Bilbao y Atlético de Madrid (aunque en esa época, tras su fusión con el Aviación, el equipo madrileño pasó a denominarse Atlético Aviación), el Sporting de Gijón era el Real Gijón, el Racing de Santander era el Real Santander o el Football Club Barcelona se denominó Club de Fútbol Barcelona.

Apertura en los 50

A comienzos de los cincuenta hay ciertos signos de apertura. Cambiaron los cargos directivos militares por civiles y se acuerda una especie de bula que permite a algunos clubes gallegos y vascos retomar sus antiguos nombres, aunque sólo se hizo con equipos modestos de escasa relevancia pública, de categoría Regional. Como señala Vicent Masià en su web “lafutbolteca.comson los casos, por ejemplo, del Sestao Sport Club, el Valmaseda Fútbol Club, el Sporting Club Luchana, el Racing Club Elorrieta, el Club Irala Sport o el Club Deportivo Touring en las provincias vascas y el Racing Club Villalbés, el Tuy Racing Club, el Club Sporting Sada, el Club Sporting Mesoiro o el Club Sporting Coruñés en las provincias gallegas.

Derogación en 1972

No fue hasta los años 70 cuando este decreto vería su fin. Algunos clubes reivindican la recuperación de su nombre original con la terminología inglesa. De hecho algunos de estos equipos, aunque habían obedecido el Decreto oficialmente, nunca habían abandonado el uso y en la calle se mantuvo su nombre original, como sucedió con el Sporting de Gijón, el Athletic Club de Bilbao o el Racing de Santander.

El 18 de julio de 1972, atendiendo estas reivindicaciones, se aprueba la derogación del Decreto de 1940, con lo que se deja libertad a los clubs para utilizar la terminología original en inglés. Una gran mayoría de clubes desestiman volver al nombre original, sobre todo aquellos que pasaron de ser “F.C.” a “C.F.”, pero otros si retoman su nombre original, especialmente los que usaban términos como Sporting o Racing. Así lo hace el Athletic de Bilbao y algunos que de los que retoman el “F.C.”, como el Sevilla o el Barcelona. El Atlético de Madrid, sin embargo, mantuvo su nombre «españolizado» tal vez como un símbolo inequívoco de independencia del club bilbaíno, que fue su matriz original.