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El PP no pierde de vista a Aldama, pero lo que le vuelve loco es Begoña Gómez

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Es curioso que el PP no exhibiera en el Congreso el último producto de la factoría Aldama, esa hoja con nombres de provincias y empresas escrita a mano y que no prueba mucho por sí sola. Sí hubo tiempo para inventarse un viaje de negocios de Begoña Gómez a Rusia junto a Aldama

Begoña Gómez niega ante el juez el tráfico de influencias: “Las cartas que firmé apoyaban un programa, no a empresas”

Con tanta revista de prensa como hay en el hemiciclo y diputados sacando copias de titulares de los medios para reforzar sus argumentos o posar para la foto como azafatas de concurso televisivo y resulta que el Partido Popular decidió no exhibir el miércoles el último producto de la factoría Aldama. El mejor, sin duda. El más divertido. Una hoja con nombres de provincias y empresas supuestamente escritos a mano por Koldo García y con el aspecto de un ejercicio escolar. Es el papel arrugado que Óscar Puente llamó “papeluco”. Si eso es la ‘smoking gun’, no se puede negar que lanza básicamente humo, en especial si el exasesor de Ábalos no la confirma.

Hubo un tiempo en que lo de tirar de la manta tenía unas resonancias épicas en los casos de corrupción. Amedo tiró tanto que se llevó por delante toda la vajilla de Felipe González. Correa no contó todo lo que sabía, pero lo suficiente como para que el PP tuviera pesadillas. Aldama aporta listados con nombres apuntados o subrayados y le dice al juez que ahí tiene una mina. Va a tener que cavar hasta que no sienta los brazos. 

Todo esto no quiere decir que no haya nada delictivo en el caso Koldo-Aldama-Ábalos. Las respuestas de Koldo García al juez sobre los ingresos que le han encontrado no parecen muy convincentes. El magistrado del Tribunal Supremo ya ha pedido el suplicatorio al Congreso para investigar a José Luis Ábalos por cuatro delitos. Considera que las respuestas que el exministro dio en sede judicial “no se avienen” con los indicios que aparecen en la causa, incluidos documentos. El PSOE ha anunciado que votará a favor del suplicatorio. 

En la sesión de control, puestos a sacar papelotes, el PP optó por no utilizar ese material de Aldama, por más que considere que todo lo que dice tiene que ser cierto. Miguel Tellado se tuvo que conformar con un calendario de citas judiciales en diciembre para casos relacionados con el PSOE. Le daba para hacer unas risas, pero poco más. 

Félix Bolaños mostró titulares de medios de derecha sobre el espectacular enriquecimiento del hermano de Pedro Sánchez hasta terminar con el que anunciaba que todas esas cifras son falsas. Han salido en los medios de los que se nutre habitualmente la oposición.

El PP sí empleó munición de Aldama que ha quedado algo antigua. “Como medida estrella, el piso franco en la calle Atocha 25, donde Ábalos y Ángel Víctor Torres, presuntamente, se veían con señoritas para, eso sí, explicarles lo que el feminismo progresista tanto practica”, dijo Noelia Núñez, del PP. Presentó como un hecho indudable una denuncia sin pruebas hecha por Aldama y negada por el ministro Torres que el propio Aldama desmintió en una entrevista posterior con una radio colombiana. “Yo no he dicho relaciones íntimas”, dijo sobre el uso de ese piso. “¿En algún sitio he dicho yo relaciones íntimas? Yo he dicho relaciones de otros aspectos”.

Hubo cómo no espacio para referirse a Begoña Gómez en una especie de Big Mac de la corrupción en el que comparte cartel con Aldama. Ester Muñoz, del PP, afirmó que Aldama “iba a San Petersburgo con la mujer del presidente Sánchez para hacer negocios”. Eso también viene de Aldama, pero no hubo ningún viaje de ambos juntos con un propósito común a la ciudad rusa, como sugirió Muñoz. Si tu función es dar un hachazo a Sánchez o su esposa, no se te puede pedir precisión en los detalles.

El comisionista dijo en una entrevista que coincidieron en el bar de la azotea de un hotel de San Petersburgo durante la Asamblea General de la OMT, junto a otras dos personas que venían con ella. No estaban hablando de “negocios”, comentó. “No se estaba hablando de nada en concreto, sino del evento y estábamos, como se suele decir, de tertulia”.

Alberto Núñez Feijóo intentó que Sánchez repitiera en el Congreso los ataques a algunos jueces. “¿Cree que el poder judicial va contra usted?”, le preguntó. En esta ocasión, el presidente se puso la capa institucional, no mencionó a su mujer ni al juez que la investiga y declaró que “una amplísima mayoría de jueces cumple con su labor”. El presidente quiso dar una imagen triunfal: “Acabamos como empezamos el año, ustedes con el bulo y nosotros con el Boletín Oficial del Estado”. Esto último, si Junts no pone inconvenientes, claro, que la cosa está un poco chunga para el Gobierno.

Era también el día en que Begoña Gómez volvía a comparecer ante el juez Peinado, y esta vez sí declaró, aunque sólo a preguntas de su abogado. Afirmó que no participó personalmente en ningún proceso de licitación como el que ganó una empresa de José Luis Barrabés y que lo que hizo no fue recomendar adjudicar los contratos a esa empresa, sino apoyar el programa que se llevaba a concurso.

Sobre el máster que dirigía en la Universidad Complutense –el último hilo del que Peinado está tirando una vez que los otros se han ido consumiendo–, afirmó haber seguido los criterios administrativos del centro. Negó haberse apropiado de una plataforma digital con un software elaborado por Indra para su cátedra, lo que ya fue confirmado por la universidad en la oficina de patentes. Lo único que hizo fue registrar la marca y un dominio web cumpliendo instrucciones de la Complutense. La plataforma nunca llegó a estar operativa.

Ese máster se financió con fondos privados, no públicos, dijo. Cuando era codirectora del primer máster, fue retribuida con 15.000 euros al año, una cifra que coincide con el actual salario mínimo. Al pasar a ser directora de la Cátedra Extraordinaria, no cobró un sueldo por ello.

A diferencia del caso del novio de Isabel Díaz Ayuso, nadie ha conseguido probar que Gómez se lucrara con estas iniciativas ni ella lo ha reconocido. La única alternativa a eso sería demostrar que todo lo relacionado con ese máster y cátedra era una ficción creada por la Complutense para dar un puesto de baja remuneración y escaso prestigio social a la esposa del presidente del Gobierno.

La UCO de la Guardia Civil examinó todo el asunto y no encontró indicios de delito. El juez Peinado decidió asumir en solitario la búsqueda de pruebas con la oposición de la Fiscalía. No se sabe que haya sacado algo en claro, ya que cada paso de su instrucción es filtrado con celeridad a los medios de comunicación.

En el apartado de los intangibles, la labor de Peinado no ha sido en balde. El PP lleva meses hablando de Begoña Gómez todas las semanas. Puede que al final sea más importante lo que diga Aldama, pero atacar a la familia del presidente es lo que de verdad les pone a cien.