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Un exempleado de Dabiz Muñoz revela cómo es trabajar en DiverXO: «No levantábamos la cabeza»

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Abc.es 
Dabiz Muñoz es uno de los cocineros más prestigiosos de España. El chef, de 44 años, ha logrado lo que muchos no han podido. La propia Guía Michelin describe su cocina como «hedonista», «divertida» e «irreverente». « Rompe las barrares de la vanguardia gastronómica para entrar en un plano onírico sumamente personal», añade. Aunque Dabiz Muñoz es propietario de varios restaurantes , el más reconocido es DiverXO . Este local, que está previsto que en 2025 cambie su ubicación a La Finca, suma un total de tres estrellas Michelin . Ofrecen un menú degustación , llamado 'La cocina de los cerdos voladores', que invita a los comensales a un «espectacular viaje por las distintas culinarias del mundo, con especial incidencia en la fusión asiática , pero con el uso habitual de productos nacionales». A pesar de esta sugerente propuesta, son muchos los que han criticado sus altos precios . Degustar los platos de DiverXo cuesta 450 euros . Sin embargo, todo aquel que se dedica a este sector sueña con trabajar algún día en este lugar de la mano de uno de los mejores chefs del mundo. Esta oportunidad fue la que tuvo Pablo Colmenares . El cocinero, que actualmente dirige la cocina de New York Burger, ha contado en el podcast 'Con los pies en el suelo' cómo fue esta experiencia . Pablo Colmenares es exempleado de DiverXO. El hombre se ha sincerado y ha hablado sobre su etapa en el restaurante de Dabiz Muñoz . «Mi día era llegar, cambiarnos y empezar a correr. Solo recuerdo correr, correr y correr. No teníamos tiempo de pensar», asegura. El chef indica que era igual que hacer meditación. «Tu cerebro se apaga. Nos enfocábamos en una cosa y no levantábamos la cabeza hasta que comenzaba el servicio», comenta. Colmenares revela que apenas descansaban. «Comíamos justo antes del servicio, en un bol, rápido y andando por la cocina. No nos sentábamos », revela. Para el cocinero, los momentos más complicados surgían en los fogones. « Había más tensión en la preparación . Que no se quemase la salsa, que estuviese todo perfecto...», sostiene. El profesional dice que el «agobio» era tremendo porque todo tenía que estar «perfecto» y preparado para que «no fallase nada». Colmenares señala que el cansacio era tan extremo que cuando llegaban sus días de descanso «estaba KO». «Y eso que era muy joven en esa época y tenía mucha energía, pero me tumbaba en la cama y estaba como si hubiese corrido una maratón », concluye.