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¿Qué dicen los jóvenes a los que llamaron "MENAS" de los titulares que hablan de ellos?: "No lo entiendo"

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Judith Obianozie y Marouane Es-Saghyr, jóvenes extranjeros extutelados, comentan varios titulares que dicen hablar de lo que un día fueron: menores extranjeros no acompañados. Los prejuicios transmitidos por la prensa es una de las patas del documental que protagonizan "Qui soc" de la productora Quepo.

PODCAST | Me llamaban MENA

Tienen varios folios sobre las rodillas y se ríen con ganas. No leen algo gracioso, sino recortes de varios titulares de medios de comunicación que hablan sobre lo que un día fueron: menores extranjeros no acompañados. Sueltan carcajadas y se llevan las manos a la cara no por la diversión que le producen esas informaciones, sino por el surrealismo que contienen en contraste con sus historias reales, con la normalidad de su día a día. “¿Una paga de 4.700 euros? Sí, vamos”, se pregunta Judith Obianozie, joven extutelada procedente de Nigeria. “La pasta que tendríamos si cobrásemos eso cada mes... ojalá”, responde con ironía el marroquí Marouane Es-Saghyr. 

Ambos veinteañeros son dos de los tres protagonistas del documental ‘Qui soc’ (‘Quién soy’), de la productora QUEPO, que busca precisamente romper los estereotipos con los que cargan los menores extranjeros no acompañados, que en España se han convertido en foco de los bulos xenófobos de la extrema derecha, lo que en ocasiones acaba reflejado en titulares racistas de la prensa. 

Los jóvenes se han puesto frente a las cámaras de elDiario.es para comentar algunos de esos titulares con los que no se sienten representados, ya sean por su tinte xenófobo o por el racismo desprendido por el contenido de las iniciativas reflejadas en las informaciones. Es solo una muestra de la discriminación relatada por el documental que protagonizan, un filme que analiza el acoso sufrido por estos chavales a través de la mirada de quienes lo padecen. 

Los temas tratados en el documental han sido seleccionados por ellos mismos, a través de varias entrevistas previas donde ellos trasladaron a los creadores qué preocupaciones querían abordar. Entre ellas destacó el racismo que desprenden muchas de las informaciones que hablan sobre los menores extranjeros no acompañados. 

Durante la pandemia, un hostal del barrio de Grácia, en Barcelona, había alojado temporalmente a decenas de jóvenes migrantes que habían llegado solos a España. Sonia Ros y otros compañeros de la productora Quepo estaban dirigiéndose hacia su sede cuando varios chavales caminaban, mirando un móvil, abrigados con una sudadera por la calle mientras unas señoras con carros de la compra caminaban en la misma acera en dirección contraria. Cuando los vieron, las mujeres cruzaron la calle y se pasaron a la acera de enfrente. 

Esa imagen, símbolo de los prejuicios acumulados contra los menores extranjeros no acompañados y los jóvenes migrantes extutelados, marcó a Ros y sus colegas. “Pensamos que hacer algo para mostrar quiénes eran realmente los chicos que vivían en este hostal, que vivían en el barrio”, explica una de las creadoras del documental. El impulso cristalizó en ‘Qui soc’. 

“No quisimos manipular por lo que empezamos a hacer sesiones con ellos, preguntándoles de qué les gustaría hablar. Les preguntábamos: ‘¿Quiénes sois? Si no sois los criminales que dicen los medios, quiénes sois, cómo os queréis contar’. El tema de la prensa fue clave: nos decían que solo salían cuando detenían a algún menor migrante, nunca salían cuando encontraban trabajo”, añade Ros. 

Marouane Es-Saghyr llegó solo a las costas españolas con 13 años. Entonces, fue trasladado a comisaría para ser identificado, un momento que él toma como ejemplo para describir alguno de esos momentos en los que cree que no fue tratado como a un menor.  “No puedes retener a un menor de 13 años. Por ejemplo, en mi caso, en una comisaría durante cuatro días con la luz encendida, sin colchón, durmiendo en el suelo. Eso yo creo que no tiene que pasar. Deberían cambiarlo porque es algo inhumano”, sostiene el joven. Después de pasar por distintos centros de acogida, logró obtener los papeles y ha cursado diversas formaciones. Ahora, trabaja como celador en el Hospital del Mar de Barcelona, mientras continúa sus estudios. 

El joven, de 20 años, critica las distintas formas de racismo que sufre en su día a día en España. “Por ejemplo, en el hospital a veces me pasa que llevo a una señora o un señor y me sueltan ‘uy, qué bien se te da mover y conducir la camilla’ con sorpresa. Y pienso: ”Claro, ¿por qué no si es mi trabajo? ¿Por qué soy marroquí?“. También critica en el documental las muchas dificultades que se ha encontrado para conseguir un piso en alquiler por el hecho de proceder de Marruecos. 

Judith Obianozie tiene 20 años y llegó a España con nueve años. Ella llegó con un familiar que en un principio iba a encargarse de ella pero por circunstancias familiares tuvo que ser trasladada a un centro de acogida de menores donde creció. Actualmente, sigue en un programa para jóvenes extutelados, estudia Comunicación Audiovisual y trabaja de forma esporádica. Tiene, cuenta, una vida “normal”. Como cuenta el documental, es una joven como tantas otras, por lo que no entiende el peso de los prejuicios que giran en torno a quienes son o han sido menores migrantes tutelados. 

“Veo algunas noticias y pienso… ¿qué quieres que te diga? Algunos lo harán mal, pues desaprovechan su oportunidad, pero no todos somos iguales. ¿Entonces por qué engloban todos? Da igual lo que hayas hecho, da igual de dónde vengas, da igual cómo hayas venido. No quieren saber nada más. Todos somos lo mismo según lo cuentan”, critica Obianozie.

Según los datos del Ministerio de Inclusión, la mayor parte de los discursos detectados en 2023 por el Observatorio contra el Racismo y la Xenofobia (OBERAXE) la mayoría del discurso de odio en redes tiene como objetivo a los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados “a quienes se deshumaniza y se presenta en las principales redes sociales como una amenaza para la sociedad”. 

En el 45,5% del discurso sufrido por los menores migrantes busca relacionar a estos chavales con la inseguridad ciudadana y en el 52% de los casos “se utiliza un lenguaje agresivo explícito contra ellos”, según el último informe anual del OBERAXE.