La carne de caza, fuera del punto de mira de las casas
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La Universidad Loyol a ha evidenciado en un estudio el potencial que tiene en el consumidor andaluz la carne de caza . Un estudio de esta entidad académica ha detectado que sólo el 26% de los habitantes de la región la consumen en su hogar. Los principales motivos de no consumirla son el desconocimiento acerca de este alimento y la dificultad para encontrarla en los supermercados. Para los que sí la consumen, su buen sabor y la costumbre son las principales razones para hacerlo. Un tercio de los encuestados, además, proporcionó sugerencias para aumentar el consumo de carne de caza, aportando como medidas más importantes la publicidad, la promoción y la información . Por último, la mayoría de los encuestados consideró importante e interesante la certificación como garantía para consumirla. Este trabajo se encuadra en el proyecto Certicaza , liderado por Asaja Sevilla, que quiere aumentar el consumo de los productos de caza. Se trata de alimentos únicos , procedentes de animales que se crían en libertad. Sin embargo, en los últimos años se han convertido en productos cada vez menos consumidos y difíciles de encontrar en restauración y supermercados. Baste reseñar que el 90% de la carne de caza que se produce en España se exporta a Centroeuropa, y especialmente a Alemania , donde el sello de certificación FSC —acredita que la gestión que se hace en un monte público o privado es sostenible con el medio ambiente, económicamente viable y socialmente beneficiosa— es muy conocido. La iniciativa Certicaza busca precisamente reivindicar que es una opción saludable , para todos los gustos y sostenible. El principal objetivo de este proyecto, que, además de con la participación de la Fundación de la Universidad Loyola, ha contado con la colaboración de Montres Gestión Forestal SL, Naturcode Etiquetado Inteligente, FSC España, Asiccaza e industrias cárnicas Incaecol y Cárnicas El Alcázar, ha sido implantar un sello de sostenibilidad, origen y trazabilidad. Certicaza se ha centrado en la elaboración del protocolo de certificación del proceso que sigue la carne del animal silvestre desde su caza hasta el envasado de las distintas piezas procedentes de su canal. De este modo, se completa la certificación hasta el punto de venta, del campo a la mesa, con la garantía de que se trata de carne que procede de cotos de caza mayor de montes ordenados, cuya gestión forestal sostenible está certificada. Se pretende que el consumidor sea consciente, gracias al etiquetado inteligente, a través de un código QR , del impacto positivo que su consumo tendrá tanto en el medio ambiente como en su salud. Y es que son cada vez más los ciudadanos que valoran el origen sostenible de los productos que consumen y que reclaman garantías en relación a la trazabilidad de los alimentos y se interesan por las propiedades de los mismos.