Simpatía en EE UU con el asesino del CEO sanitario
El asesinato de Brian Thompson (50 años), director ejecutivo de la mayor aseguradora sanitaria del país, ha desatado una ola de frustración con el complicado sistema sanitario estadounidense. La rabia, que llevaba tiempo contenida, se ha manifestado de la forma menos esperada, cosechando simpatías hacia un presunto asesino que está detenido por matar a sangre fría, a plena luz de día en el centro de Manhattan, a quien para él representaba todo lo que odiaba de los seguros médicos. El apoyo a Luigi Mangione ha ido más allá de las redes sociales y hay quien incluso se ha ofrecido a pagar sus facturas legales porque ven al detenido como un Robin Hood de la salud. La Policía ha dicho que este falso héroe podría inspirar otros crímenes de personas que lo ven como un «derribo simbólico». Piden precaución porque una «amenaza a corto plazo» contra los directivos de las grandes corporaciones, sobre todo las sanitarias, sobrevuela el país.
Las empresas ya han comenzado a proteger a sus altos cargos. Algunas les han pedido que borren sus huellas digitales de internet y se está contratando seguridad las 24 horas del día, tanto en oficinas como en residencias privadas. Además, las biografías de los trabajadores y sus imágenes se han borrado de muchas webs y algunos eventos en persona que estaban programados para estos días se están cancelando o se están celebrando de manera virtual.
Vamos a «mejorar el sistema», prometió Andrew Witty, director de la empresa matriz United Health Group, en un mensaje interno a sus trabajadores. Según el medio Axios, en los últimos meses la empresa había sido objeto de varias denuncias por querer maximizar sus beneficios negando los reembolsos a pacientes. El problema, según el medio de comunicación, había sido propiciado por un algoritmo para determinar la cobertura de los tratamientos médicos con una alta tasa de error. Pero parece que el crimen contra su director ejecutivo no era nada personal. Los agentes han confirmado que Luigi Mangione, el joven de 26 años detenido en Pensilvania por este crimen, ni siquiera era cliente de United Healthcare. Según las últimas pesquisas, el detenido sabía que la compañía celebraba su conferencia anual de inversores en Nueva York el 4 de diciembre y, aunque ni siquiera conocía al CEO, decidió ir a por él porque formaba parte del equipo directivo de la mayor aseguradora del país. Thompson fue una víctima fortuita con mala suerte.
A raíz del crimen, los usuarios han invadido las redes sociales con historias personales médicas y problemas con los seguros. Los textos relatan momentos tormentosos, como tener que elegir entre curar un cáncer o seguir comiendo y pagando un alquiler, personas que asumen que pronto morirán porque su seguro no cubre la costosa medicación de una enfermedad y en su bolsillo ya no queda más dinero, o el caso de Arete Tsoukalas, una joven de la misma edad que el presunto asesino a quien le diagnosticaron leucemia y el tratamiento solo estaba parcialmente cubierto por su aseguradora, a pesar de llevar años pagando un seguro médico religiosamente cada mes. Tsoukalas ha explicado a CNN que fueron meses duros porque, como joven recién graduada de la universidad, no podía asumir el pago de los 13.000 dólares que le pedían para el tratamiento.
Finalmente, y tras muchas llamadas, emails y solicitudes de ayuda, consiguió ayuda financiera a través de un programa privado de asistencia que ofrecía el fabricante del propio medicamento. «Nadie debería tener que luchar contra un cáncer y un seguro al mismo tiempo», dijo la joven en una entrevista. «Es un sistema muy cruel. Vivimos en un país en que las personas son verdaderamente derrotadas cuando están en su momento más débil y vulnerable, tanto física como emocionalmente».
En otros casos, el problema llega porque el paciente necesita una prueba para descartar una enfermedad grave, pero el seguro trata de retrasarla lo máximo posible, como es el caso de Isaac Rosenbloom, que a sus 43 años le han detectado nódulos en los pulmones. Su médico le ha pedido una resonancia magnética, pero su seguro aprueba la decisión porque todavía no lo ve necesario. Por no hablar de que la mayoría de los seguros no cubren la anestesia que puede llegar a ser más cara que la propia intervención. Poco después de que se cometiera el crimen contra Thompson, la aseguradora Anthem Blue Cross Bleu Shield anunció que daba marcha atrás en su nuevo plan que pretendía limitar el tiempo de que se cubría la anestesia en Nueva York, Connecticut y Missouri. Es decir, en cirugías más largas de lo habitual, posiblemente el paciente tuviera que pagar parte de la anestesia. La medida fue fuertemente criticada por la Sociedad Americana de Anestesiólogos que aseguró que era otro ejemplo de cómo las aseguradoras ponen los beneficios por delante de los pacientes, y la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, dijo que era indignante. Me aseguraré de que los neoyorquinos estén protegidos.
La aplicación de anestesia siempre ha sido objeto de controversia en el mundo sanitario, los médicos tratan de evitar el dolor al paciente recomendando su uso aunque no siempre sea necesaria, y las aseguradoras no quieren aprobarla si no es estrictamente necesaria. En medio de este sinsentido se ha encontrado Gisela Romero, una joven de 33 años catalana que vive en Brooklyn. Tenía que someterme a una pequeña intervención quirúrgica y el médico me dijo que necesitaba anestesia, cuando le pregunté a mi seguro me dijo que ellos no la cubrían y el precio rondaba entre los $1,500 o $1,700 dólares, o algo así, cuenta a La Razón. Ante la imposibilidad de asumir esa cantidad, Gisela decidió pedir una segunda opinión y le propusieron realizar la pequeña intervención, que prefiere no comentar, sin anestesia. Sí me dolió. Nada grave, pero me dolió. La diferencia en dinero fue mucha. El procedimiento supuso $150 dólares de su bolsillo porque el resto lo cubría el seguro sanitario. La industria se defiende alegando que en realidad están protegiendo a los consumidores de los altos precios y en ocasiones de una atención médica innecesaria. No es un tema fácil, teniendo en cuenta que no todo el mundo tiene el mismo umbral de dolor.
El problema que enfrenta el país es que los seguros médicos privados son la única esperanza de la clase media y la población más rica contra la enfermedad, salvo que vivas bajo mínimos o hayas alcanzado la vejez, entonces el gobierno sí ofrece ayudas sociales, como Medicare y Medicaid. Si no, precio medio de un seguro que cubra unas mínimas necesidades ronda los $600 dólares mensuales, sin incluir cobertura médica para ojos y dientes, estas especialidades requieren un plus que pueda alcanzar los $1,000 o $1,200 al mes. Desde que sucedió el crimen contra Brian Thompson, ni el presidente saliente ni el entrante se han referido al caso o al debate nacional sobre las aseguradoras sanitarias, fuertes lobbies estadounidenses que muchos acusan de ser intocables.