Los números y la historia no respaldan al ministro Tovar
En la entrevista con La Nación, publicada el 9 de diciembre, el ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, afirmó que tras la elección de Trump, las decisiones sobre inversión extranjera directa hacia Costa Rica se ralentizarán. Sin embargo, no aportó un análisis del cual se infiera que su afirmación sea realista.
De acuerdo con datos publicados por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), durante los dos gobiernos de Obama (2009-2016) la entrada de inversión extranjera directa (IED) a Costa Rica ascendió a $2.309 millones anuales, de los cuales el 42,2 % provino de Estados Unidos.
En el primer gobierno de Trump (2017-2021), la IED creció, en promedio, a $2.460 millones; un 64,7 % proveniente de Estados Unidos. En los primeros tres años de Biden (2021-2023), el promedio volvió a crecer hasta $3.394 millones, con un 74,4 % correspondiente a Estados Unidos.
Durante tres administraciones diferentes, el promedio de entrada de IED desde Estados Unidos se incrementó significativamente. La explicación se fundamenta en decisiones de negocio de las empresas extranjeras y no en la política de la presidencia de turno.
En el gobierno de Obama abrieron nuevas operaciones en Costa Rica grandes empresas de manufactura de dispositivos médicos, como Abbott Medical y Boston Scientific. A finales del 2014, Intel cerró su planta de ensamble, prueba y empaquetamiento de chips, y trasladó esa operación a Asia, donde se concentra más del 80 % de este tipo de plantas.
El hecho suscitó incertidumbre en la valoración de Costa Rica como sitio idóneo para operaciones de alta tecnología.
Durante la primera administración de Trump, esas grandes empresas expandieron sus operaciones en el país y trasladaron líneas de producción desde Estados Unidos para hacer frente a la pandemia en el 2020.
Costa Rica fue una alternativa para seguir produciendo mientras en Estados Unidos cerraban temporalmente algunas manufactureras de dispositivos médicos.
En el 2021, durante la administración de Biden, Intel reabrió su planta de ensamble, prueba y empaquetamiento de chips en Costa Rica, con una inversión cercana a $900 millones. La reapertura respondió a la escasez de chips causada por la interrupción de las cadenas globales de abastecimiento iniciada durante la pandemia.
El año pasado, la estadounidense Johnson & Johnson empezó la construcción de su negocio en Costa Rica. Es la empresa más grande del mundo en ventas de dispositivos médicos y producirá y exportará a partir del próximo año.
La entrada de IED es la suma de tres componentes financieros: aporte de capital de la casa matriz a la filial, deuda neta (préstamos de la casa matriz a la filial menos los pagos correspondientes) y reinversión de utilidades de las empresas que ya operan en el país.
La importancia de estos componentes para financiar IED hacia Costa Rica cambió significativamente durante las tres administraciones en Estados Unidos. En el gobierno de Obama, el promedio de nuevos aportes de capital fue el componente de más peso, con un 46,4 %. Con Trump, bajó al 24,6 % y con Biden, al 22,5 %.
Desde el 2017, la IED hacia Costa Rica se financia mayoritariamente mediante reinversión de utilidades, que llegó al 81 % en el 2023.
Las utilidades reinvertidas indican una fuerte expansión de las operaciones extranjeras existentes en procura de mayores rendimientos, pero también reflejan menos nuevas inversiones de capital fresco. La rentabilidad promedio del acervo de la IED en Costa Rica creció sostenidamente desde un 5,1 % en el 2016 al 9,3 % en el 2023. Existe una fuerte correlación positiva entre la rentabilidad y los flujos de reinversión de utilidades.
Las empresas estadounidenses que operan en Costa Rica tienen incentivos adicionales a la alta rentabilidad para no repatriar utilidades y reinvertirlas en territorio nacional.
Cambios en los procedimientos tributarios para empresas multinacionales redujeron drásticamente las tasas impositivas efectivas sobre los ingresos extranjeros, al permitir que corporaciones multinacionales con sede en Estados Unidos retrasaran indefinidamente los impuestos estadounidenses y solo pagaran la tasa impositiva de los países con bajos gravámenes, siempre y cuando no repatriaran directamente esos ingresos a la casa matriz.
Este análisis no respalda la afirmación del ministro Tovar. Si la demanda de dispositivos médicos y chips sigue creciendo en Estados Unidos, es esperable que la IED hacia Costa Rica lo haga también durante la próxima administración de Trump.
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Sandro Zolezzi es investigador asociado a la LEAD University y miembro de la Academia de Centroamérica.