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Mujeres

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La lucha feminista ha sido por la igualdad y la no discriminación, y desde luego, el alzar la voz implica desafiar el statu quo. Se trata de luchar en contra de patrones culturales estereotipados que distinguen el comportamiento de hombre y mujeres, sus roles aceptados y el rechazo a que se desafíe por las mujeres. Si bien hay muchos avances en las últimas décadas en los derechos de las mujeres, en forma más acelerada que en otras épocas, el avance ha sido difícil.

Hoy, cualquier político se dice a favor de la igualdad sustantiva y la no discriminación de las mujeres, lo cierto es que no entienden sus contenidos, no actúan a favor de estos principios, no otorgan las mismas oportunidades, no reconocen las dobles y triples cargas de trabajo y coartan nuestras libertades en aras de darnos su protección, lo cual muchas veces tiene el efecto contrario al limitar las decisiones de vida y de desarrollo personal y profesional.

Hoy, la presidenta Sheinbaum está tratando de reformar leyes para crear un Registro Nacional, como padrón de agresores, a nivel nacional. Busca ampliar medidas de protección, atender también a los hijos contra la violencia familiar y doméstica. Nos falta aún vencer la violencia feminicida. A muchos hombres ésta no les impacta, ni los conmueve porque no la visibilizan. Tampoco en su trabajo son conscientes de que las bromas, las burlas, son una forma de agresión y discriminación a las mujeres y a los otros.

La paridad aún sorprende a muchos porque la siguen considerando una cuota 50/50, e incluso ha habido quejas de candidatos que reclaman que si por votación hay más mujeres que hombres en un pleno de Congreso, o en cabildos, elevan su queja ante las autoridades electorales para recomponer los espacios a fin de respetar la cuota. En este sentido, el TEPJF ha emitido sentencias muy claras en razón de que la paridad es un piso, no un techo, para lograr cerrar la exclusión de que han sido objeto las mujeres.

En cuanto al avance de la ley 3 de 3 para evitar violentadores y deudores de pensión alimenticia a sus hijos, y que no puedan ser candidatos, ni servidores públicos, las medidas tomadas por las autoridades electorales han sido la de aceptar declaraciones firmadas. Se revisan los padrones de agresores, que no están completos ni actualizados, así como el de deudores alimentarios, también deficiente. Hay muchos políticos deudores alimentarios, que rápidamente han pagado lo que adeudaban para salir del padrón, pero esta cantidad no necesariamente coincide con la determinada por un juzgador que impone montos adicionales por el tiempo transcurrido u otras omisiones o incumplimientos. Y sigue el proceso en marcha en los juzgados.

En medios de comunicación ya hay muchas más comentaristas en todos los ámbitos, noticioso, deportivo, antes vedados a las mujeres, pero en ocasiones se presenta a jóvenes con vestimentas atrevidas, por ejemplo, en el pronóstico del clima, con lo cual los que elaboran los programas piensan que le dan un atractivo, sin agredir a las mujeres, cuando en realidad las cosifican como objeto sexual.

Hoy necesitamos que los varones apoyen en los hechos al desarrollo de las mujeres. Hay aliados de nuestras causas muy valiosos y decididos. Generalmente son quienes provienen de familias en donde las mujeres han tenido un papel preponderante en su formación, o bien han visto las limitaciones impuestas a sus hermanas o parientes, por ser mujeres.

Las leyes actualmente han evolucionado a favor de las mujeres. Mientras más accedían a la educación superior o a las artes, los oficios, y eran exitosas, más se generaba un sentimiento de competencia desleal de los hombres. Esto fue generando todo tipo y modalidades de violencia. Una reacción a quien se siente desplazado o superado por un contrincante inferior. Las reacciones de defensa se convirtieron en agresiones para frenar esta tendencia imparable.

Desde que la ONU tomó la decisión de impulsar a las mujeres para aprovechar el talento humano en mejorar el desarrollo, y fue creando la Convención contra todo tipo de discriminación contra las mujeres (CEDAW) y en la Convención de Belem do Para para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer ha habido avances en los países parte de estas convenciones. México es de los más avanzados en su legislación.

Como resultado tenemos congresos más paritarios, aun cuando no todas las mujeres tengan conciencia de género, se van formando cuadros en el debate parlamentario. Hemos legislado en materia de violencia de género. Se han tipificado más de 20 conductas en ley contra las mujeres que buscan participar y les son negados sus derechos, se ha logrado que los partidos políticos tengan órganos internos que prevengan y sanciones prácticas de violencia política, se ha logrado establecer en el Código de Delitos Electorales, a las agresiones y discriminación contra las mujeres como delitos electorales, con sanciones que van de multas administrativas o cuatro a seis años de prisión.

Las autoridades electorales han impulsado la paridad en candidaturas a gobiernos estatales y el TEPJF también ha actuado para proteger a las mujeres de agresiones. Ya hay dos sentencias, que elaboró Mónica Soto, que anulan las elecciones municipales por violencia política contra mujeres candidatas. Hay pues avances en este rubro. Falta aún impulsar una cultura política sobre la participación de las mujeres.

Otro criterio del TEPJF es muy importante y se trata de la violencia digital, generalmente anónima. Aunque la ley establece se castigue a los culpables, es muy difícil lograr identificarlos. De ahí que el Tribunal estableció que sin importar quién o quiénes son los autores materiales, lo que el juzgador debe valorar es el daño infringido al proceso electoral por estas acciones y actuar en consecuencia. Se rompe así la impunidad.

Muchas disposiciones de la paridad en todo no se han cumplido, como los gabinetes paritarios o servidoras públicas en consejos de entidades, y en otros rubros. No hay sanción, por lo cual es solo la condena pública, que poco peso tiene en quien ha decidido omitir una ley. Pero la presión y el avance de la lucha feminista habrá de influir en este tema.

Pese a los avances legislativos y las sentencias y jurisprudencia de tribunales, lo que realmente requerimos es luchar por la igualdad sustantiva, la no discriminación y dejar de normalizar la violencia contra las mujeres. Es un proceso cultural. Implica ir minando el patriarcado y construyendo una sociedad más igualitaria y justa. El camino emprendido no tiene retorno, aunque pasen años para lograrlo.