“Mujeres que cambian el mundo” narran las claves para lograr el desarrollo en las comunidades

SANTO DOMINGO.-Detrás del “Premio Mujeres que Cambian el Mundo 2024” existen historias personales y comunitarias que, sin dudas, son inspiradoras.

Es el caso de Rafaela Encarnación y Herminia Bueno (Cuca), ganadoras, respectivamente, del primer y segundo lugar en la categoría desarrollo comunitario, y Bernarda Peña Durán, finalista del renglón voluntariado.

Cada una de estas damas, reconocidas a través del galardón que cada año otorga el Banco Hipotecario Dominicano (BHD), al relatar las circunstancias en que se involucraron en el servicio comunitario, dejaron ver que, de proponérselo, cada quien puede ser como ellas y seguir contribuyendo con el desarrollo del país.

Impactada por miseria
Encarnación, sanjuanera de origen, pero con raíces en el Distrito de Sabana Cruz, Elías Piña, al llegar allí muy joven le impactó la miseria encontrada y que las mujeres sólo se dedicaban a parir y dormir.

“Pensé: yo voy a hacer algo por el bien de la comunidad y por el prójimo, sin pensar en nada, sólo quería ver la limpieza y el progreso de esa comunidad”, fue así como apoyándose en Julio Ramírez, un agrónomo que dio la mano en 1973, formó el centro de Madres las Mercedes y de ahí formó 12 grupos de mujeres que se multiplicó en 56 más y surgió una junta en que formaron emprendedoras que se fueron igualando con los hombres, y las mujeres ganaron terreno.

Para cambiar aquella realidad, Rafaela impulsó granjas de cerdos, chivos, vacas, huertos de hortalizas, así como cursos de costura, velones y otros, y se enfrentó con las autoridades en busca del bien común.

“Yo era fresca, una vez estábamos en un pleito por la carretera de Sabana Cruz, le robamos un grédar a las autoridades y yo le pinché la yipeta al Gobernador” rememoró Encarnación.

Así fue como logró cambiar su comunidad y conquistar el reconocimiento en base a sus acciones. Hoy exige servicios sociales para su demarcación.

Las abejas
Cuca, como le gusta que le llamen, logró incorporar mujeres a la producción apícola. A ella le molestan las picadas de avispas, pero no de las abejas, por el placer que le ha dado impulsar esa labor que ha hecho “florecer” su comunidad.
Contó que de joven, cansada de lavar a mano en el río, a mucho ruego logró engancharse a la guardia, siendo la primera en ese quehacer.

En 1987 al desintegrarse el Batallón de Capotillo la trasladaron a Dajabón y en 1990 invadieron un terreno que era un cerro al que con frecuencia le pegaban fuego y de noche no aguantaban el calor.

Esto la motivó a crear un batallón y gestionar la reforestación de más de 2 mil tareas a través del ministro Jaime David Fernández Mirabal, y así empezó a captar tierra y en el Cerro Juan Carlos, crearon un vivero del que sacaron 180 mil plántulas.

“En el 96 llegó un enjambre a la casa del coronel donde yo trabajaba y de ahí para acá empecé a enamorarme de las abejas y creamos la Asociación de Apicultores La Fronteriza.

Soy la presidenta y hay 73 hombres y 23 mujeres… somos 96 socios, siempre he dicho, ¿por qué un hombre puede coger un cajón de abejas o un fúsil y yo no?”, narró Cuca, quien superó el machismo y con su visión ha impulsado una fábrica de jabón artesanal, involucrando a mujeres y hombres a quienes no deja atrás y espera tengan un día para enaltecerlos.

Ella es secretaria de la Asociación de Agricultores Brisas del Masacre. En su comunidad lidera el progreso, por lo que su galardón no es casual, y aboga por que las mujeres vayan al poder.

Filantropía
Bernarda Peña Durán, en cambio, ha dejado sus huellas en la filantropía. Administradora y vicepresidente de la Fundación Homs. Por dos décadas ha estado involucrada en los voluntariados de asociaciones sin fines de lucro.

Es fundadora y partícipe de la Fundación Arquidiocesana Santiago Apóstol para gestionar alianzas y fondos para los proyectos sociales de la Arquidiócesis de Santiago.

Ideó el Desayuno Empresarial “Manuel Arsenio Ureña” anual con la finalidad de un encuentro fraternal entre el empresariado y el arzobispado, además, promover la construcción y remodelación del Centro Bellarmino de Santiago.

La introducción del encuentro/almuerzo lo hizo Steven Puig, presidente del BHD, junto a Josefina Navarro, vicepresidente senior de Comunicación Corporativa y Responsabilidad Social BHD.

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