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La primavera árabe terminó en diciembre para Al Asad: ¿qué fue de los otros líderes atrapados por las revueltas de 2011?

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Se le llamó Primavera Árabe, pero comenzó en diciembre. En concreto, el día 17 de ese mes del año 2010 en un puesto ambulante de la ciudad tunecina de Sidi Bouzid, cuando un vendedor llamado Mohamed Bouazizi con la paciencia a punto de reventar fue detenido y despojado por la policía de sus mercancías. Como señal de protesta, se inmoló, y su gesto fue la chispa que encendió un malestar larvado en todo el mundo árabe.

Ni las autoridades tunecinas ni, por supuesto, las de los países vecinos, supieron ver que en aquel gesto aparentemente inofensivo estaba el germen de una revuelta que se fue extendiendo durante los meses siguientes hasta el punto de alcanzar, en mayor o menor medida, a todos los países del mundo árabe. Algunos de sus líderes cayeron en las revoluciones de aquel 2011, en algunos casos pagándolo incluso con su vida, pero otros sobrevivieron sin un rasguño.

Uno de los que peor lo pasó fue el dictador sirio Bachar Al Asad, que durante varias semanas estuvo a punto de tener que subirse a un avión, como el que ahora le ha llevado a un exilio dorado a Moscú, para huir de la ira de su pueblo levantado en armas. Tuvo, sin embargo, dos golpes de suerte. Uno de ellos fue que Siria fue el único país en el que el enfrentamiento civil no tuvo dos contendientes (el régimen y los grupos que pedían libertad), sino tres, con la irrupción de los grupos islamistas. Entre los dos hicieron una pinza contra los aperturistas que acabó por aniquilarles.

El segundo golpe de suerte fue la asistencia militar, política y económica que desde el primer momento le prestó el presidente ruso, Vladimir Putin, que vio en Asad una diligente marioneta en al región. Este apoyo permitió al tirano sirio masacrar a sus enemigos, perpetuarse en el poder y vanagloriarse de que había esquivado a la Primavera Árabe. Hasta ahora. Los ecos de aquella rebelión han terminado por alcanzarle en los minutos de descuento.

Ni los autores de su huida hacia Moscú son los mismos que protagonizaron aquella esperanzadora primavera ni el proceso es el mismo, por supuesto. Pero el resultado, para el presidente sirio, ha sido muy similar al de otros de los colegas que hace ahora casi 14 años estaban en el poder.

Este es un repaso del destino de los líderes de las principales naciones involucradas en la Primavera Árabe:

1. Túnez: Zine El Abidine Ben Ali

Derrocado en 2011 tras décadas de gobierno autoritario, Ben Ali, el presidente del país donde todo empezó, buscó asilo en Arabia Saudita, donde vivió hasta su muerte en 2019. Su caída marcó el inicio de una transición democrática en Túnez, aunque darle esa catalogación parece demasiado optimista. Poco a poco, y con la connivencia internacional, el país se va pareciendo cada vez más a una dictadura.

2. Egipto: Hosni Mubarak

Mubarak renunció en 2011 tras masivas protestas. Fue juzgado y condenado por corrupción y complicidad en la represión violenta. Liberado en 2017, murió en 2020, dejando un Egipto gobernado nuevamente por una figura militar, Abdel Fattah al-Sisi.

3. Libia: Muamar el Gadafi

Gadafi fue derrocado y ejecutado en 2011tras una insurrección respaldada por la OTAN. Su régimen de 42 años dejó un vacío de poder que sumió a Libia en conflictos internos, aún sin resolverse. Fue el que peor parado salió de la Primavera Árabe pese a haber sido uno de los líderes árabes más poderosos.

4. Siria: Bashar al-Assad

El siguiente país en la lista de las regiones alcanzadas por los aires de democracia fue Siria. Como se ha dicho, Assad resistió las protestas iniciales, desatando una guerra civil devastadora con tres bandos. Con el apoyo de Rusia e Irán, ha mantenido el control sobre partes significativas del país, a pesar de las enormes pérdidas humanas y materiales. La guerra de Ucrania ha tenido demasiada ocupada a Rusia y el régimen de Damasco ha sufrido las consecuencias.

5. Yemen: Ali Abdullah Saleh

El líder del país, Saleh, dejó el poder en 2012 al poco de ponerse muy complicada la situación y bajo un acuerdo mediado. Sin embargo, posteriormente se alió con los hutíes, enemigos de su sucesor, antes de ser asesinado en 2017 en el contexto de la guerra civil. El país, desde entonces, no ha levantado cabeza y es una nación empobrecida y sin estructura de estado.

6. Arabia Saudita: Abdullah bin Abdulaziz

El reino evitó protestas importantes mediante subsidios y represión. Abdullah murió en 2015, pero su sucesor, Salman, introdujo reformas económicas y sociales acompañadas de mayor control autoritario. Sigue estando muy alejada de la democracia, pero sin aparentemente oposición.

7. Jordania: Abdalá II

El rey jordano logró aplacar las protestas con reformas limitadas pero que contentaron a una oposición sin demasiado arraigue. Aunque las demandas de democratización persisten, se mantiene en el poder en un reino relativamente estable. Es un ejemplo de cómo en algunos lugares la Primavera Árabe pasó de refilón.

8. Marruecos: Mohamed VI

Otro rey que tuvo motivos para estar preocupado, pero que salió indemne, es Mohamed VI, que se adelantó a lo que estaba ocurriendo con cambios constitucionales que otorgaron mayor poder al Parlamento. Mantuvo sin embargo el control centralizado.

9. Bahréin: Hamad bin Isa Al Khalifa

Las protestas en Bahréin en 2011, lideradas por la mayoría chií, fueron sofocadas con ayuda de Arabia Saudita. El rey Hamad continúa en el poder, gobernando con medidas represivas contra la oposición. Otro país en el que la primavera pasó de largo.

10. Argelia: Abdelaziz Bouteflika

Aunque inicialmente sobrevivió a la Primavera Árabe, Bouteflika fue obligado a renunciar en 2019 debido a protestas masivas contra su prolongado mandato. Murió en 2021, dejando un país en busca de renovación política. Y así sigue hoy en día, con elecciones cuasidemocráticas sobre las que hay permanentes y justificadas dudas.