La lengua geográfica, una afección crónica pero inofensiva
La geografía es la ciencia que estudia los fenómenos físicos de la superficie terrestre, estas características se representan, normalmente en un mapa, el cual ofrece información de un lugar concreto o de todo el globo terráqueo sobre ríos, montañas, mares y otros accidentes geográficos. En el cuerpo humano hay un órgano que presenta, cuando tiene algún problema, el aspecto de un mapa geográfico, ese órgano es la lengua.
La lengua es un músculo que se encuentra dentro de la boca. Tiene un papel importante en la masticación pues ayuda a mezclar los alimentos con la saliva para formar el bolo alimenticio y poder tragarlo de manera segura. Además, evita que los alimentos vuelvan a la boca una vez tragados, y así impedir que la comida vaya hacia las vías respiratorias. La lengua también es importante para la comunicación del ser humano ya que permite que se puedan articular diferentes sonidos y pronunciar palabras de manera clara y precisa en cualquier idioma, por lo que contribuye al desarrollo del lenguaje y por tanto de las relaciones sociales.
En la parte superior de la lengua están las papilas gustativas que son las que distinguen los diferentes sabores. Juegan un papel importante a la hora de detectar sabores extraños que pueden estar presentes en alimentos tóxicos y así evitar su ingestión. A los lados de la lengua están los bordes linguales que se encargan de filtrar las bacterias que entran en la boca y mantener la salud bucal correcta. En muchas ocasiones la lengua sufre cambios en la coloración, la textura o en el tamaño lo que indica que existe algún problema. También puede presentar sensación de ardor o picor que el paciente suele relacionar con la ingestión de ciertos alimentos. Cuando esto ocurre, en realidad se trata de una glositis migratoria benigna, “una afectación de la lengua que presenta zonas blanquecinas, alternando con zonas enrojecidas con pérdida de papilas, surcos y grietas que se localizan en la parte anterior y lateral de la lengua. Estas placas aparecen y desaparecen y dan a la superficie lingual la apariencia de un mapa, de ahí el nombre de esta afección de Lengua Geográfica”, explica la doctora Ana Novalbos Wilcher, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
La lengua geográfica no tiene síntomas, más allá de las manchas rojas y de forma irregular que aparecen en la parte superior y en los lados de la lengua, que pueden parecer llagas, y el dolor o sensación de ardor que provocan algunos alimentos sobre todo los ácidos, además de aumentar la sensibilidad a la sal, el picante, las especias o los dulces. No es una afección que pueda causar problemas de salud, pero puede resultar incómoda ya que cuando aparece, puede durar días, meses o años. Sin embargo, desaparece por sí sola y vuelve a surgir de nuevo sin motivo aparente en cualquier momento. La lengua geográfica no es contagiosa y aparece a cualquier edad, en muchas ocasiones comienza en la infancia y suele ser más frecuente en mujeres. “La causa es desconocida, se ha relacionado con diferentes factores como infecciones, déficits vitamínicos o estrés. Aunque no es una alergia, se da con frecuencia en alérgicos a pólenes o alimentos, asma, dermatitis atópica y también parece más frecuente en diabetes juvenil, intolerancia al gluten y psoriasis” añade la alergóloga. Otro factor que puede aumentar el riesgo de padecer lengua geográfica es tener antecedentes familiares de primer grado con el mismo trastorno, por tanto, el componente genético también es un factor a tener en cuenta.
El diagnóstico de la lengua geográfica se realizará examinando la boca y la lengua, pidiendo al paciente que mueva la lengua en diferentes direcciones, verificando la sensibilidad de la zona y comprobando que no tiene fiebre, que es el primer síntoma de infección, además de una historia clínica completa. En contadas ocasiones el especialista pedirá una biopsia para descartar otras enfermedades como candidiasis oral, reacciones a medicamentos o lupus eritematoso. Una vez comprobado el diagnostico, la lengua geográfica no tiene tratamiento. Sin embargo, en algunos casos esta afección puede provocar dolor y sensibilidad. Para lo que el especialista puede aconsejar enjuagues bucales o medicamentos para aliviar el dolor.
Es muy importante mantener siempre que se padezca lengua geográfica, una higiene bucal adecuada y evitar los alimentos que aumentan la sensación de ardor como los cítricos, el tomate, los encurtidos o la comida demasiado caliente. En ocasiones, se puede necesitar un tratamiento con corticoides o enjuagues anestésicos así como suplementos de cinc o vitamina B. Sin embargo, todos estos tratamientos no han demostrado que beneficios producen en los pacientes con lengua geográfica, como la lengua geográfica aparece y desaparece por sí sola, es difícil saber si estos tratamientos son los que hacen que los síntomas desaparezcan.