Griezmann cierra la remontada y hace recuperar la voz al Metropolitano
De repente, en el Metropolitano sólo se escuchaban las voces que llegaban desde la esquina de la grada que ocupaban los seguidores del Sevilla. Marcó Juanlu y el estadio se quedó mudo, aunque hacía esfuerzos para recuperarla con algunos pitos que eran más una manera de desahogarse que una crítica.
El Atlético pensaba ya en igualar al Barcelona cuando recuperara el partido de menos que tiene ahora, se ilusionaba con ganar la Liga y de pronto, el Sevilla se ponía con dos goles de ventaja. Sin respetar jerarquías ni ponerse nervioso después del zapatazo con el que De Paul abrió el marcador.
Todo funcionaba. Parecía que el argentino se echaba el equipo a la espalda como hizo en Cáceres para remontar en la Copa y Griezmann rondaba el gol. Mandó un remate a la escuadra y Álvaro, el portero del Sevilla, le paró otro cuando el marcador todavía no se había movido.
Pero no tardó mucho en marcar Lukebakio porque a veces el mundo lo mueven las casualidades. El belga perdió el balón que De Paul mandó a la red después de enredarse con su compañero Isaac en la salida del área. Y fue Isaac el que marcó el segundo del Sevilla unos minutos después. La salida del área esta vez sí fue clara y Kike Salas hizo una pared con Peque antes de mandar un balón a Isaac que lo dejó solo en un mano a mano con Oblak que resolvió con tranquilidad.
El Sevilla fue ganando sitio en e campo. Se adelantaba en todas las disputas, ganaba los duelos y no dejaba huecos por los que pudiera colarse el Atlético. Hasta que De Paul, otra vez, pareció encontrarlo. Julián Álvarez aprovechó el pase de gol de su compatriota, pero el VAR anuló el tanto por un fuera de juego previo de Giuliano Simeone. Ahora todo parecía en contra del Atlético, que también reclamó penalti por una caída de Gallagher en el área que no daba para tanto.
El peligro y los goles los ponía el Sevilla, que salía con Lukebakio y con Isaac en peligrosos contraataques.
Pero el Metropolitano encontró en el gol de Griezmann la excusa para recuperar la voz. El Atlético jugó la última media hora del partido como si fueran los últimos cinco minutos de una eliminatoria de la Liga de Campeones que tuviera que remontar.
Javi Galán se cansó de poner balones en la cabeza de Sorloth y el noruego de rematarlos. Pero entonces se hizo enorme la figura del portero del Sevilla, Álvaro Fernández, que le sacó tres remates que eran gol.
Tuvo que cambiar la estrategia el Atlético, que encontró la igualada en un disparo desde fuera del área de Samu Lino. El disparo buscó la esquina de la portería después de atravesar un terreno poblado por un montón de piernas y Álvaro esta vez no pudo llegar.
El fútbol es una cuestión de fe, un estado de ánimo que dice Valdano. Y el Atlético y sus aficionados pasaron por todas las emociones posibles antes de sentirse ganadores de un partido que habían visto perdido.
Sólo faltaba que alguien apareciera para marcar el gol que dijera que el partido era suyo, que dependen de ellos mismos para igualar al Barcelona y para ganar la Liga. Y ahí estaba Griezmann en el tiempo añadido para meter la pierna antes que nadie para rematar un pase de Lino y ganar el partido.
La tensión contenida la liberó quitándose la camiseta y yendo a celebrar con la grada. Ahora sí, el estadio recuperaba la voz. El Metropolitano vuelve a sentir.