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El reto de las 52 semanas: cómo funciona y qué nos enseña sobre el ahorro

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Las dificultades económicas hacen difícil ahorrar, pero también hay barreras psicológicas que el reto de las 52 semanas puede ayudar a superar

De la planificación a los gastos de goteo: siete trucos para ahorrar adelantando las compras de Navidad

¿Cuánto dinero ingresas en la cuenta de ahorro cada mes? Si la respuesta es cero, no estás solo. Según el Informe sobre el ahorro y consumo de los españoles 2023 elaborado por Idealo, ocho de cada diez hogares en España no consigue ahorrar o ahorra menos de 500 euros al mes, con un 12% que, no solo no ahorra nada, sino que está consumiendo sus ahorros para poder pagar las facturas.

La inflación, la pérdida de poder adquisitivo y los bajos sueldos explican una gran parte de los problemas que la gente tiene para ahorrar, pero además hay otros motivos secundarios que tienen que ver con la forma en la que funciona nuestro cerebro. Incluso la gente que tiene más dinero fracasa en ocasiones a la hora de ahorrar. Aquí es donde el reto de las 52 semanas puede ayudar.

Qué es el reto de las 52 semanas 

El reto de las 52 semanas es un programa de ahorro muy simple, pero que requiere constancia. Es un método que se ha hecho popular como una forma de ahorrar más de 1.000 euros al cabo del año. Aunque puede parecer una estrategia muy básica, detrás de este reto hay lecciones que podemos adquirir sobre nuestra disciplina, planificación y la relación que tenemos con el dinero.

El reto de las 52 semanas es sencillo: cada semana del año, ahorras una cantidad de dinero equivalente al número de esa semana. En la primera semana del año, ahorras un euro. En la segunda, dos euros, en la tercera, tres, y así sucesivamente hasta llegar a la semana 52, cuando ahorras 52 euros. Al final del año, habrás acumulado un total de 1.378 euros.

No está claro quién inventó el reto, pero se ha hecho popular en redes sociales y entre los influencers de finanzas personales, que lo presentan como una forma estructurada de ahorro para principiantes. No requiere un conocimiento avanzado de finanzas ni herramientas de ningún tipo. Se puede hacer usando una simple hucha, si se hace en efectivo, o incluso usando aplicaciones bancarias para transferir el dinero a otra cuenta. Solo hay que ser constantes.

El cálculo del total se basa en una progresión aritmética. Para sumar las cantidades consecutivas del 1 al 52 se emplea esta fórmula:

S = n/2 x (p + u)

  • n: número de semanas (52)
  • p: primer término de la suma (1)
  • u: último término de la suma (52)

El resultado es 26 x 53 = 1.378. Esta es la cantidad en euros que habremos ahorrado al final del año.

Como todas las progresiones, es extremadamente fácil al principio. Si empezamos con el nuevo año, ni siquiera notaremos los ahorros del mes de enero (un total de diez euros). Sin embargo, en febrero tendremos que ahorrar 26 euros en total, 42 en marzo, y así hasta llegar a las últimas cuatro semanas del reto, en las que en total tendremos que ahorrar 202 euros.

Por este motivo, el reto de las 52 semanas es más difícil de lo que parece. Hacia el final del año, cuando las cantidades semanales superan los 40 o 50 euros, muchas personas encuentran dificultades para mantener su compromiso. Pero esto tiene también una consecuencia positiva: nos obliga a planificar nuestros gastos.

Si no ajustamos nuestro presupuesto o prevemos con antelación los gastos extra (que precisamente se acumulan en diciembre con la Navidad) es fácil que tengamos que abandonar el reto. Por el contrario, para terminarlo tendremos que pensar en el futuro, y esto es precisamente lo que hace que cambie nuestra actitud psicológica ante el ahorro.

Por qué nos cuesta tanto ahorrar

Más allá de los ingresos y el coste elevado en vivienda o suministros, ahorrar dinero es una tarea difícil porque requiere tiempo, disciplina y un cambio en nuestra mentalidad de consumo. Vivimos bombardeados constantemente por información y estímulos que nos impulsan a consumir más y a desear gratificación instantánea. Los precios bajos en Aliexpress o Temu, las ofertas de Black Friday, los anuncios constantes en Instagram o las sugerencias en Amazon están diseñadas para coincidir con nuestros gustos y deseos. 

A esto se une la posibilidad de pagar a crédito o aplazar los pagos, lo que incrementa las compras por impulso, aunque no podamos pagarlas en ese momento, sin pensar en las consecuencias posteriores. Ahorrar, por el contrario, exige detenerse, planificar y priorizar, un proceso que puede resultar tedioso y menos deseable.

La psicología también influye. Un estudio realizado en Polonia comprobó que la situación financiera objetiva (tener más dinero) hacía más probable el ahorro, pero también era más probable que las personas ahorraran cuando tenían una buena percepción subjetiva de su capacidad financiera, en lugar de una negativa, independientemente del dinero que ganaban.

La personalidad y los objetivos son otro factor importante. En un estudio en el Reino Unido se comprobó que incluso las personas que podían ahorrar muy poco dinero (100 dólares en un mes) lo conseguían más fácilmente si los objetivos marcados estaban de acuerdo con sus rasgos de personalidad. Por ejemplo, una persona con mayor apertura a la experiencia estará más motivada para ahorrar para un viaje. 

Ahorrar desafía la naturaleza humana, ya que gastar es más divertido y nos brinda una ilusión temporal de riqueza, aunque el gasto sin control nos puede dejar en una situación financiera peor. Superar este impulso requiere enfocar nuestra atención en prioridades futuras en lugar de en deseos inmediatos. Un ejemplo es el control de los microgastos, como el café diario o las suscripciones a apps y servicios de streaming. 

También es clave dividir el objetivo de ahorrar en pequeños pasos alcanzables, en lugar de intentar abordar una gran cifra de una vez. Por eso el reto de las 52 semanas influye en nuestra mentalidad frente al dinero, porque nos obliga a practicar el ahorro de manera constante.