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La inmigración como oportunidad

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La regularización de inmigrantes, además de promover la justicia y la integración social, constituye una oportunidad crucial para fortalecer y consolidar el crecimiento económico de nuestro país

La reforma del reglamento de la Ley de Extranjería en España, que podría regularizar la situación de unas 300.000 personas anualmente, en los próximos tres años, representa un desafío tanto económico como social. 

La inmigración incide en factores fundamentales como el empleo, los salarios, la productividad y las finanzas públicas, lo que requiere una reflexión sobre las implicaciones económicas de este cambio legislativo. En este contexto es crucial abordar de manera objetiva dos preguntas clave sobre sus implicaciones. 

1. ¿Es asumible la regularización de 300.000 personas cada año?

El Gobierno ha aclarado que la cifra de 300.000 inmigrantes anuales no representa un aumento significativo en las regularizaciones, sino que es una cifra global. Por ejemplo, más de 200.000 personas que vivían sin papeles en regla en España obtuvieron su autorización vía arraigo el año pasado, lo que supone, por lo tanto, que se estima un incremento de 100.000 regularizaciones con respecto al año anterior.

Según la OCDE, los principales países receptores de migrantes son Alemania, Estados Unidos y, en tercer lugar, España, siendo este un fenómeno relativamente reciente en nuestro país.

Según el INE, entre 2008 y 2020 se registró la llegada de más de 300.000 inmigrantes al año, alcanzando un pico de 750.000 en 2019. Sin embargo, a partir del Censo de Población y Viviendas de 2021, el INE ha mejorado su metodología para contabilizar las migraciones, lo que hace que los datos de 2021 y 2022 (888.000 y 1,3 millones de inmigrantes, respectivamente) no sean directamente comparables con los anteriores. Cabe destacar que, aunque medir los flujos migratorios pueda parecer sencillo, en realidad es un proceso bastante complejo. Desde 2021, la nueva Estadística de Migraciones y Cambios de Residencia, se basa en la inscripción en el Padrón Municipal, que, al ser una condición indispensable para el ejercicio de derechos básicos, registra la mayoría del flujo migratorio desde el extranjero. 

A la luz de estos datos, la regularización de 300.000 personas al año (equivalente al 1,5 % de la población ocupada) parece perfectamente viable para nuestro mercado laboral, que entre 2021 y 2023 generó más de 600.000 empleos anuales. La diferencia podría ser más cualitativa que cuantitativa, dado que la regularización facilitaría la transición de la economía sumergida a la economía formal. 

2. ¿Cuál es el impacto económico de olas migratorias en los países de destino? 

El informe de trabajo del FMI 'The Macroeconomic Effects of Large Immigration Waves' (2023) destaca la ola migratoria en España durante la primera década de este siglo, subrayando el notable aumento en el porcentaje de población nacida en el extranjero (del 2% en 2000 al 12% en 2011) durante un período de auge económico y bajos niveles de desempleo. Este ejemplo sirve al FMI para plantear una cuestión fundamental: ¿fue la inmigración la causa del crecimiento económico en España o los inmigrantes vinieron atraídos por las favorables condiciones económicas del país? 

Para abordar esta pregunta, el informe analiza el impacto económico de grandes olas migratorias motivadas por la búsqueda de mejores condiciones económicas, excluyendo los flujos de refugiados que se tratan en una sección aparte.

El análisis abarca 34 países entre 1980 y 2016, considerando 229 episodios de “shocks migratorios”. La conclusión principal es que las grandes olas migratorias contribuyen a un aumento tanto de la producción como de la productividad con efectos cuantificables: un incremento en la entrada de inmigrantes equivalente al 1% de la población empleada de un país genera un aumento del PIB del 1% después de 5 años. 

Esto implica que un incremento de 100.000 inmigrantes en un año (equivalente al 0,5 % de la población ocupada) podría generar un incremento del 0,5 % del PIB al cabo de cinco años, lo que representaría más de 7.000 millones de euros. 

En otro informe de trabajo del FMI de 2021, titulado 'The Impact of International Migration on Inclusive Growth: A Review', se examinan diversos estudios sobre los efectos de la inmigración en salarios, empleo y finanzas públicas. 

Uno de los argumentos recurrentes en contra de la inmigración es que, a corto plazo, la llegada de inmigrantes puede afectar a los salarios y desplazar a trabajadores autóctonos que compiten por los mismos empleos. Sin embargo, los estudios que abordan el impacto en el empleo no encuentran evidencias de efectos negativos sobre la población nativa, mientras que se observan claros efectos beneficiosos a medio plazo. A medida que los inmigrantes se integran en el mercado laboral, los nativos tienden a trasladarse a nuevas ocupaciones, mejorar su formación y, como resultado, aumentar su productividad. 

El impacto económico de la inmigración en las finanzas públicas ocupa un lugar destacado en la opinión pública, por encima de los efectos en salarios o empleo. A corto plazo, los inmigrantes generan un mayor gasto debido a los costes asociados a su integración social y asistencia durante la búsqueda de empleo. No obstante, el coste sanitario es relativamente bajo, ya que los inmigrantes suelen ser más jóvenes. A medio y largo plazo, una vez que se integran en el mercado laboral, los inmigrantes aportan un saldo neto positivo a las finanzas públicas, contribuyendo a través del pago de impuestos y cotizaciones sociales. En sociedades con una población envejecida, los flujos migratorios juegan un papel crucial al proporcionar mano de obra joven, lo que alivia la presión sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones y la sanidad.

En conclusión, numerosos estudios internacionales demuestran que las olas migratorias generan un impacto positivo en la productividad, la producción y el empleo, debido a la complementariedad entre los puestos ocupados por nativos e inmigrantes. Además, la integración de los inmigrantes en el mercado laboral formal no solo representa una oportunidad clave para reducir el tamaño de la economía sumergida, sino también para mejorar las perspectivas demográficas a largo plazo, contribuyendo al sostenimiento del sistema económico y social.

La regularización de inmigrantes, además de promover la justicia y la integración social, constituye una oportunidad crucial para fortalecer y consolidar el crecimiento económico de nuestro país.