Las Escolapias cumplen 125 años dejando una huella indeleble en Cabra
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El Colegio San José, comúnmente conocido como las Escolapias de Cabra, celebra este año su 125 aniversario. Para hablar del origen de este centro debemos recordar la figura de José de Calasanz , del que toma su nombre. Con su lema «Piedad y letras», es el creador de las llamadas Escuelas Pías. Estas han servido de ejemplo para varias congregaciones religiosas, como es el caso de las Escolapias. En 1829, su fundadora, Paula Montal, abrió en Figueras el Instituto de Hijas de María Religiosas, la primera institución española dedicada a la docencia femenina. La relevancia de estos centros educativos aumentó hasta llegar a la provincia de Córdoba, donde se crearon escuelas en Lucena, Bujalance y Cabra, el llamado Colegio San José de Calasanz. La sede de este centro docente está en la casa-palacio de los Condes de Cabra, una construcción musulmana situada en el barrio romano de La Villa. Aunque hubo posibilidad de que el ayuntamiento comprase esta propiedad, nunca llegó a consolidarse la venta. Finalmente, el 19 de mayo de 1899 las Madres Escolapias firmaron las escrituras de compra a Luis Osorio de Moscoso y Borbón, vigésimo primer conde de Cabra. El colegio abrió sus puertas el 26 de noviembre de ese mismo año, con clases de Párvulos, Educación Primaria , Cultura General y Bachillerato. Una de las primeras alumnas fue la beata María de la Yglesia y Varo, cuya familia ayudó al Colegio de las Escolapias a asentarse en Cabra. La puesta en marcha de este centro supuso un gran avance en la alfabetización de la sociedad egabrense. El nivel educativo masculino destacaba por la presencia en el pueblo del Instituto Aguilar y Eslava, pero la educación femenina era escasa y de baja calidad. Para Luisa Ballesteros, profesora del centro, esta « promoción de la mujer » es una de las principales contribuciones del colegio, especialmente los primeros 50 años. Además, este centro contaba con un internado que permitía la escolarización de niñas de pueblos cercanos, en los que la educación era un problema aún mayor. La formación ofrecida en esta época se distinguía en Educación e Instrucción. La primera de ellas se centraba en aspectos más intelectuales, mientras que la segunda atendía a cuestiones de labores o comportamiento. El trabajo de las Madres Escolapias en la ciudad de Cabra fue también social. En 1918 crearon una modalidad en el colegio que permitía la formación de niñas pobres o con pocos recursos, lo cual era uno de sus proyectos educativos más destacados. Sin embargo, principalmente por presiones de la sociedad de la época , se mantuvieron separadas las clases gratuitas y las de pago. Las alumnas tenían, entre otros, uniformes, patios de recreo y maestras diferenciadas. Ante esto, Asunción Moyano , antigua alumna del colegio, declara: «Yo era consciente de este hecho, no compartíamos nada, tenía asumido que tenía que ser así». Con la aprobación de la Ley General de Educación de 1970 y el Concilio Vaticano II, el colegio entra en una nueva etapa. Esta ley implanta la educación gratuita y obligatoria en toda España y permite las escuelas mixtas, por lo que las Escolapias de Cabra pasan a ser un centro concertado. La estructura del colegio se ha modificado a lo largo de las décadas, principalmente para adaptar el lugar a las necesidades de un centro educativo. No obstante, la conservación y el mantenimiento de la casa-palacio y del castillo se deben exclusivamente a las Madres Escolapias. A pesar de las transformaciones y del paso de los años, este colegio sigue disponiendo de instalaciones destacables como son la capilla y, bajo esta, la cripta de los condes de Cabra. María de la Sierra Luque, antigua alumna, califica esto como una «peculiaridad»: «No todos los colegios religiosos tienen una iglesia y una capilla en su interior». La iglesia perteneció al antiguo Convento de Capuchinos y fue cedida por el obispo de Córdoba el 26 de agosto de 1899, autorizando así la instalación de la Comunidad Escolapia. Esta capilla cuenta con un importante patrimonio cultural, como es el cuadro «La visión de San Francisco en la Porciúncula», obra magna del pintor Juan de Valdés Leal. Actualmente es un centro de enseñanzas básicas con una oferta educativa que va desde los 3 a los 16 años. Cuentan con comedor escolar, realizan convivencias y talleres, y participan en las fiestas medievales de La Villa. La labor social del colegio San José sigue siendo relevante en Cabra. Ejemplo de esto son las declaraciones de la antigua alumna Maruja Mellado: «Ha sido un regalo. Para Cabra ha sido un orgullo tener esta institución, no solo en la parte religiosa, sino también en la parte cultural. El colegio se ha integrado en el pueblo y el pueblo se ha integrado en el colegio». En 2022 recibieron la Medalla de Oro de la Ciudad . Cinco años después, continúan formando a niños y niñas, adaptando la educación y su forma de llegar a los jóvenes, pero sin perder los valores cristianos que han marcado su recorrido durante 125 años.