«Juan sale limpio y Óscar, manchado»
La «derivada Lobato» en la causa que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración de los correos con datos fiscales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, no acabó el miércoles con su dimisión como secretario general del PSOE de Madrid ni tampoco con su declaración ayer como testigo ante el juez del Tribunal Supremo Ángel Hurtado. La testifical de Lobato es solo el principio de lo que ya se anticipa como otro frente de desgaste para el Gobierno, con un desenlace todavía por dilucidar, pero que ya apunta al entorno más próximo del presidente Pedro Sánchez.
Las fuentes socialistas consultadas ya dan por sentado que la próxima en desfilar por la plaza de la Villa de París –sede del Supremo– será Pilar Sánchez Acera, la entonces jefa de Gabinete de Óscar López, y quien envió en un mensaje de WhatsApp a Lobato el controvertido documento sobre González Amador antes de que éste se publicara en medios de comunicación. Óscar López, actual ministro para la Transformación Digital, era entonces jefe de Gabinete de Pedro Sánchez. La polémica impacta ya en el corazón de La Moncloa. López aspira ahora, además, a suceder a Lobato en el liderazgo del socialismo madrileño; esto, si esas aspiraciones no se ven truncadas.
«Esto pinta fatal», resume un dirigente socialista que asume, con cierta frustración, que las derivadas del caso acaben escalando hasta el Ejecutivo central. En el Gobierno existe preocupación, pero sobre todo una sensación de pesadumbre porque el que era el principal foco de desgaste de la presidenta de la Comunidad
de Madrid –al menos, como arma para repeler los ataques a la esposa del presidente, Begoña Gómez– se ha convertido en un bumerán que ha acabado percutiendo contra el PSOE (con la dimisión de Lobato) y contra el Gobierno, si las investigaciones siguen escalando. «Las consecuencias no las esperaba para Lobato, sinceramente. Pueden venir en otro orden y en otras circunstancias», apuntó ayer el presidente de Castilla-La Mancha, diciendo sin querer decir. «Lo que queda claro es que de toda esta historia Juan sale limpio y Óscar, manchado», tercia un tercer dirigente de peso, que desliza que el ministro esta ya inhabilitado para convertirse en secretario general del PSOE de Madrid. «Hace falta una tercera vía al margen de todo este embrollo», puntualiza.
Varios son los socialistas consultados que consideran que Óscar López sale «chamuscado» de este episodio porque no dan credibilidad a que su jefa de Gabinete actuase por su cuenta, sin seguir instrucciones precisas de su superior. Para alguno de estos dirigentes no pasa desapercibido que el pantallazo del correo de Sánchez Amador aparece como «reenviado», esto es, que a la propia Sánchez Acera ya se lo habrían enviado previamente a que ésta hiciera las oportunas gestiones con Juan Lobato para que lo utilizase contra Isabel Díaz Ayuso. La estrategia desplegada concuerda, además, con una coreografía teledirigida desde La Moncloa, donde desde hace meses –por no decir años– han asumido la confrontación directa con la presidenta madrileña, desautorizando a Lobato en su labor de oposición o, como en este caso, indicándole también la línea argumental que debía seguir en el enfrentamiento previsto con Ayuso unas horas después: «Usted dijo ayer que era una inspección a lo bestia. Usted debe mentir (quiere decir: dimitir) por corrupción a lo bestia y mentirosa salvaje», le dice Sánchez Acera.
Precisamente, una de las críticas que fuentes socialistas le hacían a Lobato para forzar su relevo al frente de la federación madrileña era que «no tenía colmillo político» contra la presidenta. Que no incidía lo suficiente con el caso del fraude de su pareja o con las muertes en las residencias durante la pandemia. Aparte de no remontar en las encuestas y ser incapaz de superar a Más Madrid. Ahora, lo que habrá que aclarar es si en ese impulso en la labor de oposición se utilizó políticamente la información filtrada desde la Fiscalía General del Estado contra una rival. Lobato, al menos, tuvo dudas y pidió esperar a que el documento que le habían remitido fuera publicado en medios de comunicación para poder utilizarlo como artillería en la Asamblea. La carta «es buena», llega a reconocer, antes de pedir información de su origen: «Pero la necesito diciendo de dónde la saco. Porque parece que me la ha dado la Fiscalía».
Acera, según el intercambio de mensajes, no da más información de que la tiene «porque llega, la tienen los medios», y, por eso, los cargos consultados creen que lo más verosímil es que si el juez Hurtado quiere seguir el rastro, llame a la jefa de Gabinete de Óscar López para que explique quién le envía primero el documento que ella reenvía después a Lobato. En el PSOE consideran que el episodio de la «traición» de dar fe ante notario de estos mensajes ha quedado ya superado por las futuras implicaciones que pueda tener. «Habrá que esperar. ¿Llegará a López?», se preguntan abiertamente ya en el partido.
En todo caso, Lobato dejó ayer varios recados en clave socialista. El primero, utilizó una carpeta con las siglas del PSOE para portar el acta notarial con los mensajes de WhatsApp intercambiados con Sánchez Acera –que le había requerido el juez. El segundo, a su salida y en una breve intervención ante los medios de comunicación, dejó una declaración de intenciones: «Los socialistas siempre con la verdad y la ley por delante». Un dardo dirigido a Sevilla, donde sus compañeros celebran este fin de semana el 41 Congreso Federal al que él no acudirá tras dimitir el pasado miércoles.