Indignación en Cantabria: rescatan a cinco vacas desnutridas, las alimentan tres años y el juez obliga a devolverlas al maltratador
Un caso de maltrato animal severo ha concluido de forma trágica tras una controvertida resolución judicial que ha generado indignación en Cantabria. En 2022, el SEPRONA decomisó cinco vacas, tres de ellas embarazadas, tras descubrir que su propietario las mantenía en condiciones atroces: desnutridas, encadenadas, a oscuras y con evidentes signos de violencia.
Desde entonces, las vacas han estado bajo el cuidado y protección del santuario La Manada Cántabra, donde les han proporcionado a lo largo de estos dos años el espacio, el sustento y la atención veterinaria pertinente hasta lograr su completa recuperación, ascendiendo su desembolso económico a más de 30.000 euros.
A lo largo de dos años, la protectora ha compartido en redes sociales la asombrosa recuperación de las vacas y el nacimiento de sus crías, ganándose el apoyo de miles de personas y destacando como un ejemplo de esfuerzo colectivo por los derechos de los animales. Sin embargo, el reciente fallo judicial ordena la devolución inmediata de las vacas a su anterior dueño, a pesar de su historial de maltrato.
El fallo ha conmocionado a activistas, defensores de los derechos animales y ganaderos cántabros, quienes han expresado su repulsa por esta decisión que consideran una violación directa de las Leyes de Protección Animal de Cantabria (22/2003 y 6/2018). Estas normativas reconocen a los animales como seres dotados de sensibilidad y promueven su protección frente al sufrimiento.
"La devolución de estas vacas a su maltratador no solo viola estos principios, sino que también envía un mensaje devastador sobre la impunidad del maltrato animal", declaran desde del santuario.
El futuro de las vacas se torna aún más oscuro, ya que probablemente el ganadero las venderá al matadero. "Necesitamos que se obre un milagro", señala La Manada Cántabra en una publicación en Facebook.
La protectora denuncia que en ningún momento del proceso se ha permitido testificar al Seprona, organismo que ordenó el decomiso inicial de los animales. Tampoco se admitieron los testimonios del equipo del santuario que cuidó de los animales durante dos años, ni el informe del veterinario que certificó su estado al momento del rescate y supervisó su rehabilitación. En contraste, sí se ha contado con el testimonio de la parte del acusado.
Ante la inminente devolución de las vacas a su maltratador, La Manada Cántabra ha realizado un llamamiento desesperado para detener esta medida judicial. Aunque la situación es extremadamente complicada, el santuario insiste en que la difusión masiva del caso puede ser clave para revertir la decisión y salvar a los animales.