El desencanto con la inversión extranjera
Creo que la Secretaría de Economía tendrá que revisar la metodología con la que construye sus estimados de Inversión Extranjera Directa (IED).
Apenas hace unos días, el subsecretario Luis Rosendo Gutiérrez informaba que la IED había llegado a 5 mil 737 millones de dólares en el tercer trimestre y establecía una nueva marca histórica.
Pues resulta que los datos que ayer dio el Banco de México señalan que la IED de ese periodo fue de 3 mil 217 millones de dólares, y está lejos de ser un récord, pues en ese mismo periodo de 2021 la cifra fue de 6 mil 428 millones de dólares.
El monto acumulado en los primeros nueve meses de este año es de 35 mil 738 millones de dólares frente a los 35 mil 226 del mismo periodo del año pasado, lo que representa un incremento marginal de 1.5 por ciento.
Es decir, prácticamente nos quedamos igual estos dos años y apenas 3.6 por ciento por arriba de lo registrado en el mismo periodo del 2022.
Del nearshoring hemos venido hablando desde hace ya dos años, y era tiempo de que se empezara a manifestar con más datos sobre la demanda adicional de tierra industrial, según se puede constatar en la información de los desarrolladores de parques industriales.
Sin embargo, aun en el caso de la construcción no residencial, que estaba creciendo fuertemente, ya vimos una caída en septiembre respecto a las cifras de agosto, de 1.5 por ciento en la inversión privada total, y un estancamiento si se compara con las cifras de septiembre del 2023.
Se ha comentado ampliamente que muchas empresas que estaban en vías de desarrollar proyectos han decidido hacer ‘un impasse’ en lo que las reglas del juego internas quedan más claras, como el caso de la reforma judicial.
Y también en lo que se define con claridad cuál será realmente la política comercial del gobierno de Trump.
Los nombramientos de Howard Lutnick, como secretario de Comercio, y Scott Bessent, como secretario de Tesoro, mandaron a los mercados la señal de que quizás la política arancelaria sea menos agresiva de lo que en un principio parecía.
Sin embargo, con Trump nunca se sabe. Ayer mismo volvió a insistir en un arancel de 25 por ciento a todos los productos procedentes de México y Canadá.
Por eso muchas empresas están a la expectativa de lo que suceda con el cambio de gobierno en enero próximo.
No se sabe qué es lo que pueda pasar. El sello de Trump es que le gusta ser impredecible. Es lo que refiere en su libro ‘The art of the deal’.
Ayer también se dieron a conocer los datos del Indicador Oportuno de la Actividad Manufacturera en el mes de octubre por parte del INEGI. No fue sorpresa que resultaran en un estancamiento respecto al nivel del mismo mes del año pasado.
Ayer comentábamos que los datos del PIB al tercer trimestre del año resultaron mejor de lo previsto.
Sin embargo, cada vez parece más claro que su desempeño va a depender sobre todo del consumo.
Aunque éste se ha desacelerado y en octubre retrocedió respecto a septiembre, de acuerdo con el Monitor de Consumo de BBVA, aún existe un crecimiento nominal de 9.6 por ciento a tasa anual.
En esta semana conoceremos las cifras oportunas de las exportaciones al mes de octubre, que nos darán nuevos indicios de lo que debemos esperar de la economía para el cierre del año y más allá.
Pero, por lo pronto, no puede negarse que la IED decepcionó.