Cinco planes de agroturismo originales para escapar de la rutina
Huir al campo para liberarse de la rutina y el estrés es siempre una gran idea. Y, ¿quién dice que en el campo solo se duerme bien y se come contundente? El mundo rural se reinventa a pasos agigantados en la provincia de Burgos, la que más pueblos tiene de toda la geografía española (1.273 núcleos de población para ser exactos) con un boom de actividades agroturísticas perfectas para conectar con la naturaleza y el propio yo a través de la activación de los sentidos. Los viajeros que buscan un plus de singularidad en sus escapadas pueden apuntarse a cualquiera de estas cinco actividades.
Las uroburguers, un manjar del paleolítico
Desde Palelítico Vivo, el único safari de Europa con animales y especies vegetales prehistóricas, surge una nueva experiencia singular, para dar continuidad a su propuesta inmersiva en el mundo de hace 10.000 años. Las hamburguesas de uro son un plato único en España, resultado de la gran labor de conservación e investigación que se desarrolla en este particular parque de la naturaleza.
Los uros son una de las especies prehistóricas que habitaron las tierras de Atapuerca, cuyos yacimientos se ubican a solo 12 kilómetros de Paleolítico Vivo. Aquí, los uros vuelven a vivir en libertad miles de años después. Han sido recreados a partir de los estudios de los Hermanos Heck y se crían en condiciones naturales en los antiguos cazaderos de Atapuerca. Son los descendientes directos de aquellas antiguas manadas.
Fruto de este trabajo de sostenibilidad, reinvención y emprendimiento, un nuevo proyecto se ha cocinado a la sombra de Paleolítico Vivo: las uroburguers. Elaboradas a partir de una carne de sabor muy auténtica y primigenia, muy jugosa y tierna en boca, un exquisito y novedoso manjar que solo se elabora en la provincia de Burgos, bajo a marca “Sabores del Paleólitico”.
Marchando una caña de lavanda
Parece que la vida de la lavanda solo ocurriera en verano, cuando los campos explosionan en flor y los visitantes fluyen en manada a hacerse fotos. Cierto es que pasear entre lavandas es una preciosa experiencia, pero ¿por qué no disfrutar de la magia malva también el resto del año y beneficiarse de sus múltiples propiedades?
Desde Aire de Arlanza, ubicada muy cerca de Aranda de Duero, se ha apostado por el agroturismo sensorial y didáctico dando una vuelta de tuerca a la lavanda. Sus magníficos campos se llenan de actividades durante el verano, como yoga, talleres, conciertos y degustaciones, pero la lavanda se sigue disfrutando durante todo el ciclo de cosecha, destilado y producción, que continúa durante los meses de otoño e invierno.
De esta forma, la destilería abre un nuevo mundo de posibilidades para
el turismo de lavanda, ofreciendo al viajero una experiencia malva que va más
allá y pasa por el conocimiento de forma lúdica y también por la degustación:
miel, cervezas y chocolate de lavanda son alguna de sus propuestas foodies
más seductoras.
Toda una tentación para el paladar y también para los que apuestan por cuidarse naturalmente, debido a los muchos beneficios de esta planta mágica que es buena para dormir (su efecto calmante reduce el nerviosismo), es antiinflamatoria y ayuda a reducir los dolores de cabeza y musculares, entre otras propiedades. ¿Hay forma más original y divertida de cuidarse que con una buena cerveza en la mano?
Ordeñando ovejas churras
Esta especie de oveja de “apellido”
simpático es autóctona de la provincia de Burgos y pasta apaciblemente en el
Parque Natural de Montes Obarenes-San Zadornil pintando una inspiradora imagen
bucólica que anima a ser parte de ella. La Majada de Barcina, muy cerca de la
histórica localidad de Oña, hace ese deseo realidad.
Esta granja ecológica familiar apuesta por recibir invitados para participar en el día a día de ovejas, corderos y carneros. Niños y no solo niños disfrutan enormemente viviendo en primera persona todo su proceso de cría y cuidado de los animales, el ordeño e incluso, si hay suerte, a veces hasta se puede ver cómo nace un corderito. Una experiencia cotidiana en el mundo rural que es todo un plus para el viajero curioso.
De la mano de los propios granjeros, la visita finaliza en la quesería, el momento deseado de todo buen foodie. De aquí salen 5.000 kilos de queso artesanal, que son todo un manjar y una rareza, ya que estas ovejas churras producen mucha menos cantidad de leche respecto a otras razas. Un caprichito muy especial para poner el broche de oro a una jornada rural cien por cien inmersiva.
Apiturismo en la ciudad más pequeña de España
¿Quién se atreve a ser apicultor por un día? O quien dice un día dice para siempre, una vez probada la experiencia de visitar un colmenar en plena actividad en la inspiradora ciudad de Frías.
Cuentan quienes lo han vivido que pocas cosas generan más curiosidad, emoción y hasta adrenalina que el momento de abrir la tapa de una colmena. Y si encima esta experiencia tan atípica acontece en uno de esos lugares de postal, que quienes más saben de lugares bonitos recomiendan como uno de los más especiales de España, el reto no puede ser más tentador.
Estamos en Frías, la ciudad más pequeña de España, con sus 267
habitantes, en medio de las impresionantes Merindades burgalesas. Coronada por
un imponente castillo, con un puente medieval fortificado de gran singularidad
y preciosos ejemplares de casas colgadas, Frías invita a pasear y dejarse
llevar por sus paisajes, en pleno Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil.
Con la empresa Miel de Frías no solo se conoce esta fascinante ciudad de cuento y su entorno, de
la mano de quienes la habitan diariamente. También es posible calzarse el traje
profesional de apicultor y abrir con plena seguridad una colmena. E identificar
a los zánganos, las abejas obreras y, por supuesto, a la reina, diferenciar el
polen del propóleo, la jalea real o de la miel, participar del proceso de
extracción y, por supuesto, hacer una buena degustación de productos locales. Todo
un reto para curiosos y disfrutones.
Baños de bosque: una técnica ancestral para aplacar el estrés
Hay viajeros que montan sus escapadas bajo un requisito básico: la calma y la desconexión de la rutina. Algo que parece sencillo y que sin embargo también merece la pena dejarlo en manos de expertos.
En un destino donde la naturaleza es tan boyante como extraordinaria, con 27 espacios naturales distinguidos, como Zona de Especial Conservación (ZEC) y 11 zonas de Especial Interés para las Aves (ZEPA), no es de extrañar que sea en ella donde se encuentren las mejores oportunidades. También las de hallar el sosiego, la desconexión, el equilibrio físico y mental que tan importante es para la salud y para mantener las exigencias del día a día.
En Sylvatia están firmemente convencidos del poder de la naturaleza para aplacar el estrés y conectar con uno mismo. Grandes conocedores del entorno y expertos en educación ambiental han recuperado la práctica ancestral de los Baños de Bosque para adaptarla a las nuevas necesidades sociales y del viajero que huye del mundanal ruido, a sabiendas de que no basta con huir, hay que encontrar y encontrarse.
Los Baños de Bosque son una inmersión profunda que, de la mano de
un profesional certificado por el "Forest Therapy Institute", que acompaña
y guía en el proceso, permite activar los sentidos, salir de la vida cotidiana y
centrarse en el momento a través de algo tan simple en apariencia como un paseo
relajado por un ecosistema forestal. Un baño fuera de lo común cien por cien
necesario.
Sin duda, Burgos es una apuesta segura. Se trata de un destino que garantiza un viaje lleno de sensaciones, donde el patrimonio, la naturaleza, la gastronomía y la historia van de la mano.