'La francesa Laura' de Marta Poveda
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Investigadores universitarios de Filología y lo que podríamos llamar literatura comparada, con la ayuda que produce esa acumulación de datos que sirve para establecer parámetros proporcionada por la Inteligencia Artificial (IA) , han concluido que la obra La francesa Laura conservada anónima en un manuscrito de finales del siglo XVII en la Biblioteca Nacional, es de Lope de Vega. A fe que, si no es, sí lo parece por su contenido, por la construcción estructural, por su léxico, su ágil versificación y su retórica. El «arte nuevo de hacer comedias» de Lope supuso una rebeldía contra todas las normas del clasicismo, el arte estético de hacer un Lope con el que contribuye Marta Poveda, en la primera obra clásica que dirige, es una creación de equilibrado movimiento coreográfico. Es muy lopesco en tanto en cuanto es libre, emocional, fresco, ágil y bonito de ver. La francesa Laura es esencialmente una obra de celos, también de amor, pero serán los dichosos celos y la concepción tradicional del honor el eje significativo sobre el que gira la historia y provocará el fin de la trama; y lo hará con un sorprendente final que subvierte las profundas reglas de la moralidad con respecto a la honra de los tiempos barrocos. Concretando la trama con algunos detalles para hacer comprensible la obra, podemos afirmar que la historia transcurre en Francia en torno a Laura, casada con el conde Arnaldo. El Delfín, heredero al trono de Francia, se encapricha de ella y se dispone a cortejarla. El triángulo amoroso está presente en el nudo. Sin embargo, la protagonista no da pie a ninguna relación fuera de la norma. El conflicto va a aparecer a través de unas sospechas infundadas del marido quien, en un ataque de celos y por el temor a la pública deshonra, intenta acabar con la vida de su mujer mediante un potente veneno. Por una casualidad, el asunto del veneno falla y, al probarse la integridad de Laura, se restituye la felicidad en la pareja. La obra explora temas como el amor, la traición, la búsqueda de uno mismo y la lucha por la libertad personal y la dignidad de la mujer que persigue superar sus conflictos internos y externos a la vez que su verdadera identidad y autonomía en un medio lleno de restricciones culturales y sociales. El Lope fresco de sus últimas obras nos ofrece un texto que podemos considerar vigente, y más con la propuesta dramatúrgica que nos ofrece la novel directora Marta Poveda, en la que se resalta el protagonismo y la altura moral de la mujer sobre los demás personajes, más cercanos estos a la idea de un amor posesivo o a la satisfacción de sus propios deseos. Es cierto que el texto de Lope muestra el dolor, la toxicidad y la sinrazón que provocan los celos que abren la puerta a la violencia de género, al querer asesinar el marido a su esposa. La honra estaba por encima de los sentimientos. Pero el giro final de la obra es un gran paso para acabar con el horror de la honra que mata (algo que, desgraciadamente, trescientos años después de comedia aún no está del todo superado). Marta Poveda en su papel de directora ha demostrado valentía asumiendo riesgos con una obra compleja y la ha llevado al éxito con la maestría, el arrojo y la generosidad con la que nos tiene acostumbrados en el teatro y en la vida. Excelente su dirección en muchos detalles, aunque yo me quedo con el movimiento de actores y en especial con los toques coreográficos que añaden un plus al espectáculo teatral y le dan una perspectiva contemporánea. A esta idea de modernidad también contribuye la apuesta por la música en directo. El tema 'Blue Moon', una canción popular escrita por Richard Rodgers y Lorenz Hart en 1934 y luego inmortalizada por Frank Sinatra se ha convertido en una balada popular que los espectadores hemos tarareado por lo bajini. 'Toxic' de Britney Spears , también ayuda. La música es una especie de sintonía o telón de fondo que acompaña la acción y da claridad a las emociones. En suma, la dirección de Poveda ha logrado un equilibrio magistral entre un final feliz y convencional y la sensibilidad moral de nuestra sociedad actual. Esta combinación ha permitido una puesta en escena que no solo es reflexiva y contemporánea, sino que también matiza con destreza el sentido del humor, las emociones contradictorias, los malos entendidos y la vitalidad actoral. La obra resulta ser un espejo de nuestra época, donde las complejidades humanas son abordadas con una profunda empatía y un toque de ingenio. El teatro es en esencia interpretación. Marta Poveda, en el papel protagonista de Laura, nos presenta la esencia de una mujer atrapada entre la lealtad y la manipulación, los celos tóxicos y la mentira con una actuación sólida, cálida y convincente, en especial en la expresión de las emociones, quizá con el pequeño problema de una dicción demasiado rápida en ocasiones, que obliga a aguzar el oído, para no perder contenido. Destacada ha sido también la interpretación del conde Arnaldo por Agus Ruiz que ha dado una lección de vocalización y dicción del texto en verso, a la vez que lograba una profundidad emocional dentro de una interpretación equilibrada. Ambos, el actor y la actriz, han desarrollado su trabajo con una complicidad que daba credibilidad a su atracción sensual; han estado espléndidos y han logrado transmitir con gran eficacia los amores, pasiones, celos, aventuras y enredos que caracterizan la obra de Lope de Vega. Su interpretación ha sido tan convincente que han conseguido capturar la esencia misma de los complejos personajes del autor, sumergiendo al público en un torbellino de emociones y situaciones que reflejan perfectamente la maestría del dramaturgo. Los demás actores y actrices: Ángel Ramón Jiménez, Manuela Morales, Leticia Ramos, Samuel Arribas y Martín Puñal , también merecen el aplauso por su trabajo colectivo y su capacidad para mantener el interés del público, destacando quizá la labor de Manuela Morales, que ha encarnado una Flordelís intensa y simpática, y Leticia Ramos en sus papeles de Celia y Leonor, con mucho desparpajo y naturalidad. La escenografía para esta puesta en escena de Toledo ha sido sobria y bella (la de su estreno en Madrid tenía bastante más aparato y venía a reproducir un corral de comedias). La iluminación muy armónica, en especial la de colores dorados, contribuye a destacar el vestuario diseñado por Gloria Caballero en tonos marfil o blanco, que resultaban muy apropiados para embellecer el conjunto. Muy interesante ha resultado el producto final escénico de esta obra lopesca, que ha resultado redonda, entretenida, amena, dinámica y con su punto para la reflexión. El público ha premiado con cálidos aplausos el buen trabajo de todos los integrantes de una obra que no da descanso al espectador de tanta energía como desprende y que los actores transmiten sin tregua. Título: La francesa Laura . Autor: Lope de Vega (IA) . Compañía: Fundación Siglo de Oro. Dirección: Marta Poveda . Intérpretes: Ángel Ramón Jiménez, Agus Ruiz, Marta Poveda, Manuela Morales, Leticia Ramos, Samuel Arribas y Martín Puñal. Vestuario: Gloria Caballero . Coordinación musical: Manuela Morales . Iluminación: Rodrigo Arribas. Escenario: Teatro de Rojas.