Trump elige un polémico equipo de fieles para gobernar
Donald Trump ha enviado señales importantes en su primera semana de decisiones previas a asumir el cargo. De manera acelerada se han comenzado a conocer nombres para la formación de un Gabinete y un grupo de asesores principales para su próxima Administración, sacudiendo a Washington con algunas de sus selecciones más controvertidas.
La última ha sido nombrar a Steven Cheung como director de Comunicaciones de la Casa Blanca, aunque no necesariamente este será el portavoz. Por lo pronto, el reflector lo han robado nombres como el del multimillonario Elon Musk, encargado de una dependencia nueva que auditará los gastos del Gobierno; el exrepresentante Matt Gaetz como posible próximo Fiscal General envuelto en escándalos éticos y legales; el excandidato presidencial Roberto F. Kennedy Jr. como eventual secretario de Salud a pesar de ser un reconocido antivacunas; o el ex comentarista de Fox News, Pete Hegseth para liderar Defensa.
Los nombres apuntan algo que Trump ha dejado claro desde hace tiempo: la lealtad es primordial para cualquiera en su círculo, y sus elecciones para el Gabinete hasta ahora son una señal de que está recompensando a quienes han permanecido a su lado. Casi todos los nominados o nombramientos hechos por Trump hasta la fecha han sido personas que han defendido al presidente electo de alguna manera, lo han respaldado durante la campaña electoral o se han mantenido a su lado en sus momentos más turbulentos.
Cuatro de los nominados al Gabinete, entre quienes están la representante Elise Stefanik como embajadora ante Naciones Unidas, Lee Zeldin como administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Doug Collins como secretario de Asuntos de Veteranos y John Ratcliffe como director de la CIA, formaron parte de su equipo de defensa durante el juicio político en 2020.
El exrepresentante Matt Gaetz ha sido uno de los defensores más audaces y vocales de Trump desde 2016. Robert F. Kennedy Jr. y Tulsi Gabbard fueron destacados defensores del republicano durante la campaña, tras apoyarlo como exdemócratas. Además, los abogados personales de Trump en casos penales, Todd Blanche y Emil Bove, fueron seleccionados para ocupar altos cargos en el Departamento de Justicia después de representarlo en su juicio por el caso de los pagos secretos a principios de este año.
La Administración que se está formando está lejos de ser el «equipo de rivales» que integró el primer grupo de altos funcionarios durante el primer mandato de Trump. Otro punto a destacar es que varios de los nominados han utilizado en el pasado una retórica que socavaría la misión de las agencias que se les ha propuesto liderar.
Gabbard, la exdemócrata designada como directora de Inteligencia Nacional, ha sido acusada de repetir propaganda rusa sobre la guerra en Ucrania y se negó a calificar al líder sirio, Bashar al Asad, como criminal de guerra después de que se le implicara en el uso de armas químicas contra civiles.
Gaetz, por su parte, ha pedido en el pasado retirar fondos al FBI y presentó una legislación para eliminar la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos. Ambas agencias están bajo la jurisdicción del Departamento de Justicia, que estaría bajo su supervisión como fiscal general.
La elección de Trump para liderar el Pentágono, Pete Hegseth, ha sido objeto de críticas por escribir en su libro, publicado a principios de este año, que las mujeres están menos capacitadas que los hombres para desempeñarse en roles de combate. También ha sido crítico con los esfuerzos del Pentágono para fomentar la diversidad y la equidad. Si es confirmado, Hegseth estaría al frente de millones de hombres y mujeres empleados por el Departamento de Defensa.
Kennedy, quien ha sido elegido para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos, lleva años difundiendo teorías conspirativas contra las vacunas, promoviendo el consumo de leche cruda y defendiendo tratamientos no probados para la covid-19, como la ivermectina. Si es confirmado, el excandidato presidencial que se retiró para apoyar a Trump tendría amplia autoridad sobre las agencias de salud y regulación del país que aprueban vacunas, gestionan Medicare y Medicaid, y realizan investigaciones sobre tratamientos para diversas enfermedades.
Además de estas preocupaciones, también se percibe un ritmo más rápido y una visión más clara sobre el futuro que la que había en 2016, cuando Trump ganó por primera vez la Casa Blanca. En ese momento, él y su equipo parecieron estar desprevenidos y tardaron en intensificar los esfuerzos para formar una nueva Administración.
En esta oportunidad, el presidente elector ha actuado con rapidez, nominando no solo a los principales funcionarios de su Gabinete, sino también a funcionarios de segundo nivel en el Departamento de Justicia y a personal sénior en la Casa Blanca, todo ello en aproximadamente una semana desde su victoria sobre la vicepresidenta Harris.
Sin embargo, todavía queda sobrepasar las pruebas que suponen las confirmaciones en el Senado. Los nominados de Trump, particularmente Gaetz, Gabbard y Kennedy, supondrán una prueba para los republicanos en la Cámara Alta y servirán como un barómetro de cuán independientes pretenden ser esos legisladores del próximo presidente.
Se espera que los republicanos ocupen 53 escaños en el Senado a partir de enero, lo que significa que cualquier nominado de Trump podría permitirse hasta tres deserciones republicanas, asumiendo que no obtengan apoyo demócrata. El vicepresidente electo, JD Vance, sería quien rompería cualquier empate 50-50, como reza la tradición.