Ribera y Calviño, principios por nómina
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Hacer lo contrario de lo que uno ha defendido es ya parte intrínseca de la política gubernamental. Pablo Iglesias lo llamó cabalgar contradicciones y Pedro Sánchez cambiar de opinión. Hay muchos eufemismos que pueden utilizarse para intentar barnizar la venta de las convicciones propias, pero cuando sucede es imposible no pensar en aquella gastada frase atribuida a Groucho Marx : «estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros». A Teresa Ribera , vicepresidenta en España y aspirante a serlo en Europa, se le ha juntado esta semana su 'no gestión' de la DANA con sus funambulismos imposibles sobre la energía nuclear. Para alzarse en Bruselas necesita convencer a los eurodiputados de que aunque ha sido una acérrima... Ver Más