Sepultura del futbolín
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Me conciernen muchas penas, o angustias, de las sobrevenidas tras la catástrofe valenciana. El remate me lo ha dado un artesano que ha perdido su taller de futbolines, en Paiporta . Se llama Agustín, tiene 55 años, y lleva una vida entera volcada a ese prodigio silencioso, el de construir el futbolín pieza a pieza, bajo demora y detalle, a la vieja usanza manual, como ya hiciera su padre, del que heredó los útiles y la paciencia y el método de tan bello y recóndito empeño. No queda gente como él, en España. La DANA ha acabado con un oficio que era un milagro, entre el escoplo de escultor y el afinamiento de ebanista, y naturalmente ha dañado a fondo... Ver Más